Del 2 al 22 de noviembre de 2013. Art und Weise, Kunstraum & Heilbar, Berlin.
El próximo viernes finaliza la primera exposición individual de Irene Cruz (Madrid, 1987), aún estáis a tiempo de visitar Aus heiterem Himmel (De repente). La muesta cuenta con la organización de Circular Culture en colaboración con Art und Weise Kunstraum und Heilbar y Nacht und Nebel Festival.
Alejandro Silva escribe para la exposición:
Se apodera de uno cierto romanticismo, durante la visita a la primera exposición individual en Berlín de Irene Cruz (Madrid, 1987), cuando se descubre que su carrera artística tomó rumbo profesional precisamente aquí, en la capital alemana. La luz azul y los entornos naturales de aquella primera serie fotográfica («Inner tales», «Cuentos interiores») persisten tres años después en «Aus heiterem Himmel» (Inesperadamente), pero con más arrojo en la técnica y profundidad en la narrativa. La otrora incipiente artista regresa a casa con la experiencia y el crédito de haber expuesto ya en más de 40 exposiciones.
El enigma es la columna vertebral de las fotografías y vídeos de «Aus heiterem Himmel». El misterio se presenta en múltiples formas, comenzando por el propio binomio de bosques nórdicos y nieblas flotantes que ya constituye, sin duda, una de las señas de identidad de la artista madrileña. Aunque a menudo se le ha relacionado por esta razón, y con acierto, con el universo de Lars Von Trier, en esta serie hemos de sumar una nueva influencia cercana a lo poético-fantasioso. Descalzas, justo antes de que caiga la noche, sus mujeres parecen pequeñas Alicias que buscan perderse. «Aus heiterem Himmel» se desliza «sobre la línea que separa la realidad de la ficción (…) entre el día y la noche». Asegura la artista que «no es un límite», sino «un camino, un puente».
Fotógrafa y al mismo tiempo modelo, Irene Cruz sigue ocultando su rostro en un intento por incluir al espectador en la ecuación del arte. Para conseguirlo se ayuda de rápidos y escogidos movimientos que nos permiten ver su cara desdibujada, borrosa como un cuadro figurativo de Gerhard Richter. Las ráfagas no son suficientes para reconocerla, salvo para quienes ya le conocen, en un interesante juego sobre cómo nuestra identidad es percibida por los demás, al estilo de otros fotógrafos contemporáneos como Quentin Arnaud…