Quiero aprovechar esta nueva entrada de La Comarca para presentar el trabajo de dos firmas que clasifican dentro de lo mejor del arte y del pensamiento crítico cubano más reciente. Se trata del artista Reynier Leyva Novo, agudo y desobediente hasta los límites del delirio, y del crítico y ensayista Edgar Ariel, cuya letra ya se reconoce por su autoridad y su legitimidad. Edgar es máster en Estudios Teóricos de la Danza por la Universidad de las Artes de Cuba (ISA) y licenciado en Periodismo por la Universidad de Holguín. Forma parte del staff de las publicaciones independientes cubanas Rialta Magazine, Hypermedia Magazine y El Estornudo. Actualmente, cursa el Máster en Dirección de Comunicación Corporativa y Marketing Digital perteneciente a la Escuela Universitaria de Negocios Next Educación y la Universidad de Lleida, en España.
Acerca de la obra punzante de Novo, escribe Edgar: “Si entendemos la libertad como un ámbito que produce territorios (como mínimo, territorios de subjetividades y deseos), deducimos que la libertad es, también, un asunto de cartografía. Chino Novo delinea una cartografía. La organización cartográfica del segundo capítulo de Lo que es, es lo que ha sido hace que el Chino Novo extrapole experiencias liberticidas para constituir nuevos territorios, nuevos mapas, nuevos espacios de vida, afecto y libertad. Reynier Leyva Novo persiste en la exploración de una identidad personal; persiste en la búsqueda de una idea personal de nación; persiste en la reconfiguración personal de su propia noción de héroe. Construye lo personal como una política. Piensa lo personal en colectivo (…)”
Glosas a ‘Lo que es, es lo que ha sido’, de Reynier Leyva Novo
Por Edgar Ariel
Ni mármol ni suspiros (Los fundamentos de la nación)
Sobre un busto de José Martí se coloca vinil y cal, unidos en argamasa. Sobre una cabeza, para ser más exactos. Una cabeza que parece una piedra miliar. Se coloca vinil y cal sobre la cabeza triangular, cabizbaja, resignada, de frente enorme, que creó Juan José Sicre. (Quizá debí incluir la palabra triste). La original de bronce; esta de yeso.
Capa sobre capa. Capa sobre capa. Capa sobre capa.
Trescientas ochenta y dos capas. Como si la cabeza se desencarnara y, a su vez, encarnara en otras. En otros cuerpos. En otros cuerpos subversivos que se caracterizan por las mezclas y penetraciones; donde el tejido simbólico procura articular una constitución crítica alterada que existe no en la delimitación, sino en la capacidad de vincular y someterse a la transición.
Capa sobre capa. Capa sobre capa. Capa sobre capa.
Como los antiguos egipcios que, para reutilizar el papiro, lo colocaban uno sobre el otro; de tal manera, el palimpsesto siempre conserva las huellas, rastros, estratos, restos de escrituras anteriores, borradas artificialmente.
Escritura.
Huella.
Estrato.
Resto.
Reynier Leyva Novo persiste en la exploración de una identidad personal; persiste en la búsqueda de una idea personal de nación; persiste en la reconfiguración personal de su propia noción de héroe. Construye lo personal como una política. Piensa lo personal en colectivo.
Las voces son reconocibles por rutina, únicamente por rutina. El aura se desvanece.
Digo persiste porque, si consultamos el recorrido de Novo, podemos notar una persistencia (permanencia) en torno al archivo que supone la Historia, en calidad de memoria. Entre otras investigaciones sobresalen El patriota invisible (2007), Acerca de los mensajes que no han llegado a su fin (2008), Los olores de la guerra (2009), El orden de la batalla (2010) y Páginas escogidas (2007–2010).
Aparte del busto de Martí contrahecho, fueron colocados en la galería (virtualmente) otros cinco héroes de la historia cubana: Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Calixto García y Máximo Gómez. El de Martí se repite (una y mil veces, como la obra de Novo Revolución una y mil veces (2011): un libro forrado con tela roja que contiene la palabra Revolución impresa, con igual tipografía, 239 940 veces en mil páginas).
Con el busto de Martí, no el proyectado ópticamente, sino el de Sicre, se llevó a cabo un procedimiento parecido al de los hermanos Lumière: después de cada capa de vinil y cal se realizó una fotografía. Trescientas ochenta y dos capas. Trescientas ochenta y dos fotografías. Al lado del busto amorfo se ve una película de cinematógrafo donde el héroe pierde y recupera el rostro de manera infinita.
