‘‘[Si] miramos a los clásicos del arte moderno, a los modernistas, percibimos con claridad las señales de esa tendencia, de esa idea respecto a la finalidad, culminación, de la creación artística. […] Alcanzada la perfección, el mundo se para. Nada queda por hacer, nada ha de cambiar. Pero somos todos unos líquido-modernos y para nosotros la perfección, el que todo sea para siempre igual, no es un ideal, es una pesadilla’’.
Zygmunt Bauman. ‘’Arte líquido’’ en Arte, ¿líquido?, 2007.
El sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman determinó el concepto de modernidad líquida para referirse a las cualidades del presente, caracterizado fundamentalmente por la fluidez frente a la estabilidad. Para Bauman, la obra de arte ya pertenece al pasado e incluso la considera muerta, parangonando los museos con los cementerios —los museos son el fin del arte; los cementerios significan el término del ser humano—. La estética prospera desligada en parte o totalmente del objeto; del arte tangible. Se manifiesta habitualmente a través de lo efímero —líquido—, confrontándose a lo duradero —sólido—.
Hablando con la artista Elena Menéndez Muñoz (Castrillón, 1983), cuyo alias es Miss Prosperity, ella dice reconocerse dentro de la modernidad líquida que explicó Bauman. Sin embargo, abraza la noción de una manera particular, ya que lo suyo no es un arte perecedero. No se trata de la pérdida de la materialidad, del soporte y de la técnica tradicionales, sino de todo lo contrario.

Sí es cierto que cuando nuestra protagonista crea arte, lo hace desde una conceptualización profunda; consiente a lo arbitrario, a lo vacilante, entrar en juego en una especie de neoautomatismo psíquico. Cabe el azar a lo largo del desarrollo de la obra. Aunque sus composiciones artísticas también tienen cierta planificación. Los mensajes presentes en cada pieza se encuentran bien definidos, sobre todo porque parten de un origen común, de una misma idea que es la positividad. La positividad como rizoma compuesto por múltiples raíces y yemas: amor, amistad, alta autoestima, confianza, tolerancia, solidaridad, bondad, empatía, compasión, etc. En definitiva, dar con la cara buena de la realidad.
Los artistas que cita Bauman en el capítulo ‘’Arte líquido’’ tienen en común con Menéndez y también entre sí la fuerte meditación conceptual. Empero, ellos se han centrado más en realizar obras y actuaciones que manifestaran su descarnada crítica hacia la vida actual, por lo que determinadas piezas, en el caso de hablar de arte objetual, no se conservan hoy día porque se prepararon con materiales de desecho y/o destinados a consumirse solos al transcurrir los años, o bien con la intervención performativa, como en la situación del artista Gustav Metzger.
Sin embargo, el hecho de que el mundo sea líquido no quiere decir que determinados valores, que además son positivos para la humanidad y para la naturaleza, dejen de ser reivindicados con el propósito de destacar exclusivamente la faceta negativa de nuestro tiempo, aunque claro está que esta última vía es necesaria para visibilizar situaciones tanto generales como concretas que nos afectan, concienciándonos e incluso ofreciendo caminos para solventarlas favorablemente. Con todo, no deberían prevalecer ni lo fugaz ni lo autodestructivo en las artes por encima de otras praxis artísticas, ya que lo efímero no ha de captar mejor el presente que lo persistente.
Aunque sí tiene que determinarse una igualdad entre las artes pasajeras que se documentan mediante fotografía, vídeo… para su conservación —performance, happening, tipos de land art y de instalaciones, etc.— y las artes plásticas —dibujo, pintura, grabado, escultura, etc.—, pues todas son hijas de los siglos XX-XXI.

