Del 4 de julio al 30 de septiembre de 2012. Museo Nacional del Prado, Madrid.
En el Museo del Prado nos espera este verano una propuesta esbozada por la mano del pintor Eduardo Arroyo (Madrid, 1937). Se trata de una interpretación del Retablo de la Adoración del Cordero Místico de Gante, políptico realizado en 1432 por los hermanos Hubert y Jan Van Eyck. Esta obra constituye un ejemplo clave del arte flamenco del s.XV tanto por su maestría plástica como por su espectacular monumentalidad.
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La interpretación de Arroyo comparte con el original su disposición en forma de múltiples paneles: El Cordero místico de los hermanos Van Eyck se compone de 24 piezas, mientras que el pintor madrileño ha realizado 21 dibujos, 30 materiales preparatorios y tres piezas de artista. Al margen de estas semejanzas compositivas, Arroyo ha introducido numerosos giros personales en su revisión: ha preferido, por ejemplo, utilizar como medio el dibujo a base de lápiz negro sobre papel vegetal, en vez de recurrir a la pintura al óleo, técnica empleada en el original.
No obstante, el cambio más trascendente del conjunto de Arroyo es la transformación de los personajes del políptico, que implica la adición de inquietudes actuales en el mensaje final de la obra. Los hermanos Van Eyck representaron, con la fascinante meticulosidad de la maestría flamenca, diferentes personajes bíblicos y de la tradición cristiana, acompañados de sus rasgos iconográficos característicos. Arroyo retoma estos personajes y modifica sus atributos: La Virgen y San Juan Bautista aparecen leyendo a Joyce y Stendhal respectivamente, Caín lleva una pistola para atacar a Abel, Adán y Eva aparecen vestidos con ropas actuales y los donantes llevan los rostros de los millonarios Ciudadano Kane y Peggy Guggenheim. Por último, la adoración del Cordero representada en el panel inferior, símbolo de la celebración de la vida, ha sido sustituida por un motivo recurrente en la trayectoria de Arroyo: la mosca, asociada con frecuencia a la representación de la muerte, y repetida en forma de estampado.
La temática sigue siendo, pues, una reflexión sobre las dualidades de espiritualidad y materialidad o de la vida y la muerte, revisadas en clave iconográfica contemporánea. Al igual que Van Eyck en su época, yo también he querido hablar del mundo que nos ha tocado vivir, señala Arroyo.
Ésta no es la primera vez que el artista recrea una obra artística del pasado, actualizando su contenido para enlazarlo con conceptos del presente. Durante los años setenta realizó una interpretación de la Noche de ronda, de Rembrandt, en la que hizo alusión al cambio colectivo que estaba a punto de experimentar la sociedad española tras el franquismo.
El proceso de gestación de la obra que nos ocupa comenzó hace varios años, cuando Arroyo vio el políptico original en la catedral de San Bavón de Gante. Fue entonces cuando comenzó un duro proceso creativo –tres años de trabajo angustiosos, recuerda el artista- cuyo resultado podemos disfrutar hasta el próximo 30 de septiembre.
Etiquetas: Eduardo Arroyo, Museo del Prado Last modified: 13 julio, 2012