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JOSEP GRAU-GARRIGA

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Josep Grau-Garriga. Diálogo de luz

Josep Grau-Garriga. Diálogo de luz es el primero de una serie de proyectos de investigación y exhibición impulsados por el MACBA en torno a prácticas y agentes cuya relevancia no ha sido siempre suficientemente reconocida.

Vista de la exposición. Fotografía de Eduard Pedrocchi.

La obra que puede verse en el museo y que da nombre a la exposición, Diálogo de luz (1986-1988), es una instalación variable que Grau-Garriga adaptó e incorporó a distintas arquitecturas; entre ellas, destaca su presentación en 1988 en el hueco de la escalera principal del Palau Robert, donde la pieza se mostró por primera vez.

Grau-Garriga (Sant Cugat del Vallès, 1929 – Angers, 2011), uno de los máximos exponentes de la Escuela Catalana del Tapiz, experimentó con técnicas transdisciplinares y ensayó grandes formatos, más allá de los límites del arte textil tradicional. Lo hizo a través de lo que él denominaba environnements: estructuras que propiciaban la inmersión del espectador en la obra y un contacto más íntimo con los materiales que la constituían. En los environnements, a menudo surgidos de un proceso de creación colectiva, Grau-Garriga exploraba nuevas formas de pedagogía artística para aproximar arte y vida que, a su vez, convertían la obra de arte en una experiencia compartida. Con este tipo de obras, Grau-Garriga se convirtió en un referente de la transformación de la técnica del tapiz a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

Esta investigación ha sido llevada a cabo por Núria Montclús, del equipo de exposiciones del MACBA, y Esther Grau, hija del artista, en colaboración con Àlex Castro y Alba Clavell, del equipo de restauración del museo.

«Creo que el tejido, la fibra, es un medio de comunicación muy importante […]. Ten en cuenta que el tejido es el elemento extraño a nosotros que tiene más contacto con nuestro cuerpo. Es nuestra segunda piel. Todo el mundo está familiarizado con él por el tacto, por la visión. Me parece que vale la pena aprovecharlas. Yo trabajo y busco constantemente soluciones, tactos, materiales y formas nuevas e intento decir cosas a través del tejido.» Josep Grau-Garriga.

Vista de la exposición. Fotografía de Eduard Pedrocchi.

Josep Grau-Garriga

Josep Grau-Garriga fue un artista clave en la renovación del tapiz y el arte textil contemporáneo, tanto en el ámbito nacional como internacional. Tras formarse en pintura, dibujo, escultura y grabado en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios y en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, hizo algunas incursiones en la pintura mural y el vitral artístico. En 1957 empezó a trabajar con Miquel Samaranch en la manufactura Aymat de alfombras y tapices; desde allí ideó la Escuela Catalana del Tapiz, que le permitió poder trabajar con artistas como Joan Miró, Josep Maria Subirachs y Antoni Tàpies.

En 1957 hizo su primer viaje a París, donde conoció a Jean Lurçat, maestro renovador del tapiz a partir de una relectura del tapiz gótico. Un par de años más tarde, en 1959, impresionado por el informalismo matérico y gestual de Jean Dubuffet, empieza a cuestionar su práctica y reconduce sus investigaciones hacia el peso de la materia como elemento clave para conseguir la autonomía de lo textil en tanto que obra de arte. A partir de ese momento, introduce en sus tapices nuevos materiales de carácter más cercano y menos «noble», como pueden ser el yute, la cuerda, o el hilo metálico. Esta búsqueda de la liberación textil y los juegos volumétricos de los materiales empleados conducen al artista hacia una experimentación progresiva de la relación del tejido con el espacio. A partir de los años setenta sus obras muestran un carácter radicalmente diferente y de técnica liberada: son piezas cada vez más tridimensionales, que se alejan de su presentación sobre el muro, crecen en formato y pasan a ocupar el espacio en el que están instaladas.

Alentado por esa ocupación progresiva del espacio y por la exploración del factor tiempo en la experiencia perceptiva de la obra, el artista empezó a realizar un conjunto de environnements efímeros en espacios interiores de edificios monumentales y también en espacios públicos de todo el mundo, como la Arras Gallery de Nueva York (1971), el Centre Culturel du Marais de París (1975), la pista de esquí de Sugarbush en Vermont (1978), la Montgomery University de Washington (1979), en el Museo Rufino Tamayo de México D.F. (1980-1981), el Instituto Francés de Barcelona (1984), el Castellet de Perpiñán (1984) y la catedral de San Nicolás de Alicante (1985), entre otros muchos.

Estos environnements, que siguió desarrollando durante toda su vida, se basaban en composiciones textiles que se expandían por el espacio e interpelaban al espectador, que se convertía en partícipe de la obra por el hecho de habitarla y circundarla. En algunos casos este carácter participativo se concretaba todavía más, ya que se partía de un proceso de creación colectiva y colaborativa que se materializaba en la realización de workshops previos con colectivos diversos, en los que Grau-Garriga reivindicaba el carácter pedagógico del arte e invitaba a los participantes a construir esas creaciones efímeras.

Desde 1964 el trabajo de Grau-Garriga ha podido verse en numerosas instituciones de todo el mundo, como The Museum of Fine Arts de Houston (1970), LACMA (Los Ángeles, 1974), el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris (1981), el Palau Robert (Barcelona, 1988) y el Musée Jean Lurçat d’Angers (1989 y 2002). Recientemente su obra se ha expuesto también en la 22 Bienal de Sídney (2020).


Fechas: Hasta el 11 de septiembre de 2023
Lugar: MACBA, Barcelona

Etiquetas: , , , Last modified: 4 septiembre, 2023