Precisamente Menéndez, artista líquida, recurre al arte más tradicional, al objeto y elige representar ideas que nos ayudan a encontrar nuestro verdadero yo, a experimentar una sensación reconfortante y a ahondar en lo que la humanidad tiene de bueno, que debe explotar siempre. Evitando caer en concepciones desesperanzadoras sobre nuestra presencia terrestre. Tampoco se trata de una visión idealizada, pero sí positiva para enfrentarse a los problemas universales e individuales de la existencia en todas sus esferas.
Lo hace con composiciones plasmadas sobre todo en lienzo y papel, utilizando la técnica mixta —acrílico, tinta, collage, etc.—. En sus obras, originadas para ser duraderas, ya que transmiten conceptos indelebles que han de perdurar físicamente y en la memoria, es habitual que incluya palabras, oraciones escuetas y onomatopeyas, las cuales pertenecen originalmente a fragmentos de canciones que escucha mientras está creando y reinterpreta a su manera, tomando las partes que más le interesan y plasmándolas en la obra. Guían nuestra mirada, a veces perdida entre los trazos cromáticos y los campos de color, los manchones, las salpicaduras, los dibujos y los recortes —son imágenes de los años veinte; la historia llama la atención a Menéndez al encontrar en esta progresos en derechos humanos, a nivel ideal y/o real, que posteriormente se perdieron, se cuestionan o están tambaleándose—, aplicados como collages. Dan un significado delimitado a lo que se ve, porque la narrativa es importante para la asturiana y mediante los textos resulta más preciso dar un mensaje unívoco. Con todo, para la artista, la palabra, la mancha y el collage, en síntesis, son sus elementos clave desde un punto de vista formal y de significado.

Y siguiendo una estética de la belleza, corporeizada, que grosso modo no tiene que ver con los artistas mencionados por el citado Bauman y que igualmente dista con el pensamiento global del sociólogo cuando menciona la estancación acerca del arte, considerando que este, tras su perfeccionamiento durante épocas, ya ha finalizado en su evolución. Su devenir está quieto y no queda nada por hacer, a pesar de que nos resistamos a tal mordaz planteamiento.
Claro está que no hace falta ceñirse a esta proposición. Hallar la belleza y la verdad continúan siendo metas para algunos/as artistas, al igual que el arte no ha perecido en las vanguardias. De hecho, lo que busca Menéndez en su trayectoria más reciente es agarrarse a un punto de vista optimista que realmente es el único óptimo. Por cierto, optumus es el grado superlativo del adjetivo del latín clásico bonus —bueno—. Y a su vez, bonus viene del adjetivo del latín antiguo duenos, el cual significa lo mismo —bueno—. Si rastreamos el origen de la palabra belleza, proviene del adjetivo latino clásico bellus, que deriva igualmente de duenos, pero en su versión diminutiva: duenelos. Así, hay una relación etimológica clara entre lo bueno y lo bello. Idéntica a la que manifestó el griego Platón en su filosofía; su obra Fedro (370 a.C.) es testigo de la unión entre lo bueno y lo bello. Para que estos calificativos puedan aplicarse, es imprescindible que se haya encontrado la verdad del asunto que sea y trabajar desde esta.
Menéndez aborda la verdad, alcanzando lo bueno y bello sin dificultad porque la conoce bien. Es más, y no solo por su experiencia privada, sino porque observa el mundo con una mirada abierta y curiosa, sabe que la verdad también tiene una cara negativa que visibilizar e integrar con la positividad. Tras una iluminación, crea.

Tampoco se puede olvidar el componente azaroso que antes se citó, lo que surge de repente, que apenas palpable y menos aún visible en sus piezas artísticas, realmente está ahí latente. Crear es un acto transformador. Menéndez ha vuelto a la materia en sus últimos años tras cultivar la instalación y la performance, aunque ahora también quiere recuperar estas disciplinas y hacerlas converger en sus enriquecedoras muestras. Siguiendo temáticas específicas que se soportan en sus lienzos y dibujos en papel, pero igualmente en sus actuaciones e instalaciones, puntualmente ligadas a lo musical. Como diría la filósofa María Zambrano en Los sueños y la creación literaria (edición de 1964), ‘’La luz es el lugar de la suprema exposición para el hombre; del darse a ver, aun antes que del ver. […] Ver es por sí mismo terrible […]. El hombre sufre la pasión de la luz, y en ella, viendo, dándose a ver naciendo, se recrea’’.
Etiquetas: Elena Menéndez Last modified: 5 septiembre, 2024