Las cinco figuras nos interpelan, no desde la quietud, como pudiera esperarse de bloques marmóreos –de una exquisita cualidad de mármol, de una pulidez sacramental, de una lisura estentórea–, sino desde el gesto que, por momentos, los domina. Recuerdan, sobre la piedra basal, a los tentempiés, aquellos juguetes que, por más que uno los maltratara, nunca se caían.
Martí, Agramonte, Maceo, Calixto, Gómez (los fundamentos de la nación) se convierten en cuerpos performativos. ¿Qué es un cuerpo performativo? Un cuerpo performativo es un cuerpo de la acción transformadora. Es un cuerpo que desafía certidumbres demasiado estables y la confianza epistemológica que ofrecen sistemas hartos seguros de sí. Es un cuerpo en estado etéreo. Es un cuerpo con superficies que repelen la mimesis y a menudo buscan sus límites. Es un cuerpo que mantiene su “agotamiento” y se subvierte a sí mismo.
Sobre sus pedestales los bustos, cuerpos mutilados, desmembrados, se revelan. El movimiento los releva. Esta revelación es angustiosa, agónica. Agónica en el sentido de la lucha, de la contienda. Agónica en el sentido de la batalla terminal, aquella que nos asiste antes de la muerte.
Cartografía de la libertad (Prisión, economía y libertad)
Si entendemos la libertad como un ámbito que produce territorios (como mínimo, territorios de subjetividades y deseos), deducimos que la libertad es, también, un asunto de cartografía. Chino Novo delinea una cartografía. La organización cartográfica del segundo capítulo de Lo que es, es lo que ha sido hace que el Chino Novo extrapole experiencias liberticidas para constituir nuevos territorios, nuevos mapas, nuevos espacios de vida, afecto y libertad.
Si en “Ni mármol ni suspiros (Los fundamentos de la nación)” Reynier Leyva Novo persistía en la exploración de una identidad personal; persistía en la búsqueda de una idea personal de nación; persistía en la reconfiguración personal de su propia noción de héroe, donde bustos de José Martí, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Calixto García y Máximo Gómez (los fundamentos de la nación), se convertían en cuerpos (mutilados, desmembrados) performativos, aquí, en “Cartografía de la libertad (Prisión, economía y libertad)”, realiza (otras) estrategias cartográficas de comprensión de la libertad como noción disidente. Es decir, como índice de subalternidad.
(La libertad es una práctica social disidente. Ora los poderes biopolíticos, ora los psicopolíticos, coaccionan nuestras determinaciones ciudadanas. Por eso la libertad, o el deseo –la carencia, la necesidad– de libertad, provoca un “devenir-ciudadano” –para usar la expresión de la psicoanalista brasileña Suely Rolnik– que consiste en instaurar dispositivos que articulen modos de expresión disidentes a los modos de expresión dominantes).
Biblioteca del vacío es una de las piezas que forman parte de “Cartografía de la libertad (Prisión, economía y libertad)”. En su persistencia (permanencia) en torno al archivo que supone la Historia en cuanto memoria, Novo extrajo, de manera casi arqueológica, frases sobre el “vacío” de varios libros con temática histórica pertenecientes a su biblioteca personal. Después de cortadas (pudiéramos decir escarbadas) las palabras, fueron pegadas en las páginas de cortesía o de respeto de los propios libros y ubicadas en la misma posición que tenían en la página original –en el sentido de originaria– y convertidas en textos autónomos.
Al vuelo podemos leer, entre los 80 collages laminados sobre papel japonés de 9 gramos y montados al aire entre tablillas de cedro:
— Para mí, ya es hora. / Sostienes por segundos la mirada de tu asesino. Es la mirada atónita del que aún no ha aprendido a matar. Tú vas cayendo ahora de espaldas, y mientras caes todo se oscurece de súbito… tus últimos instantes de conciencia y aún no acabas de caer, pero antes de tocar el fondo del barranco ha anochecido para siempre. Y es la oscuridad perfecta, la absoluta. / dejó su patria y el lago de su patria y se marchó / A veces el genio es creador y profeta de una existencia nueva, para la cual no ha llegado la hora. / Pasó un momento. Sonó un tiro. Y siguió reinando el silencio metálico y profundo del crepúsculo. / un eco perdido
Antonio José Ponte escribe en Las comidas profundas: “Escribo sobre la mesa de comer. La mesa está cubierta con un mantel de hule, el hule con dibujos de comidas: frutas y carne asada y copas de botellas, todo lo que no tengo. Mi castillo en España es escribir de comidas. Sentarme a la mesa vacía y tapar con la hoja en blanco los dibujos de comidas y escribir de comidas en la hoja”.
