El II Programa de Investigación y Creación del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) en el que han participado los artistas Marta Beltrán, Paco Chanivet, Paloma de la Cruz, Enrique del Castillo, Antonio Montesinos y Cristina Ramírez, finaliza con la presentación de una muestra expositiva, comisariada por Javier Sánchez Martínez, en la que podemos conocer los trabajos realizados por los artistas durante su estancia.
La secuencia de los apellidos de los artistas que dan titulo a la exposición hablan de la manera en la que Javier Sánchez concibe la exposición, él explica que «hacer el comisariado de una residencia implica entrar en contacto con una multiplicidad de prácticas y seguir su movimiento de pensamiento en un nuevo contexto» sin dar prioridad a unas ante otras.
Marta Beltrán presenta Instinct Fanatics, una serie de dibujos inspirados en la manera en la que el cine interpretaba las escenas de parejas y matrimonios a finales del siglo XX, dotando de una nueva mirada y una nueva significación a la imagen de la mujer. El comisario explica que «En los trabajos que ha desarrollado durante los últimos años Beltrán lleva a cabo una lectura sintomática de la representación de la mujer en la cultura moderna. Con este fin, se apropia de imágenes del cine, la fotografía y la literatura que, o bien muestran la vida cotidiana en espacios domésticos, o bien encarnan arquetipos como la niñez, la maternidad o los lazos familiares.«
Paco Chanivet expone Crisis, un proyecto que aborda la idea central del género del horror. Javier Sánchez Martínez explica que el trabajo de Chanivet parte de la premisa principal del género fantástico, transformar las percepciones ordinarias en fuente inagotable de pesadillas a través de la dramatización de la mirada. Chanivet teatraliza la propia arquitectura del museo, apropiándose de algunos de sus elementos constitutivos a través de las economías de la diseminación, la fragmentación y lo invisible.
Paloma de la Cruz exhibe Paños de abluciones, una serie de esculturas cerámicas decoradas con motivos de lencería y en las que la artista continua su exploración de la identidad a partir de las culturas materiales de la higiene corporal y la ropa íntima.
Por su parte, Enrique del Castillo investiga las características tímbricas del sonido óptico, es decir, el sonido que se produce cuando una célula fotosensible lee las opacidades de una película fílmica en movimiento y, mediante un altavoz, las traduce a sonidos. En el proyecto que presenta en el C3A parte de la idea de romper con la estructura de bucles y fabricar piezas más largas que le permitan no sólo espaciar más los sonidos, sino incluso abrir silencios donde pueda oírse la pura película vacía.
Antonio R. Montesinos presenta Take Care of the Collection, proyecto que propone resignificar el museo a través de la introducción de una obra en la que, en línea la teoría del actor-red de Bruno Latour, interactúen agentes humanos y no humanos. Un espacio donde se privilegia la idea de cultivo y cuidado no sólo entre seres de diferente naturaleza, sino entre seres naturales y artificiales. La obra consiste en una serie de maceteros hexagonales de hormigón construidos siguiendo el diagrama de Voronoi que organiza el museo. Los maceteros contienen plantas de interior, similares a las que encontramos en los portales de algunos edificios, y están conectados mediante un sistema de riego por goteo que mantiene la tierra húmeda a lo largo de la exposición.
Cristina Ramírez expone su proyecto La palabra quebrada, formado por tres piezas tituladas Primer, Segundo y Tercer intento. Estas obras toman como referencia los relatos Un descenso al maelström (1861) de Edgar Allan Poe y Desde el mar sin mareas (1906) de William Hope Hodgson. El horror que provocan ambos relatos, las palabras que rompen y quiebran, está relacionado, no sólo con la histórica hostilidad del océano, sino con violencia que los elementos abstractos ejercen sobre el ámbito de la representación. En el caso de Poe, el embudo de paredes «de ébano» que se encuentra en el centro del maelström, y, en el caso de Hodgson, los afilados picos que forman las olas del llamado «mar piramidal». Las atmósferas de La palabra quebrada llevan esta lógica del extrañamiento que tiene lugar cuando lo impresentable penetra en el ámbito de las cosas a su extremo. Javier Sánchez Martínez añade que Cristina explora la incapacidad para articular una respuesta frente al horror. Ramírez aborda esta imposibilidad a través tanto de la histórica hostilidad que el ser humano siente frente al océano como de la violencia que los elementos abstractos ejercen sobre el ámbito de la representación.
Fechas: Hasta el 2 de febrero de 2020
Lugar: Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, Córdoba