Hablamos con la artista Belén Millán, quien recientemente ha participado en UPAW New York 2024 de la mano de Art Works for Change con la obra The Wave, una instalación multimedia que transforma el interior de una iglesia en una enorme ola de ropa desechada y plásticos reciclados.

PAC – Belén, háblanos de The Wave y de cómo surge este proyecto.
Belén Millán – The Wave reflexiona sobre la tierra como lugar sagrado, sobre el impacto medioambiental del consumismo desenfrenado, así como sobre la importancia de la interconexión y la gestión sostenible cuando compramos y desechamos tanto a nivel personal como colectivo.
Es un proyecto colaborativo en el marco de UPAW 2024 que he realizado con las artistas Mary Mattingly, Randy Jayne Rosenberg, y con la comunidad del pueblo de Rhinebeck, que aportó todas las donaciones para la instalación.
Este es el segundo año que participo en UPAW, el evento estival de arte contemporáneo por excelencia en el estado de Nueva York. En este verano participaron más de ciento cuarenta y cinco organizaciones e instituciones dedicadas al mundo del arte contemporáneo. Se ha convertido en la excusa ideal para urbanitas y locales que quieren disfrutar del campo y del arte de vanguardia fuera de los canales tradicionales expositivos de la gran manzana. Hacía tiempo que me apetecía hacer una instalación en una iglesia y cuando surgió la oportunidad con Art Works for Change no lo dudé.

PAC – ¿Cómo comenzaste en el mundo del arte?
El arte ha estado desde siempre en mi vida. De muy pequeña recuerdo que gané en el colegio un concurso de pintura y me hizo muchísima ilusión la caja de pañuelos con flores bordadas y una colonia de nardos que me regalaron. Me gustaba mucho pintar y jugar con colores y formas. Hacía recortables pintados y luego los colocaba sobre carpetas, libros, juguetes, muebles. Luego los iba cambiando de lugar por casa o intercambiaba con amigas como si fueran cromos. Y luego…
PAC – Eres granadina pero has vivido en Nueva York y en Málaga, de hecho actualmente estás “a caballo” entre ambas ¿Cómo influye vivir y trabajar entre Málaga y Nueva York en tu proceso creativo y en tu obra? ¿Notas diferencias en tu enfoque o inspiración dependiendo de la ciudad en la que te encuentres?
Belén Millán – Mi experiencia creativa entre las dos ciudades es enriquecedora y se complementan estupendamente. Un amigo mío dice que la verdadera Málaga está en el interior, en sus montañas y pueblos blancos. Yo estoy de acuerdo y encuentro que lo mismo ocurre con Nueva York. A sólo dos horas de la ciudad, uno se encuentra con una naturaleza impresionante y fauna salvaje. Es una maravilla que tanta gente que viene a NY se pierde.
Creo que la principal diferencia en mi proceso creativo radica en los materiales orgánicos propios de cada lugar, los espacios de trabajo y las localizaciones disponibles. Sin embargo, mi enfoque artístico, basado en una forma particular de mirar, buscar, analizar y encontrar relaciones, similitudes y diferencias, permanece constante independientemente de dónde me encuentre.
Nueva York ofrece una ventaja innegable con su rica oferta museística y expositiva. Proporciona constantes oportunidades para investigar, descubrir nuevos artistas, procesos e historias. La diversidad de la ciudad también enriquece pues se interactúa quieras o no con personas que tienen formas muy distintas de entender y trabajar el arte. Esto me gusta y me parece importante como creadora.
En cuanto a la obra en sí, no percibo grandes diferencias al crear en un sitio u otro. A menudo, acabo fusionando elementos de ambos lugares, a veces de forma inconsciente, otras veces deliberadamente. Por ejemplo, en mi última instalación, grabé el vídeo en Málaga, pero los desechos utilizados en la instalación provenían de la comunidad de Rhinebeck, en Nueva York.
PAC – ¿Hay elementos específicos del entorno natural de Málaga y del entorno urbano de Nueva York que se reflejen en tus obras? ¿Puedes darnos algún ejemplo de cómo estos contrastes se manifiestan en tu obra?
