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Tommy Meini

Escrito por: Crítica de arte Entrevistas La Comarca

Tommy Meini: asimétrico total

Temblando de inquietud y sobrados de expectativas, la gran mayoría de los artistas contemporáneos se esfuerzan por crear algo extraordinario, algo más allá de lo ya visto, de lo que circula en las pasarelas de lo establecido. Sin embargo, ese esfuerzo es una pulsión que se desvanece en el aire. Pocos, casi ninguno, alcanzan a inaugurar una visualidad única sellada bajo el trasnochado emblema de lo “original”. Y es que frente a esa disyuntiva que se traduce en frustración, asumo la sensibilidad como valor y distinción. Vale más demostrar sensibilidad en la construcción estética y en los lugares de enunciación que discutir la presunta originalidad. A ratos, esa predisposición bulímica por el hallazgo de lo nuevo conduce al despropósito y a la desfiguración hiperbólica del ego. Nada de esto sucede con la narración visual de Tommy Meini quien, por encima de toda presunción y arrogancia, pretexta un universo en extremo sensible. Un espacio en el que triunfan la expiación y la redención, en el que las dudas sobre el pasado se actualizan a través de preguntas que -por esta vez – hallan respuestas.

Aprovecho esta nueva entrada en mi columna La comarca para presentar a los lectores de PAC su nueva serie Tensiones asimétricas. Se trata, en toda regla, de un ensayo sobre las desviaciones y las pasiones denodadas. Hablamos de una suerte de radiografía de la infracción: un ejercicio de auscultación del yo que atraviesa los episodios de la infancia para recorrer la experiencia de una vida sujeta a los cambios y la fluctuación de las asimetrías. Las palabras no significan nada frente a las imágenes. Meini se posiciona en el ámbito visual más que en el lingüístico si bien su propuesta se consolida como un gesto narrativo y cómplice.

Como constancias de esto último dejo aquí una entrevista realizada al artista en la que cuenta en detalles acerca de las modulaciones de su imaginario y de las relaciones de éste con la música y el cine. Le acompaña a esta conversación una reseña sobre su trabajo escrita por Pedro E. Rizo, quien recientemente visitó la Fundación Gladys Palmera y conoció, en primera persona, la obra de Meini.

Fighters © Tommy Meini

¿Cómo surge “Tensión asimétrica”?

Es extraño y casi contradictorio, pero esta nueva serie surge en uno de los momentos menos tensos de mi vida. Coincide con mi llegada y asentamiento en la Sierra de Madrid, un entorno tranquilo e inspirador que me permitió reconectar la mente con la reflexión artística y organizar la producción de obras ya pensadas. Antes mi vida era un vaivén constante y no había producido en concreto nada desde hacía quince años. Me faltaba tiempo para un viaje interior que me permitiera hacer convergen mis dos grandes pasiones en un nuevo registro visual que me complaciera de esta forma. Igual pienso que tiene que ver con la madurez. Sin embargo, creo que de alguna manera esta serie de trabajos no solo es una respuesta o una consecuencia lógica de las circunstancias en las que actualmente vivo. Veo en Tensión asimétrica una suerte de resumen de lo vivido y una especie de mapa que da cuenta de mis intereses culturales y estéticos.

¿Por qué este título?

El título responde a la propia naturaleza de las imágenes y al carácter de cada composición, pero es también una metáfora de la vida: de mi vida. Desde muy niño siempre advertí esa tensión entre las cosas, la (a)simetría me llamaba mucho la atención e intentaba pensar de manare libre más allá de los esquemas o los conceptos dados. Quizás por ello estas piezas mezclan, como en el famoso ajiaco caribeño, todos los elementos que pertenecen a mis grandes pasiones. De una parte, la fotografía antigua (que de hecho colecciono), la música tropical que no solamente escucho, sino que también estudio; por último, el cine fantástico de los años 50, de efectos visuales artesanos, y que resulta un referente muy importante para mi. Desde este lugar de enunciación busco construir nuevas imágenes, recrear experiencias pasadas y trasmitir todo eso que reverbera en mi espacio interior.

Muchas de las composiciones que genero remiten a la infancia. Mi infancia, aunque solitaria y dominada por un sentimiento de no pertenecer a ningún lugar concreto, nunca fue aburrida sino más bien excitante. Siempre estuvo habitada por el universo de collages y de situaciones imaginarias que provenían de los libros, los discos y películas en blanco y negro.