Para configurar Piedras angulares (primer conjunto de obras en NFT exhibidas físicamente en Cuba), a partir de una investigación enfocada en el estudio de los patrones dietéticos de los cubanos, Chino Novo identificó seis alimentos que constituyen parte esencial de la dieta de los cubanos. Alimentos que son regulados y distribuidos de manera racionalizada. Se distribuye la libertad como se distribuyen los alimentos: un mínimo vital para cada ciudadano.
A partir de fotogrametría –técnica de medición de coordenadas 3D– los alimentos, animados en una experiencia de realidad virtual, orbitan alrededor del espectador a la altura de la vista en loop infinito. Puestas las gafas VR, veo, rotando sobre sus propios ejes en un espacio inmersivo de 360° completamente vacío, una papa, un pan, un trozo de carne (roja) y tres pequeños montículos de arroz, café y azúcar, respectivamente. Todo lo que no tenemos. “El sol entra en los cuerpos, nos comemos la tierra y la tierra, que es cabal, seguramente nos devolverá el favor”, augura Ponte.
300 cajas selladas de cigarros marca Criollos. 20 cigarros marca Criollos en cada una de las cajas. Organizados en un cuadrado perfecto, los 6000 cigarros conforman Fumando en espera de la libertad. En las cárceles cubanas el valor de cambio de los cigarros puede superar el de cualquier otro producto o servicio. En dependencia de la marca, de si son fuertes o suaves, de si tienen filtros o no, de si son mentolados o naturales, de si son nacionales o importados, su posesión le transfiere al recluso poderes inestimables.
Varios exreclusos, que prefirieron mantener sus nombres en el anonimato, colaboraron en la investigación realizada por el Chino Novo como parte de la preparación de Cartografía de la libertad, conjunto de cinco pieles disecadas de cerdos cubanos. Cada una de estas personas cartografió los espacios que limitaban su libertad, desde una celda, que es el espacio mínimo de reclusión, hasta una compañía o el plano general de la prisión.
Junto a esa geografía disciplinaria, junto a esa arquitectura del castigo, junto a esa micropenalidad del tiempo, junto a esa ortopedia correctiva, los exprisioneros agregaron otras informaciones. El tiempo de reclusión, el nombre de la cárcel y del instructor, el camino que recorrían hasta la puerta de salida. Los mapas fueron tatuados en las pieles de los cerdos antes de ser disecadas.
Vigilantes perpetuamente vigilados.
Microscopios de la conducta.
Cuadros. Maniobras. Ejercicios. Tácticas.
Pero la vida penitenciaria no se circunscribe a la arquitectura de la cárcel tradicional. En su sentido lato, los centros regimentales alcanzan a nuestros propios hogares. Basta con que se disienta de manera frontal, basta con que se persiga la libertad como, insisto, expresión disidente de los modos de expresión dominantes, para que nuestras casas se conviertan en centros de penitenciaría forzada, en territorios de corrección obligatorios. Cartografía de la libertad (La casa no es cárcel) lo atestigua. Dibujos de los artistas Camila Lobón, Katherine Bisquet, Julio Llópiz-Casal y Luis Manuel Otero Alcántara establecen una relación homologante con las pieles taxidermiadas.
Dentro de “Cartografía de la libertad (Prisión, economía y libertad)” una obra propone un discurso paradojal. En El guerrero, Novo insertó en la pared 17 machetes según la posición de las 17 estrellas más brillantes que conforman la constelación de Orión. Bien vistos, parecen lanzados por un hábil lanzador de cuchillos. Parecen lanzados uno a uno, hasta contornear la figura de la constelación, quizá la más conocida del cielo. Orión, en la mitología griega, era un gigante cazador. El cazador es cazado. El genio consistiría en demostrar que Novo arrojó los machetes lanzadores con los ojos vendados, o, incluso, de espaldas al blanco, tirando los puñales por encima del hombro.
Corneta, toque usted a degüello.
Etiquetas: Andrés Isaac Santana, Edgar Ariel, Reynier Leyva Novo Last modified: 8 septiembre, 2023