Belén Millán – Los materiales y espacios cambian. Cuando estoy en Andalucía me gusta trabajar con olivos, almendros, alcornoques propios de la zona y, cómo no, trabajar en el Mar de Alborán, en el Cabo de Gata. Por desgracia los plásticos también se han convertido en parte de este entorno natural. Sólo en Almería hay más de 30,000 hectáreas de invernaderos, todo un mar de plástico. Cuando estoy en Nueva York elijo zonas rurales, bosques maravillosos que cubren el sesenta por ciento del Estado o las granjas o viñedos del Valle del Río Hudson. Y uso desechos locales, orgánicos o industriales, ropa, plásticos, metales. Me gusta adaptarme a donde estoy y el reto de trabajar con lo que hay.

PAC – ¿Qué te aporta la energía y diversidad cultural de Nueva York que no encuentras en Málaga y viceversa?
Belén Millán – Yo llegué a Nueva York con veinte años y desde entonces no me he ido. Soy andaluza y neoyorkina. Aquí dicen que puedes sacar a una persona de Nueva York pero no a Nueva York de una persona. Creo que se refieren a esa energía que mencionas, a una capacidad de trabajo, unas ganas de mejorar, una ambición, una competitividad y un nivel de exigencia que por supuesto son propias de muchos sitios y también muy de aquí. Como creadora, Nueva York es para mí una fusión; una saturación visual, conceptual, emocional tremenda. Es de un maximalismo contagioso. Todo está en proceso de cambio irremediablemente. Aquí fusión y cambio se ven, se viven, se tocan, se huelen de una manzana a otra, en lo pequeño y en lo grande.
Del otro lado, la luz de Málaga es muy especial. Tiene una intensidad y una alegría que es lo primero que noto cuando me bajo del avión. El espíritu colaborativo de la gente, el patrimonio oleícola y del campo, la belleza y el peso de la historia en los entornos, la fusión de culturas con África y Europa, la gastronomía, el clima tan fantástico, la forma de vida mediterránea… es un sitio ideal para crear.
Las dos ciudades se acaban reflejando en mi labor artística de una u otra forma: en las localizaciones que busco, en los procesos, los materiales, las relaciones conceptuales, los parecidos y las disonancias visuales, las distintas capas del storytelling de los proyectos que hago.
PAC – Tu obra se centra en los procesos de degradación y regeneración en la Naturaleza. ¿Qué te atrajo inicialmente de estos temas y cómo los ves reflejados en tu trabajo?
Belén Millán – Siempre me ha interesado la biología aunque no la he estudiado a nivel formal, entender el por qué de lo que nos rodea. Estuve muchos años trabajando en publicidad en la gran manzana y luego me fui al aislamiento de las montañas Catskills, donde la naturaleza abruma la percepción y los sentidos. Vivir las cuatro estaciones del año con sus cambios en ese entorno fue impactante. Pude observar ese ciclo de vida y muerte y experimentarlo con la materia. En mi práctica artística, me interesa la relación, micro y macro, que tenemos con nuestro entorno natural. Me interesa observar qué cambia en el aire, en el agua, en el suelo, en la flora, en la fauna, en los seres humanos. Me gusta contemplar la evolución de los seres vivos y ecosistemas híbridos, a caballo entre lo natural y lo artificial, que no solo hemos creado, sino que hemos incorporado plenamente a nuestra cotidianidad sin darnos cuenta. Es crucial examinar el camino que nos ha traído hasta este punto e imaginar los diversos futuros que se despliegan ante nosotros como consecuencia de esta simbiosis entre lo orgánico y lo sintético.

PAC – Tu trabajo tiene un fuerte componente emocional. ¿Qué emociones o mensajes intentas transmitir a través de ellas?
Belén Millán – Mi trabajo tiene un componente emocional que busca revelar las historias y emociones de los materiales y espacios que uso. Cada elemento, ya sea un trozo de madera o un pigmento natural, posee su propia narrativa. A través del diálogo con estos materiales y las localizaciones específicas, construyo un storytelling visual donde las emociones se entrelazan con las mías. Aunque el mensaje es claramente ecologista, también es un testimonio del ciclo de vida, muerte, degradación y regeneración. Me gusta que el espectador no solo vea mis obras, sino que las sienta, estableciendo una conexión empática con la naturaleza. Mis obras invitan a reflexionar sobre la relación que tenemos con nuestro entorno natural, recordándonos la responsabilidad que tenemos en ese proceso de deterioro o adaptación que hemos aceptado.
PAC – En tus obras hay materia orgánica ¿Qué tipo de materia orgánica sueles utilizar y cómo influye en el significado de tus piezas?
Belén Millán – En mis obras, uso materia orgánica propia del lugar donde trabajo, desde desechos naturales hasta elementos vivos. Fusiono estos materiales con residuos artificiales o industriales locales, creando contrastes a nivel visual y conceptual: cepas de olivo secas con lonetas aceituneras de plástico, musgo con hebras de poliéster, ramas o flores marchitas con plásticos reciclados. También incorporo seres vivos en mis creaciones, como plantas con pétalos sintéticos o representaciones de organismos, animales y personas, con elementos plásticos. Estas combinaciones narran la difuminación de la frontera entre lo natural y lo artificial en nuestros ecosistemas inmediatos. Mis obras reflejan cómo la artificialidad no sólo altera el mundo natural, sino que se ha integrado plenamente en él. Esta fusión de elementos orgánicos e inorgánicos simboliza la compleja relación entre la naturaleza y la intervención humana.
PAC – ¿Cómo decides qué elementos del entorno natural incorporar a tu obra?
Belén Millán – La selección de elementos naturales para mis obras es un proceso principalmente intuitivo. Me dejo guiar por las asociaciones que surgen al observar mi entorno: un objeto puede evocar otro por similitud o contraste a nivel óptico o físico, o despertar recuerdos de imágenes, sonidos, colores, aromas o texturas. Estas conexiones espontáneas suelen ser el punto de partida para desarrollar una narrativa artística. Por ejemplo, la idea del cardo borriquero como metáfora de la botella de plástico abandonada en el campo nació al observar el reflejo del sol sobre una bolsa plástica flotando en el mar. Estas observaciones suelen surgir de forma inesperada y tejen historias visuales y conceptuales que entrelazan lo natural y lo artificial, revelando las complejas relaciones entre nuestro entorno y los residuos que generamos y no gestionamos.

PAC – ¿Qué diferencias o similitudes encuentras entre trabajar con materiales naturales y artificiales? ¿Cómo afectan estas diferencias a tu proceso creativo y al mensaje final de tus obras?
Belén Millán – Trabajar con materiales naturales y artificiales presenta desafíos únicos debido a sus diferentes propiedades ópticas y físicas, como durabilidad, flexibilidad y consistencia. Los materiales naturales tienen para mí una ‘intuición’ propia, mientras que los artificiales requieren más dirección en el proceso creativo. Mi enfoque suele ser adaptar los materiales artificiales a los naturales, reflejando cómo los procesos industriales han invadido los entornos naturales. Integrar plásticos en mi obra fue inicialmente un reto debido a su frialdad y propiedades físicas tan distintas. Sin embargo, al fusionarlos con materia orgánica y forzar cualidades como movimiento y flexibilidad, logré una síntesis interesante. Este proceso de fusión de materiales, lenguajes y narrativas en mi obra cuestiona cómo estamos transformando irrevocablemente nuestro medio ambiente. Así, supongo que mi proceso se convierte en metáfora de los cambios ecológicos de nuestro entorno, invitando a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza.
PAC – Algunos de tus trabajos están en espacios naturales (instalaciones en el campo, por ejemplo “El paseo del poeta” o “Casabermeja”) ¿Qué te aporta este enfoque en comparación con medios más tradicionales?
Belén Millán – El trabajo en espacios naturales ofrece una libertad creativa sin límites que me encanta. La naturaleza se convierte en un lienzo infinito, sin las restricciones de techos o paredes. El proceso de búsqueda de localizaciones es fascinante: cada lugar tiene el potencial de narrar una historia por sí mismo. Por ejemplo, mi obra ‘(In)visible’ requería un escenario tan surreal y distópico como el Torcal, donde cada encuadre captura la esencia completa de la narrativa. De manera similar, ‘Plastic Plasma’ necesitaba un bosque de belleza abrumadora para contrastar los colores verde y rojo, creando una historia visual de toxicidad extrema. Este enfoque me permite fusionar mi experiencia como pintora, escultora y mi bagaje en el mundo audiovisual de formas únicas en cada proyecto, creando obras que son tanto parte del paisaje como una reflexión sobre él.
PAC – ¿Qué artistas o movimientos artísticos han influenciado más tu trabajo?
Belén Millán – Mi trabajo se nutre de diversas influencias artísticas que reflejan mi experiencia multicultural y mi interés por la relación entre el ser humano y la naturaleza. El Land Art ha sido importante, especialmente en mis intervenciones en espacios naturales.
Artistas contemporáneos que exploran temas ambientales y la intersección entre ciencia, biología y arte han sido particularmente inspiradores para mí. Por ejemplo, el trabajo de Anicka Yi, que fusiona biología y tecnología, resuena con mi interés en los procesos de cambio en nuestra biología y entorno.
También me siento influenciada por artistas que trabajan con instalaciones y esculturas orgánicas, como Diana Al-Hadid, Judy Pfaff y Petah Coyne. Sus aproximaciones a la materia y el espacio han informado mi práctica, especialmente en mis esculturas biomorficas e instalaciones.
Del ámbito cinematográfico, directores como Baz Luhrmann y Lars von Trier han influido en mi trabajo por su maximalismo visual y el ritmo de sus creaciones. Por último, me gusta mucho el trabajo de Isaac Julien, cómo rompe las barreras entre la pintura, escultura, la danza, el teatro, la instalación, la fotografía o el vídeo. En ese sentido es un referente importante. Su forma de construir narrativas poéticas es toda una inspiración.

PAC – ¿Cómo influyen tus experiencias personales y tu entorno en tu trabajo?
Belén Millán – Mis experiencias vitales son fundamentales en mi práctica artística. La maternidad ha sido un punto de inflexión, transformando mi percepción del tiempo, el cuerpo, la naturaleza y la responsabilidad individual con nuestro entorno. Mi vida nómada, con constantes cambios de residencia desde la infancia, ha infundido en mi obra conceptos de flexibilidad, ritmo y movimiento. Estas experiencias se reflejan en la fusión de materiales, lenguajes y narrativas en mis creaciones. La adaptabilidad necesaria para vivir en diferentes entornos creo que ha impactado mi habilidad para integrar elementos dispares en mi trabajo. La exposición a culturas muy diversas creo que ha enriquecido mi perspectiva artística, permitiéndome abordar temas universales desde múltiples ángulos.
PAC – En un mundo cada vez más digital y tecnificado, ¿Cómo ves el papel del arte en la reflexión sobre lo natural y lo artificial?
Belén Millán – El arte juega un papel crucial en la reflexión sobre la dicotomía entre lo natural y lo artificial en nuestra era digital. Actúa como un puente entre estos dos mundos, invitándonos a cuestionar nuestras percepciones y relaciones con ambos. A través de expresiones artísticas, podemos explorar las implicaciones éticas, sociales y ambientales del avance tecnológico. El arte nos permite visualizar y experimentar futuros posibles, planteando preguntas sobre cómo la tecnología redefine la condición humana, desde la influencia de los algoritmos en nuestras decisiones hasta la modificación tecnológica de nuestros cuerpos y mentes. Además, el arte puede revelar las conexiones ocultas entre lo natural y lo artificial, mostrando cómo estos conceptos se entrelazan cada vez más en nuestro mundo contemporáneo. Al hacerlo, fomenta una comprensión crítica de nuestro presente y nos ayuda a imaginar y dar forma a futuros alternativos, promoviendo una reflexión profunda sobre nuestra relación con el entorno y la tecnología.
PAC – Y para finalizar, ¿Puedes contarnos acerca de algún proyecto o exposición en el que estés trabajando actualmente?
Belén Millán – Ahora mismo estoy con dos líneas paralelas de investigación, una más teórica y la otra más matérica. Me interesa por un lado la biología sintética, la modificación de organismos para crear nuevas funciones y capacidades. Por otro, también me interesa mucho el impacto del cambio climático en el mar, la pérdida de biodiversidad y la elevación del nivel del mar.
Etiquetas: Belén Millán Last modified: 15 septiembre, 2024