La Galería Estrany–de la Mota ha presentado la primera exposición individual del artista Martí Anson. El proyecto titulado “Se vende plaza de parking” parte de un estudio del crecimiento urbano y como este ha propiciado progresivamente una carencia de suelo urbanizable en los núcleos urbanos.
El artista ha situado una instalación site-specific que modificará irónicamente la arquitectura y los usos habituales del espacio expositivo de la galería, el artista realizará una reflexión acerca de las transformaciones y la reutilización de los espacios arquitectónicos muertos mediante la utilización de estos para otras actividades temporales.
Según los estudios recientes, el 79,20% del territorio de Barcelona está urbanizado, con el mismo ritmo de construcción, se pronostica que el territorio urbanizable de la ciudad se agotará entre 2018 y 2021. Frente a este fenómeno, los arquitectos abogan por otros modelos constructivos más enfocados en reformular los espacios existentes, sobre todo aquellos considerados muertos. Un ejemplo de este tipo de prácticas es la de aprovechar espacios urbanos como azoteas para la construcción de huertos o zonas verdes. Otro ejemplo, es como de forma inconsciente se han ido utilizando los garajes particulares de las viviendas unifamiliares para otro tipo de actividades como el almacenaje o el bricolaje.
Estos espacios, como espacios que pertenecen a la vivienda, pero que por su naturaleza están lo suficientemente apartados de ella, también han sido el lugar idóneo para ser los primeros locales de ensayo o como los primeros despachos de lo que luego han sido grandes empresas, como es el caso del antiguo garaje de Palo Alto (California) donde se fundó la empresa Hewlett–Packard en 1939.
Con el paso del tiempo este fenómeno de la reutilización de los espacios para guardar vehículos ha afectado también a los parkings de las grandes superficies. En Estados Unidos, por ejemplo, es habitual como se reutilizan para otras actividades como, por ejemplo, lugares en los que aprender a conducir o reapropiados como espacios de reunión para hacer barbacoas.
Este marco es el punto de partida de Martí Anson para el proyecto Se vende plaza de parking, en el que sigue investigando sobre la modificación de los espacios arquitectónicos para generar un estado de incertidumbre. El artista levanta unas expectativas que siempre se ven frustradas, porque en realidad, su único fin es el de generar expectativas en sí mismas. Crea situaciones paradójicas en las que aparentemente nunca pasa gran cosa generando, de este modo, espacios de suspensión.
La instalación formalmente es una réplica pop de un garaje, en la que el artista reproduce en el espacio expositivo los diferentes elementos que, sin ser conscientes, tenemos interiorizados y nos permiten identificar este tipo de espacios. Una retícula blanca como elemento de ordenación que delimita el espacio que puede ocupar cada uno de los coches, el suelo gris que continúa en las paredes con una altura de un metro que protege la superficie de los golpes, la franja granate de unos quince centímetros que permite tener un referente visual para calcular las distancias con las paredes en el momento de aparcar o la presencia de un vehículo en el propio espacio de la galería. Copiando estos elementos arquitectónicos y desplazándolos de un lugar a otro genera en el espectador una situación de extrañeza, hace desconocido lo ordinario, aquello a lo que estamos acostumbrados. Un recurso que el artista ya ha utilizado con anterioridad en otros proyectos como Martí i la fàbrica de farina [Martí y la fábrica de harina] (2009).
Al igual que plantean los arquitectos y los urbanistas, frente al fenómeno de falta de espacio urbanizable, el artista recupera un espacio en desuso de la galería (el hall de entrada) para darle una nueva función. A la vez que lo convierte en otra cosa, deja de ser un lugar de contemplación y las modificaciones espaciales que realiza intensifican su inutilidad, convirtiéndolo en un espacio para reflexionar sobre el significado del arte y su finalidad.
Genera estados de suspensión en los que aparentemente no sucede nada, pero los pequeños detalles permiten abrir la reflexión a otros temas como el trabajo, el patrimonio o el cooperativismo. En Se vende plaza de parking recupera la condición discursiva de todo su trabajo y la tensión que este establece con la contemporaneidad. Nos habla de la paradoja del arte, el resultado de un gran esfuerzo por parte de un creador que muchas veces no tiene un efecto concreto, se trata de una obra que muchas veces solo es comprensible por sí misma y que hace hincapié en la falta de utilidad del propio arte.
Artista: Martí Anson
Fechas: Hasta el 17 de junio de 2016
Lugar: Galería Estrany de la Mota, Barcelona