El Museo Reina Sofía dedica una exposición a Dora García (Valladolid, 1965), artista conceptual que desarrolla desde los años noventa una exhaustiva investigación estética en torno a los difusos límites entre lo real y su representación. La práctica de Dora García hace visibles a través de formatos y medios diversos —dibujo, vídeo, instalación, teatro o performance—, los mecanismos de funcionamiento de los procesos comunicativos culturales, explorando y cuestionado cómo se produce la relación entre el artista, la obra y sus públicos. Sus proyectos buscan la implicación activa y crítica de los espectadores, cuyas acciones, decisiones y omisiones condicionan el desarrollo y la configuración formal y material de las obras.
Esta exposición, titulada Segunda Vez, toma su nombre de un relato homónimo de Julio Cortázar y de uno de los proyectos más recientes de la artista, consistente en una serie de cortometrajes en los que la figura del intelectual argentino Óscar Masotta sirve como hilo conductor para plantear cuestiones relativas a la performance, el psicoanálisis y la política, con especial atención a las estrategias de metaficción y repetición.
La muestra recoge una selección de los trabajos que Dora García ha realizado desde finales de la década de los 90 hasta la actualidad, incluyendo obra nueva, entre performances, películas, vinilos, dibujos y textos. Las piezas se distribuyen en tres espacios del edificio Sabatini: la planta tercera, la Sala de Protocolo y la Sala de Bóvedas.
“Hay un agujero en lo real”, con esta frase de la serie Golden Sentences (Frases de oro) que remite, según García, a “una parte de nuestra realidad que nunca conseguimos representar a través del discurso ni de la imagen” da comienzo la exposición.
Segunda Vez, evitando una lectura cronológica, recorre la trayectoria de Dora García, respondiendo a todos los referentes intelectuales que han marcado su obra -desde los literarios hasta los marginales, disidentes o inadecuados- y de los que se nutre su práctica artística.
Dora García trabaja con la percepción y con el público, intentando reactivar el aparato cognitivo del espectador con el fin de hacerle ver la realidad desde perspectivas alternativas. Uno de los medios que utiliza para conseguirlo es la performance, el soporte que tiene más protagonismo en su obra. De la muestra forma parte un programa específico de performances que se desarrollarán durante todo el periodo expositivo, con la participación del público y/o performers y que se llevarán a cabo en las salas.
Estas performances tienen como hilo conductor la ficción como una construcción de situaciones, la lectura como proceso colectivo y la narración. García utiliza en este proceso tanto la “performance delegada” con la que suspende, en parte, su propia subjetividad, actuando más como directora de cine o teatro que aspira a convertir al espectador en personaje de su dramaturgia, que como performer, como la “performance duracional”, que no requiere de una audiencia para realizarse, sino que acontece mientras permanezca abierto el espacio expositivo, dando pie a experiencias temporales y espaciales dispares y difícilmente calculables. Ejemplos de ello son Narrativa instantánea (2006-2008), donde los visitantes y todo cuanto tenga lugar en las salas pasa a formar parte de una narrativa que se produce en el momento; o Two Planets Have Been Colliding for Thousands of Years [Dos planetas han estado colisionando durante miles de años, 2017] centrada en las distancias y equilibrios que pactan dos performers y las variaciones posibles que caben dentro de este consenso.
La obra de García no puede desligarse de la reivindicación de la marginalidad como postura artística y manifestación radical de disidencia política. En sus trabajos resuenan historias y relatos en forma de citas o fragmentos que responden a todas sus lecturas. Nombres como Robert Walser, James Joyce, Ricardo Piglia, Allan Kaprow, Antonin Artaud, Jacques Lacan o Franco Basaglia forman un corpus de autores en el que todos ellos transgreden de alguna manera las normas y comparten la expericiencia desplazada de un exilio, real o metafórico. Obras como Los artistas de verdad no tienen dientes (2009), una conferencia en la que García convoca, mediante intérpretes, a tres de estas figuras marginales y rupturistas —Jack Smith, Lenny Bruce y Antonin Artaud—; El artista sin obra (una visita guiada en torno a nada) (2009) que gira en torno a la no producción artística; o Lo Inadecuado, proyecto que ocupó el pabellón español en la 54ª Bienal de Venecia (2011), parten del error, la disidencia o la exclusión.