Vista ahora con distancia siento que estoy construido sobre una base sólida que asocio con la quietud de la simetría, pero algo falla, algo siempre falla. Esa estabilidad y ese equilibro -a ratos- no son del todo reales. Percibo entonces que todo puede estar sujeto a una falsa simetría, a un extraño sentimiento de desequilibrio, a tensiones latentes que afloran. Es por ello que vuelvo una y otra vez sobre esa etapa de la vida y me hago preguntas que en ese momento no podía responder. De hecho, hay un dato que no conoces, conseguí hablar muy tarde. Esto, si me apuras, fue una experiencia asimétrica en si misma.

Fotografía y geometría ¿qué conecta estos mundos?

¡Y colores! Son tres mundos, para mi son tres mundos. Todo es geometría. La fotografía es geometría, la representación de figuras en un espacio de dos dimensiones. Otra cosa es la geometría del intelecto y del “filin”, que es la tercera dimensión que intento añadir a la fotografía. Una geometría instintiva y de colores básicos. Colores que uso como notas musicales. Siete notas dan para una infinidad de músicas.

Cowboy Kids © Tommy Meini

Collage ¿por qué?

Me apasiona esta técnica, creo firmemente en sus posibilidades no solo artísticas sino también narrativas. Trabajé de fotógrafo para varios medios, pero lo que me inspira son elementos de otras épocas. Los primeros impactos visuales me vinieron de las películas en blanco y negro. En todas las películas que veía, aunque fueran malas, había una profunda reflexión estética, imágenes fuertes, contextos visuales que me llamaban poderosamente la atención. Por eso me atrapan imágenes que ya existen, imágenes que pertenecen a la cultura visual global. Estas imágenes de otras épocas, una vez duplicadas, transformadas, alteradas e intervenidas, me cuentan historias, nuevas historias. Narraciones todas que se conectan con mis propias experiencias de vida. Como bien sabes, el trabajo que estoy desarrollando actualmente podría entenderse como una reflexión sencilla sobre los momentos impactantes de ese período en el que nos construimos como sujetos, como individuos, como identidad (siempre fluctuante y asimétrica). Realizo un montaje de imágenes de mi archivo personal con formas y colores simples figurando un lenguaje interno anterior al aprendizaje de la escritura. Es, podría decirse, una suerte de geometría de las tensiones subconscientes: las emociones, la sexualidad, la violencia, los miedos, la búsqueda de las raíces, el racismo, etc… Por esta razón, u otras, mis creaciones son instintivas, comandadas por la fuerza misteriosa de los personajes que viven a través mío y provocan pensamientos y recuerdos a quien los contemplan.

¿Qué significa la música para Tommy?

La música es mi vida. Nací enamorado de ella. Desde niño la consumo, pero siempre ligada a un soporte gráfico físico. El vinilo, las portadas de discos e incluso la fotografía. Por ejemplo, cuando descubrí la música cubana fue como un mundo que se me abrió ante los ojos: toda una experiencia emocional que rebasa la música misma. Viajé a Cuba y se confirmó el noviazgo. Fue un flechazo, una especie de amor a primera vista. Tanto fue así que decidí quedarme varios meses para estudiar su historia, sobre todo la historia anterior a la Revolución Cubana. Pero necesitaba conocer visualmente esta época para sumergirme en ella y hacer mi propia película. Comencé a coleccionar fotografías antiguas de artistas, músicos, orquestas y cabarets. Generé un gran archivo que hoy, en su gran mayoría, ha pasado a la colección Gladys Palmera, del que puedo servirme, disfrutar y compartir con amigos.

Woman color Portrait © Tommy Meini

¿Cuba?

Cuba es mi tierra de adopción a plazos. He realizado más de treinta viajes a la isla. El olor de esta tierra roja, literalmente, me atrapa cada vez. Es casi maternal. Cuba es una parte de mí.

¿Gladys Palmera?

Pues mi relación con Cuba y mi pasión por la música cubana fueron justamente mi pasaporte de entrada en la Fundación Gladys Palmera. Antes trabajaba en una casa editorial de Barcelona, primero realizando recopilaciones de músicos cubanos como Beny Moré, Peruchín, Rolando Laserie, la Aragón, etc., y luego reeditando películas fantásticas en DVD. Cuando Gladys me llamó para saber de mi colección de fotografías, fui a visitarla y era evidente que ese era mi lugar. Podría resultar cursi, pero fue una experiencia casi mística, algo que me superó emocionalmente. Su colección de discos afro-latinos era brutal, única. Solo faltaba ponerla en su contexto, desarrollar el archivo histórico de los 78 rpm, las fotografías y los carteles de cine tropical.

Como tú bien sabes la Fundación Gladys Palmera es una organización independiente sin ánimo de lucro que nace con el objetivo de promover la investigación, conservación, aprendizaje, producción y difusión de la música y la cultura de América Latina, el Caribe y España a través del desarrollo de proyectos y actividades de carácter cultural, formativo y/o social.

