Mejor tarde que nunca. Un homenaje necesario y que hace justicia es el que nos presenta el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) en la última muestra de la temporada, dedicada a la artista Pepa Caballero (Granada, 1943-2012). Creadora que merece el reconocimiento a su carrera, ya que durante muchos años su obra ha permanecido injustamente en las sombras.
«Constelaciones abstractas», comisariada por Carmen Cortés e Isabel Garnelo, se presenta como la reivindicación necesaria de una artista fundamental de la abstracción contemporánea. La muestra, que se extiende hasta el 4 de mayo de 2025, traza un recorrido exhaustivo por cinco décadas de producción artística, revelando la evolución de una pintora que apostó por la abstracción en un momento dominado por la nueva figuración. Su paso por el Colectivo Palmo en Málaga la convirtió en una voz disidente, casi marginal, pero que hoy se reivindica como fundamental.
Interesantísimo trabajo de las comisarias Cortés y Garnelo, que tras dedicar años a rescatar y contextualizar la obra de Caballero, nos descifran su lenguaje plástico que desafía las fronteras entre figura y fondo, color y composición. Su investigación nos permite adentrarnos en la metamorfosis de una artista tan polivalente que transitó casi desde el informalismo hasta casi el color field americano.
Es interesante ver cómo cada etapa muestra a una artista en conexión permanente con su entorno, transformando referencias arquitectónicas y culturales en lenguaje pictórico; la versatilidad que tiene para experimentar y jugar con la modularidad y la retícula. Sus series «Después de la poda», «Partenón» y «Mediterráneo» son testigos de esa búsqueda constante, influenciada por sus viajes a Grecia, Roma y Estados Unidos. Despiece de esos paisajes, de esos recuerdos con reminiscencia a los muros, paredes y molduras de distintas civilizaciones.
Luego pasará a un período más maduro, donde Caballero desarrolla una fascinante introspección pictórica inspirada en Fra Angélico. La espiritualidad del maestro renacentista se transforma en un diálogo abstracto entre los campos de color y el espacio. Las obras de esta etapa revelan una profunda conexión con lo trascendental, donde el color se despoja de toda referencialidad para convertirse en una experiencia casi mística.
Ya en su último período (2011-2012), definido por el crítico Demetrio Paparoni como abstracción redefinida, Pepa nos muestra su perfil más humanizado y reflexivo, en un intento por cerrar un círculo vital, y lo hace recuperando formas y colores de su primera época, pero que ahora están transmutados por la experiencia. El dorado sustituye al blanco, como si la madurez artística fuera un proceso de alquimia visual.Acto de justicia histórica por parte del centro sevillano, que sitúa a Caballero por fin, en el mapa y circuito institucional de la abstracción española. Las obras, cedidas mayoritariamente por la familia de la artista y complementadas por préstamos de instituciones como la Universidad de Málaga, tejen un retrato íntimo y bastante ilustrativo de Pepa Caballero.
Fechas: Hasta el 4 de mayo de 2025
Lugar: CAAC, Sevilla
