Visit Sponsor
Cristina Ortega

Escrito por: Artist Interviews Artistas Detector de Artistas Entrevistas

Cristina Ortega: «Las técnicas manuales, como el bordado, permiten una reflexión profunda sobre el cuerpo, el descanso y la relación con el espacio»

Este capítulo de Detector de Artistas lo dedicamos al trabajo de Cristina Ortega. Hablamos con ella sobre su trayectoria, sus procesos artísticos, su manera de trabajar para evidenciar el menosprecio del descanso y señalar una conexión entre el diseño del espacio transitable y el desgaste de los cuerpos humanos, entre otras cosas. No dejes de leer.

«Mi investigación sobre el potencial de los tejidos como catalizadores del confort y crítica a los sistemas contemporáneos de consumo pretende fusionar la tradición artesanal con la vida contemporánea.»

Cristina Ortega
Retrato Cristina Ortega

¿Cómo fueron tus inicios como artista? Háblanos sobre tu trayectoria.

Soy de Vecindario, un pueblito de la isla de Gran Canaria. Nací allí en 1999, pero me formé en Bellas Artes entre la Universidad de La Laguna en Tenerife y la Universidad Rey Juan Carlos en Madrid, la ciudad que me ha acogido los últimos siete años.

Yo diría que el inicio de todo fue la residencia que me otorgó la Fundación Martín Chirino de Las Palmas de Gran Canaria en 2021. Este espacio, instalado en el Castillo de La Luz, está dedicado al legado y conservación del pensamiento y obra del escultor canario. La residencia Creadores tenía como objetivo visibilizar el discurso y proyección de artistas emergentes y ponerlos a dialogar con el trabajo de Chirino. Esa fue mi primera residencia y, además, también fui la primera residente del espacio. Tanto para ellos como para mí fue toda una aventura. Hoy en día dicho proyecto de diálogo continúa teniendo lugar una vez al año en la institución, y la obra que desarrollé allí ha sido galardonada con el Premio Artista Joven Plácido Fleitas y llevada a exponer a espacios como el Centro Casa de Vacas, en El Retiro, Madrid, y a ferias internacionales como Pinta Miami, a la cual asistí con la Galería Arte A Ciegas de Madrid.

Luz I. Cristina Ortega

Desde entonces, he sido residente en instituciones como El Centro Atlántico de Arte Moderno de Gran Canaria (CAAM), donde he continuado con mi especialización en la práctica textil llegando a formar parte de bienales textiles extranjeras como FITE, en Lyon (Francia, 2024). En este evento, compuesto por más de 50 artistas de 32 nacionalidades, María Ortega, comisaria y artista textil, y yo fuimos las únicas representantes españolas, presentándonos con mi proyecto El Invernadero. Lo interesante de esta bienal es que cada artista tenía que ser presentado por un maestro textil. María Ortega, artista también de la galería Arte A Ciegas, había seguido de cerca mi trabajo y me propuso ser mi mentora. Desde entonces trabajamos mano a mano, permitiéndome tener la suerte de aprender de una de las grandes del textil español. Así fue como El Invernadero se propuso para el premio de Territorios Textiles, otorgado a 10 artistas textiles o diseñadores jóvenes de todo el mundo.

El invernadero. Cristina Ortega

¿De tu trabajo qué pieza destacarías?

Dentro de mi obra destacaría la importancia de la creación de espacios cómodos, de confort. En el Castillo de la Luz realicé mi primera instalación, Transeúntes, un laberinto textil de 4m de diámetro en el que transferí imágenes de obras de arte emplazadas en lugares de tránsito, cuestionando el tiempo de contemplación contemporáneo. Estas imágenes, abstractas por su fugacidad, se llevaron a través de la pintura a unos pasillos de tela translúcida por los que se podía andar. Entre ellos, se viajaba alrededor de un centro, trazando un movimiento circular que variaba cada vez que trataba de repetirse.

Con esta pieza se colocaba como elemento contemplativo un fenómeno que, fuera del espacio expositivo, era completamente pasado por alto.

Transeuntes. Cristina Ortega

Transeúntes, 30 Dias y Luz son las primeras piezas en las que empecé a entender la ciudad como un organismo vivo y rígido al mismo tiempo, incómodo. Al igual que lo son las dinámicas de trabajo asalariado y consumo. Por ello empecé a idear objetos y estancias confortables, diseñadas para ser instaladas en lugares de tránsito. Al respecto, destacaría mi instalación El fruto y El Invernadero, las cuales toman como referencia la historia del cultivo del tomate en las Islas Canarias.

El fruto I. Cristina Ortega.

Mi abuela materna trabajó toda su vida en un almacén para el empaquetado de “productos de la tierra”. Mi madre empezó a recoger tomate a los dieciséis años, su suegra a los ocho. Como esto también lo hicieron sus tías y sus hermanas, es de esperar que en mi familia una de las frases más recurrentes sea: “Hagas lo que hagas hay que salvar la zafra”. Salvar la producción inculca trabajar sin pausa hasta que madure el fruto, aunque esta recompensa no entienda de ritmos. Ante la hegemonización de un sistema laboral que priva al individuo del descanso, la preocupación actual debería ser qué ocurrirá con los organismos cansados. ¿Quién los salva?

El fruto II. Cristina Ortega

El cultivo del tomate en Gran Canaria, aparte de haber sido el principal sustento del pueblo, fue el sector donde la mano de obra femenina encontró lugar (por primera vez) fuera del hogar. Sin embargo, las isleñas se enfrentaban a jornadas de trabajo interminables por salarios miserables. En los más de 150 almacenes e invernaderos, repartidos por toda la isla, de 20.000 a 30.000 mujeres trabajaron para la zafra desde los años cuarenta. El incremento de los costes de producción en 2008, junto a la incipiente actividad turística, hicieron que el sistema se abandonara silenciosamente. Aquella situación devolvió a todas esas mujeres a sus casas, tras 60 años de explotación, y dejó los invernaderos en manos de la acción climática. En la actualidad, los espacios agrarios abandonados se han integrado en el paisaje, convirtiéndose en un elemento más del mismo. Conforme estos lugares se van erosionando, sus restos invaden la costa y el fondo del océano, generando un paisaje que, no solo representa el declive de un sistema económico laboral, sino que además supone una gran amenaza medioambiental.

EL fruto III. Cristina Ortega

El invernadero fue una propuesta instalativa colocada en el CAAM (Gran Canaria, 2023) en el que recreé esa arquitectura con la intención de devolverle su función inicial y fracasada, puesto que un espacio que germina gracias a los cuidados pasó por alto el respeto hacia los cuerpos que lo ponían a funcionar. La instalación, formada por un cubo traslúcido en cuyas caras se bordaba la geometría desordenada que es el invernadero actualmente, era sin embargo suave, cómoda y óptima para el descanso. Los visitantes podían encontrar en él un lugar para el reposo.

Hoy en día me interesa especialmente cómo las técnicas manuales, como el bordado, no solo representan un acto contemplativo, sino que también permiten una reflexión profunda sobre el cuerpo, el descanso y la relación con el espacio. Ideas que me conectan directamente con debates filosóficos contemporáneos sobre el “postdescanso”. Mi investigación sobre el potencial de los tejidos como catalizadores del confort y crítica a los sistemas contemporáneos de consumo pretende fusionar la tradición artesanal con la vida contemporánea. Analizar que queda de ello en la actualidad.

Detalle. Materia de descanso. Cristina Ortega

¿Qué es el arte para ti?

El arte es mi trabajo. Y creo que, por el sentido e interés de mi producción, es justo y debo describirlo tal cual. Aun así, me satisface pensar que dentro de mi práctica lo cuestiono, retando mi empleo a un proceso lento, como el bordado y la costura a mano, por lo que considero que mi propia disciplina consolida el interés teórico y estético de mi labor.

Luz II. Cristina Ortega

¿Puedes adelantarnos algo de tus próximos proyectos?

A principios del 2025 estaré presentando mi último proyecto, Cariño Mío. Esta será una exposición individual que tendrá lugar en el Centro de Artes Plásticas de Gran Canaria. En ella cuestiono la herencia textil. El ajuar como arma de protección y método de comodidad ante un futuro desconocido. El recuerdo a través del textil legado. Este será mi proyecto más personal hasta la fecha, puesto que recurro a uno de mis juegos de sábanas cosidas por mi abuela materna, que falleció hace más de 30 años y por ello no llegué a conocerla, pero en las que paradójicamente bordó la frase “siempre juntos”.

Por otro lado, sigo trabajando codo con codo con Silvana Retamal, directora de la Galería Arte a Ciegas, y con María Ortega. Me hace muy feliz anunciar que en la programación de su espacio para el año 24/25 ambas estamos seleccionadas en más de una ocasión.

Etiquetas: Última modificación: 2 octubre, 2024