Estamos hablando, y se dice pronto, del mayor archivo discográfico y documental especializado en música afro-latinoamericana y del Caribe, en el que están representados, a través de más de 50.000 discos de vinilo y pizarra de 45, 33 y 78 rpm, y 30.000 CDs, sus géneros e intérpretes, países, épocas, sellos, marcas y procesos creativos. Además, atesora fondos valiosos con fotografías, partituras, pósters y anuncios, programas, entrevistas, libros, revistas, cancioneros, cintas, vídeos, impresos, objetos personales y memorabilia que ponen en contexto la música que miles de artistas grabaron en Latinoamérica desde mediados del siglo XX. A partir de un exhaustivo criterio de selección, su creadora, la filántropa Alejandra Fierro Eleta, ha ido conformando un universo único y muy personal que sigue enriqueciéndose por medio de constantes adquisiciones realizadas, hasta ahora, en más de 40 países.

No podría estar más agradecido a la vida por este encuentro y por todo lo que ha significado para mi en términos profesionales y personales. Trabajar en la fundación es una experiencia que excede los límites de lo laboral para arrimar una realidad creativa que me hace sentir muy vivo y expectante.

Rotation color © Tommy Meini

¿Ciencia o arte?

Arte, definitivamente. Estudié ciencias a la vez que cursé los estudios en Bellas Artes en Marsella. Me admitieron, pero no fui mucho porque la ciencia y las matemáticas prometían una mejor carrera, un mejor desarrollo económico y una mejor inserción en el mercado laboral. Pero al final, la vida muchas veces decide por uno, y resulta que nunca trabajé en esas disciplinas. Me mueven las pasiones fuertes que tengo y siempre me han sido fieles. No obstante, comprendo el sentido y el interés de tu pregunta. Creo que mi formación académica en el ámbito de las ciencias se expresa de alguna manera en las obras que realizo y en mi pasión denodada por la geometría. Sin duda, el capital asimilado en un uno y otro ámbito, más la vida que he llevado, dan forman a mis imágenes.

¿Curaduría?

Ahora la colección Gladys Palmera ha llegado a una madurez que nos permite mostrarla de muchas maneras distintas y una de ellas es a través de proyectos curatoriales sobre ejes temáticos muy específicos que dan visibilidad a aspectos fundamentales de nuestro archivo. Como curador, estoy trabajando en grandes proyectos expositivos como “Latin Glamour”, que versa sobre la estética de la mujer latina y su impacto en el mundo del entertainment; así como un proyecto muy ambicioso sobre la influencia de los cartelistas españoles en el cine tropical. La curaduría es toda una experiencia en términos profesionales que me ha hecho replantearme muchas cosas. Curar una exposición no solo es exponer parte del archivo existente, sino trazar narrativas que acercar este legado a las buenas generaciones. Es una forma de contar, de narrar, de escenificar.

Francia, Cuba, España y El Escorial ¿por qué?

Aquí añadiría Italia, que fue mi primera tierra de nostalgia y la que marcó mi niñez de manera más profunda. No tengo sangre francesa, mis abuelos venían de Italia, Chipre y España. Por las guerras o la búsqueda de mejores oportunidades. De pequeño me llevaban cada año a la Toscana a visitar la familia. Y desde Francia y delante de la pantalla de televisión, siendo un crío, sentía en el cine realista italiano un mundo que me correspondía más, pero en el que no vivía realmente. Por eso no me siento de ningún lugar y me toca emocionalmente el arte que tiene que ver con la raíz, el desplazamiento, el exilio y el racismo. Como te decía antes, a no tener el sentimiento de pertenencia a ningún país, siento Cuba como el país que elegí. A no poder vivir en Cuba, mi primera oportunidad de trabajar en la música cubana me vino de Barcelona y allí fui. Y luego, como ya lo conté la música me llevó al Escorial, donde me reencontré con el arte.

No sé si esto responde a tu pregunta, pero solo soy un hombre feliz.

African Hunters 1 © Tommy Meini

Tommy Meini: Crónica de un viaje

En el vasto y cambiante universo del arte contemporáneo, emerge la figura de Tommy Meini, un artista que con su serie Tensión asimétrica se posiciona como una voz inconfundible y profunda en el lenguaje del collage. Originario de Arles, Francia, y actualmente radicado en San Lorenzo de El Escorial, España, Meini es un narrador visual cuya obra es un tapiz tejido con hilos de culturas diversas y experiencias personales. Su arte no es meramente una exhibición de creatividad, sino una ventana introspectiva a un periplo personal, marcado por la constante búsqueda de un equilibrio en un mundo inherentemente asimétrico, cambiante, aleatorio y fluctuante.