Por otro lado, en su producción siempre está latente la idea de fracaso. En 100 obras de arte imposibles (2001), una de las piezas más tempranas incluidas en la exposición, García ya planteaba que toda obra de arte es la aceptación del fracaso de otra obra que no pudo ser.
Uno de los temas básicos en los que se centra Dora García es la narración como mecanismo para crear dispositivos escénico-discursivos con los que apela a una comunidad plural de voces, de oyentes, lectores y espectadores, en la que hace circular el lenguaje, activando su dimensión performativa. Narradores, lectores, performers y espectadores se convierten así en un cuerpo colectivo hablante, propiciando espacios de narratividad expandida, de una “continuarración”, por utilizar la expresión de James Joyce. Precisamente, García desarrolló su película The Joycean Society [La sociedad joyceana, 2013] en torno a este autor y al comprometido e intenso ejercicio de lectura de la comunidad de lectores de la Zurich James Joyce Foundation, que se reúne periódicamente para leer su libro Finnegans Wake, lo que supone una continua (re)interpretación y (re)activación de la obra, expandiéndola en cada nueva aproximación.
Asimismo, en el trabajo de Dora García es esencial la influencia de las teorías psicoanalíticas de Jacques Lacan. En ellas apoya su concepción del cuerpo en términos de afectos, como espacio y en relación con otros cuerpos y con el entorno. Esto se puede ver en obras como L’amour (2016), Jacques Lacan Wallpaper (2013) o en la serie Mad Marginal Charts nº 6, que contienen continuas referencias al psicoanálisis.
En esta misma línea, por ejemplo, a partir de la lectura del Seminario XXIII de Lacan, dedicado precisamente a Joyce, la artista articula The Sinthome Score [La partitura sinthoma, 2014-2016], una performance duracional que indaga en las relaciones entre el cuerpo y el lenguaje, entre un reader-lector y un movermovedor. En este trabajo juega un papel esencial también la partitura al posibilitar reelaboraciones y ejecuciones múltiples. En realidad, la partitura posee una especial relevancia en muchos de sus proyectos, como en Performance (2016-2017), pieza de teatro para ser leída, realizada en colaboración con Peio Aguirre.
También es fundamental en muchos de sus proyectos el recurso de la repetición como forma de actualizar la obra de arte en distintos contextos. Este es el enfoque de su acercamiento al trabajo del artista y teórico Oscar Masotta en Segunda Vez (2018), pieza que da título a esta exposición y que se compone de varios cortometrajes, integrados en una película más larga a modo de episodios, en los que vuelven a realizarse algunos de los happenings que Masotta presentó en Argentina en la década de 1960 -El helicóptero, El mensaje fantasma y Para inducir el espíritu de la imagen-, así como ficciones -La Eterna (2017) y el corto Segunda vez (44’) (2017)-. A través de estas repeticiones, García incide no solo en la pertinencia de estas propuestas críticas, sino en su capacidad para convocar temporalidades complejas y establecer contactos entre arcos temporales diferentes.
La exposición continua en la Sala de Protocolo donde se puede ver Respiración artificial (2016), una performance inspirada en un pasaje de la novela del mismo título de Ricardo Piglia, basada en trabajos anteriores, como Narrativa instantánea (2006-2008), o Rezos, y que nos hace tomar conciencia del potencial performativo que poseen la lectura y la escritura.
Completan este espacio varias vitrinas y mesas con documentación y estudios preparatorios sobre diversas obras, libros como L’Angoisse (2016) o Écrits (2017) de Lacan, y dos proyecciones: La Eterna (2017) y Hotel Wolfers (2007), que es la única película realizada por Dora García en formato analógico, en 35 mm., en lugar de digital.
El recorrido expositivo finaliza en la Sala de Bóvedas con Odradek (2018), un proyecto concebido expresamente para este espacio. Se trata de una instalación sonora, realizada con el músico Jan Mech, y basada en el cuento Las preocupaciones de un padre de familia (1919), de Franz Kafka, con la que García da continuidad a su investigación sobre los márgenes, lo que escapa al orden representacional, encarnando una disidencia, una fricción amenazante.
* * * Con motivo de la exposición y la celebración de la Noche de los Libros, Dora García presenta la publicación Segunda Vez. How Masotta was Repeated, que forma parte de su proyecto de investigación en torno a la figura de Óscar Masotta. 20 de abril, 19:00 h. La Central del Museo Reina Sofía * * *
Fechas: Hasta el 3 de septiembre de 2018
Lugar: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid