En esta nueva entrega de Detector de Artistas nos acercamos al personal trabajo de Taysa Jorge, una maravillosa artista que participó en nuestro reciente proyecto RELATOS y que no dejó indiferente a nadie por toda la emoción que transmite su fotografía. Hablamos con ella sobre su manera de entender la creación artística, los pasos que ha ido dando en su trayectoria, los conceptos que marcan su trabajo y mucho más. No dejes de leer.
¿Cómo fueron tus inicios como artista?
Desde pequeña, siempre me interesó el arte. Mi tía tenía una escuela de danza y empecé a tomar clases; así que mi primera conexión con el arte fue esa. Tuve varios años en los que dejé de bailar, pero más adelante quise retomarlo e incluso me mudé a Londres para estudiar danza contemporánea. No me empecé a interesar en las artes visuales hasta los 26 años, cuando comencé a coleccionar fotografías que me descargaba de internet y me hacía retratos con el móvil, que editaba en softwares online muy básicos. Me encantaba pasar horas editando con estos softwares; en ese momento, no tenía ni idea de Photoshop.
En 2015, animada por una amiga que es ilustradora, me compré una réflex y me descargué Lightroom y Photoshop, pero aprender Photoshop por mi cuenta me resultaba muy difícil. Mientras tanto, tuve mis primeras experiencias como fotógrafa de bodas y sesiones de fotos mientras vivía en Canadá.
En 2017, recibí un email de una empresa estadounidense invitándome a formar parte de su equipo como editora de fotos para sus clientes de redes sociales. Con mis muy básicos conocimientos de Photoshop, mucha paciencia, muchos tutoriales y la formación que ellos nos facilitaban, tenía que cambiar fondos, eliminar personas, corregir perspectivas, entre otras muchas cosas, de manera que el color, la iluminación y la calidad de la imagen fueran coherentes. Todo eso y la cantidad de veces que enviaba las fotos a revisión y las recibía de vuelta para corregir cosas hicieron que poco a poco pudiera ir aplicando todos esos conocimientos a mi trabajo de una forma más creativa, y que al final se convirtiera en lo que es a día de hoy. Para mí, eso fue una época crucial en mis inicios, además de que trabajar con Photoshop era lo que me hubiera encantado hacer desde hacía años.
¿De tu trabajo qué obra destacarías?
Es difícil elegir una porque hay muchas que tienen un significado especial para mí; cada una viene de una reflexión, una experiencia o me trae un recuerdo, y me siento muy conectada a ellas. Una favorita es Earthbeat: una manipulación de una fotografía tomada en el bosque Anaga, mi bosque favorito en mi tierra natal, Tenerife. Para mí, entre otras cosas, es un símbolo de conexión con la naturaleza y de la sensación de formar parte de un todo, algo de lo que, en la sociedad moderna, nos hemos alejado. Aunque prefiero que cada persona la interprete como la sienta, porque creo que tiene varios mensajes, me alegra muchísimo cada vez que tengo la oportunidad de exponerla, y llega a más gente, especialmente en ciudades, como un recordatorio de algo en lo que creo que no pensamos muy a menudo.
Luego, por ejemplo, a nivel de composición, dos de mis favoritas son Electricity y Recondite. Son dos compuestos hechos en Photoshop a partir de diferentes fotografías, y en los que usé imágenes de stock (en Recondite) y generadas por IA (en Electricity) para los gatos que luego añadí mediante manipulación a mis compuestos. Lo que me gusta especialmente es que, a través del uso de las sombras, puedo contar más de una historia en un mismo escenario; ambas obras tienen pequeños detalles que añaden información a la narrativa general.
¿Qué temáticas están presentes en tu trabajo?
Creo que la contemplación es la temática central, especialmente de los últimos años, junto con el misticismo y la espiritualidad. Me resulta coherente transmitirlo a través de la conexión del ser humano con la naturaleza y el realismo mágico. Siempre me gustó la psicología, la filosofía y el divagar sobre la existencia humana o el propósito de la vida. Hace unos años empecé a leer también sobre espiritualidad, así que todo lo que venga de un lugar de cuestionamiento y misterio me apasiona, y mi trabajo es en parte una extensión de esa pasión: una búsqueda de significado.
¿Qué es el arte para ti?
Muchas cosas: una forma de entender el mundo y procesar mis emociones, una forma de encontrarme a mí misma y, a la vez, huir de mí misma; un refugio, algo que me hace sentir feliz pensar que, pase lo que pase, siempre lo voy a tener y siempre podré recurrir a ello. Muchas veces, cuando he estado en momentos difíciles, el poder focalizarme en crear es lo que me ha “salvado”. El saber que, no importa lo que pase a mi alrededor, siempre puedo ir a ese espacio que es solo para mí y sentirme plena y feliz, aunque sea por ese momento.
Hay una frase de Anaïs Nin con la que me siento muy identificada y lo define muy bien: “Si no hubiera creado todo mi mundo, ciertamente habría muerto en el de otras personas.” Sé que hay miles de formas de vivir, pero muchas veces me pregunto cómo hacen las personas que no están involucradas en el arte, especialmente en los momentos difíciles, y me siento tremendamente afortunada de haberlo encontrado.
El arte te enseña a parar, a observar, a apreciar, a reflexionar, a conectar con otros, contigo mismo y con tu entorno. El arte va más allá de crear o apreciar una obra, es una forma de experimentar el mundo.
¿Puedes adelantarnos algo de tus próximos proyectos?
Tengo algunas cosas en mente, pero tampoco quiero adelantar nada porque mi proceso creativo es un poco aleatorio y cambiante. Siento que, si me impongo proyectos a largo plazo o planifico demasiado las cosas, corto ese flujo creativo. Me gusta que las cosas vayan saliendo orgánicamente: empezar con una idea y luego ver hacia dónde me lleva, sin forzarme a terminar cosas que no me convencen o dejan de interesarme.
Durante mucho tiempo pensé que esta forma de ser era una desventaja, pero he aprendido que las cosas solo son una desventaja si las miramos como tal; si las abrazamos y aceptamos, se convierten en nuestras fortalezas, y ese es el enfoque que le doy ahora. Al final pienso que no solo tu arte, sino la forma en la que te presentas, es también una expresión tan importante y personal como el arte en sí. Aunque a veces he intentado encajar en una idealizada imagen de artista, porque sabes que, haciendo las cosas de cierta forma, te beneficiaría a la hora de comercializar tu trabajo, al final me he dado cuenta de que, para mí, como individuo y artista, es primordial anteponer mi expresión, curiosidad y lo que realmente me hace feliz. Al menos por ahora, aunque estoy abierta a cambiar de enfoque en el futuro.
Creo que cada uno tenemos nuestra forma de presentarnos al mundo, y yo quiero descubrir dónde me lleva mi propia forma. Lo que sí tengo claro es que, a partir del próximo año, quiero viajar y mudarme fuera de Tenerife para seguir creciendo, tanto personal como artísticamente.