La serie «Tensión asimétrica», nacida de una etapa de reflexión y sosiego en la Sierra de Madrid, se erige como un crisol de vivencias intensas y un reflejo de la evolución personal del propio Meini. En su trabajo, elementos aparentemente dispares como la fotografía antigua, la música tropical y el cine de los años 50, se fusionan en un correlato visual que trasciende la estética para convertirse en un vehículo de narrativas. Estas narraciones, de alguna manera, entrelazan la odisea personal de Meini con un contexto cultural más amplio, estableciendo un diálogo entre lo individual y lo universal, lo privado y lo público.

La música en toda su amplitud de géneros y estilos, pero especialmente su conexión con la música cubana, es un elemento central en la obra de Meini, evidenciando su vínculo profundo con la isla y su historia cultural. Su obra, por tanto, es el resultado de una amalgama única de formación científica y sensibilidad artística. Su aproximación a la geometría y a la representación visual, pilares en su creación, revela una metodología que rompe y reconstruye la realidad, otorgando nuevas dimensiones a lo cotidiano. La formación dual de Meini en ciencias y artes se refleja en la meticulosidad y atención al detalle de su obra. La geometría se transforma en una herramienta para (de)construir y (re)construir la realidad visual, hablando un lenguaje que trasciende las palabras y toca el alma. En este sentido, Meini no es solo un artista, sino una suerte de hacedor que transforma lo cotidiano en algo extraordinario y trascendental.

Vietnam Girl © Tommy Meini

En su rol de curador en la Fundación Gladys Palmera, Meini brilla por su capacidad para resaltar aspectos cruciales del patrimonio musical y cultural. Su bagaje multicultural, forjado en países como Francia, Cuba, España e Italia, enriquece su perspectiva, permitiéndole trascender barreras temporales y espaciales. Meini tiene la responsabilidad de contextualizar y narrar la vasta herencia musical en la Fundación Gladys Palmera, otorgando voz a elementos culturales que frecuentemente quedan en la penumbra. Cada proyecto curatorial es una oportunidad para tejer historias que conectan el pasado con el presente, insuflando nueva vida a la cultura de formas innovadoras y emocionantes.

Tensión asimétrica es un campo de exploración para Meini, donde investiga la dualidad entre calma y movimiento, estabilidad y volatilidad, desafiando las concepciones tradicionales de equilibrio. Cada obra es un espejo de su alma, un lienzo donde se plasman asimetrías y tensiones, en una incesante búsqueda de armonía dentro de la complejidad de la vida humana. Su arte se convierte en una invitación al espectador para sumergirse en las profundidades de la existencia y descubrir la belleza oculta en sus asimetrías. La propuesta se convierte así convierte en una síntesis de su vida, un diálogo interior que profundiza en la dualidad inherente a la existencia.

La integración de elementos como la fotografía antigua, la música tropical y el cine de los años 50 es deliberada, sirviendo como puentes entre el pasado y el presente de Meini. La fotografía es un canal para la exploración de la memoria e identidad, mientras que la música y el cine proporcionan un marco para entender cómo las narrativas visuales y sonoras moldean nuestra percepción del mundo.

La obra de Meini es, en definitiva, un testimonio de su incansable búsqueda de significado y de belleza en un mundo repleto de contradicciones y de tensiones. Cada imagen es un episodio en una narrativa más amplia que aborda la lucha por encontrar un lugar en el mundo y por comprender nuestra identidad en un contexto de diversidad y cambio.

Pedro E. Rizo / @thecubanartobserver

Tommy Meini Portrait Colores

Biografía

Tommy Meini (Arles, Francia, 1972). Vive actualmente en San Lorenzo de El Escorial, en España, donde se desempeña como curador en la Fundación Gladys Palmera, probablemente uno de los archivos de música afro-latina y caribeña más importantes a nivel mundial. Como artista, cursa estudios en Bellas Artes de Luminy en 1991. Posteriormente trabajó en la galería de arte contemporáneo Roger Pailhas en Marsella, pero apasionado de música se dedica a la fotografía de conciertos y al comisariado de algunas exposiciones relacionadas con el tema como la muestra que dedicó de los fotógrafos de la revista Les Inrockuptibles Renaud Montfourny y Éric Mulet en las Rencontres de la Photographie d’Arles. En 2001 se instala en Barcelona donde se convierte en creador de las casas editoriales de películas L’Atelier 13 y Bang Bang Movies, cuyas líneas vintage son el cine de ciencia ficción y fantástico y el cine negro. Muy marcado por los años 50, presentes en su infancia a través del cine, la televisión, la música y el diseño popular, busca recrear en sus montajes el impacto de los recuerdos de esa edad en la que nos estamos construyendo o distorsionando.

Etiquetas: Última modificación: 28 diciembre, 2023