Visit Sponsor
Sergio Femar

Escrito por: Exposiciones Galerías de arte Madrid

Cando eu vin. Sergio Femar

Es ley de creación combinar la facultad de descubrir con la de la investigación más rigurosa, actitud que ha permitido a los artistas vivir alternativamente en lo indefinible y en lo que puede oscilar incesantemente entre el instinto y la razón, entre la naturaleza y el artificio. Sergio Femar es considerado pintor, pintor de los que buscan la disciplina a través de sus propios códigos, pero entendedor de que lo que denominamos disciplinas son simplemente campos específicos dentro de un fragmento de la realidad y que, por ello, sus posibilidades de manifestación plástica son diversas. Será la pintura, pues, el medio que le ofrece la posibilidad de aprehender lo que ve, de atrapar la intuición. Sus obras se muestran como un dispositivo para la visualidad, donde el grado de abstracción implica y reitera el propia materia: retales recuperados, a veces tintados, maderas encontradas, ajadas a priori por el humano o sacadas en bruto del bosque, se le presentan como la «forma correcta» en un momento preciso, el momento en el que las vio. Son formas que cuestionan y se mezclan con las tradiciones académicas, como un órdago a las reglas de composición, color y proporción, pero que nacen despreocupadas, como caprichos que responden a los deseos del espacio y el tiempo, igual que los lienzos de Matisse o Gauguin.

© Sergio Femar

A través de estos ensamblajes explora la expansión de un vocabulario que ya no solo está arraigado en las corrientes pictóricas que ha asimilado, sino también en aquellas que destacan la autonomía del objeto y la naturaleza física del soporte. Un soporte con el que convive, lucha y al que somete a través de la calidad táctil de su pintura y de un expendido manejo compositivo de las formas. Es por ello esencial entender las obras Femar en tres dimensiones como parte intrínseca de la disciplina pictórica de la que emergen, pues en su esencia no solo se encuentra la configuración de su lenguaje, sino también su propia evolución. Las maderas y las telas están concebidas como respuestas espaciales que gravitan entre la rigidez geométrica y la expansión natural de los bosques, atendiendo a los procesos dinámicos de movimiento, crecimiento y cambio.

© Sergio Femar

Recuerdan, en parte, a los famosos paintants de Fabian Marcaccio que, en los noventa, defendía un tipo de pintura concebida como actividad, cuya formalización práctica se realiza a través de instalaciones o respuestas complejas en la intersección de campos como la escultura, el textil o lo instalativo. Se trata de construir una narrativa en sintonía con el espacio, de observar y descubrir el entorno en primer lugar, antes de inventar. Un proceso de inclusión en lugar de exclusión, de presentación en vez de representación. Pues dentro de la vastedad de su producción, le preocupa la construcción de una unidad de sentido entre los colores y también entre las formas, para fusionar estos dos dominios de la pintura en uno solo.

Esta doble relación entre «informar» y «dar forma a algo» es central en su enfoque artístico, tomando en el último año un proceso mucho más consciente, con una meditación previa, potenciada especialmente cuando está de regreso en su Galicia natal. A pesar de haber pasado varios años en diferentes capitales europeas, la exposición actual se ha gestado completamente desde su taller gallego, lo que ha conllevado un cambio notable en los volúmenes y su cromatismo. Todos los negros y colores oscuros que parecen ahora dominar sus últimas grandes piezas nos remiten a una espiritualidad norteña, aquella que es oculta y sincera, que se lleva dentro; el negro, que no es oscuridad, sino reflexión, humedad y profundidad. Es como la naturaleza que engendra y devora continuamente sus propias creaciones, piezas que van mutando en su taller, fusionándose y desagregándose, «canibalismo en el estudio», entre los propios fragmentos que, durante días, meses e incluso años, aguardan al encuentro del fulgor último de su forma.

© Sergio Femar

Sergio Femar vuelve a España con un trabajo enérgico, idiosincrásico y con un abanico de polaridades que se vertebran entre el realismo del soporte y una intuitiva emoción abstracta. Lo que hace que su trabajo parezca sencillo, aunque implique una jerarquía escópica que debe ser descubierta poco a poco. Después de todo, no es un paisaje, sino una reafirmación de la pintura, es tomar un fragmento de realidad, como hacen los fotógrafos y, desde ahí, concebir el mundo.

Óscar Manrique


Fechas: Hasta el 25 de febrero de 2024
Lugar: Galería Ginsberg Tzu, Madrid

Etiquetas: , Última modificación: 7 febrero, 2024