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Laura Lio

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Entrevista a Laura Lio

Laura Lio (Buenos Aires, 1967), es una artista afincada en Madrid desde 1990. Reflexiva y prolífica, genera sinergias desde NavEstudio, edita sus libros de artista desde PezPlata o interviene el espacio público con su obra.

Su mirada es abierta y atenta a la sabiduría de la tierra y de los animales, así como lo es su enfoque hacia la ética ambiental.

Esculturas, instalaciones, dibujos y ediciones se conjugan en un quehacer que favorece la intuición, la espiritualidad, la escucha atenta, el cuidado…

Laura hace una revisión vehemente y poética de parámetros que a día de hoy son los únicos posibles para lograr un estar en el mundo alejado de paradigmas de rendimiento y que abracen una convivencia equilibrada y respetuosa con nosotros mismos y con todo aquello que nos rodea. Su slow work es profundo y necesario.

 

Retrato de Laura Lio. Cortesía de la artista.

En tu obra hay un interés por materiales naturales, vírgenes, apegados a la tierra como la madera, el mimbre, el esparto, la parafina, el ratán, la piedra… lo que es una vuelta al origen y a la vez un compromiso ecológico. Cuéntanos, ¿cómo el ecofeminismo ha permeado gran parte de tu producción y por qué es tan necesario?

Comencé a participar en encuentros de land art, corriente integrada por artistas, paisajistas y activistas que piensan la naturaleza con la atención puesta en aspectos ecológicos, posibilitando así resignificar determinados lugares naturales o, por ejemplo, construir poéticas de habitabilidad.

Aún antes, ya me había detenido a observar y aprender de la pertenencia del construir y el habitar en otras especies. Interesada en escuchar los mil latidos y los ecos entre lo viviente. Después tomé conciencia que con ello ampliaba mi noción de estética y también de ética, ya que ese enfoque posibilita encuadrar la unidad biológica del mundo.

En los años setenta se fragua el ecofeminismo -corriente de pensamiento y movimiento social que integra feminismo y ecologismo- poniendo de manifiesto que el sistema capitalista y neoliberal, en alianza con el patriarcal, ha generado una cultura de dominación extractivista sin control, que debe ser sustituida por una relación, ante todo, de respeto. Esa cultura machista que desvaloriza a la mujer, la viví y también la sufrí en Buenos Aires y, posteriormente la volví a identificar en Madrid, a comienzos de los 90, cuando empecé a vivir en esta cuidad.

Precisamente nosotras, tenemos una mayor posibilidad para identificar y modificar conductas que tradicionalmente se encuentran en los ángulos ciegos de la visión adro-antropocéntrica. Hemos transitado un largo camino que recién en las dos últimas décadas, paso a paso, se ha ido revirtiendo.

Es sabido que ciertas problemáticas en el ámbito ecológico se han tornado cada vez más apremiantes como es el calentamiento global, la merma de biodiversidad, la escasez del agua y su privatización, la pérdida de grandes masas de bosque tropical, el exceso de emisiones de dióxido de carbono, el aumento de los residuos tóxicos, entre otros asuntos muy serios. Estos problemas graves que he enumerado deberían figurar como prioridades en las agendas de los gobiernos.

Tanto el ecofeminismo como la ecología política trazan alternativas para comprender la naturaleza sin concebirla con la lógica de mercado, evidenciando así los paradigmas equivocados sobre los que se han basado los mitos de progreso y desarrollo. Y también señala responsabilidades POLÍTICAS en la reparación de los daños. Escribe Yayo Herrero en su libro Toma de Tierra que “La producción en los países enriquecidos se lleva a cabo con el aporte constante de energía, minerales o alimentos provenientes de los países empobrecidos. Estos territorios usados históricamente como grandes minas o vertederos, son saqueados y explotados en beneficio del norte global”. El ecofeminismo también denuncia esta dinámica estructuralmente patriarcal y colonial.

 

Vista de carteles callejeros interviniendo la calle. Cortesía de la artista.

En tu obra pareces señalar que el ser humano intenta constantemente vivir sin la intervención de otras especies, lo que lleva a una reflexión sobre esta era de la escisión en la que haría falta más cooperación y más alianzas entre todo aquello que conforma la existencia.

Sí, sobre ello he escrito un libro cuyo título es Refugios del cuerpo y la imaginación, subtítulo Biomímesis en arte y arquitectura desde las construcciones de los animales (Ed. Asimétricas, Madrid, 2023). Es un ensayo que apunta a resituarnos desde nuestro ser biológico compartido con los animales, a través de la observación de otras especies. Y cerca de ellas, tomando como eje tanto el construir y el habitar como la biodiversidad, evaluar el significativo impacto que nuestro sistema socioeconómico causa sobre el planeta.

Nuestra herencia cultural occidental y cristiana no ha ayudado a dirigir la mirada hacia otras prácticas allende lo humano.

¿Qué sucedería si desplazásemos el punto de vista, y, en lugar de preguntarnos cómo miramos nosotros a los pájaros, nos preguntásemos cómo nos ven ellos a nosotros? Pocas veces nos hemos detenido a considerar qué sabor, olor, gusto, sonoridad o tacticidad brinda nuestro entorno a los animales. Qué fácilmente podrían no hacer pie nuestras propias razones ni, desde luego, nuestra razón dentro de un ecosistema donde todos los animales fuésemos arte y parte. En un poema referido a los animales, del poeta español Miguel Ángel Bernat, leemos que ellos nos están diciendo: “Vosotros no sois la medida, vosotros no sois la medida”.

El biocentrismo -surgido en los años 70- es una filosofía que ubica en el centro la multiplicidad, diversidad y complejidad de interacciones entre lo viviente y lo inorgánico. Nos resitúa haciendo tomar consciencia de nuestra reducida importancia y, a su vez, nos brinda la perspectiva histórica en la cual somos la especie con mayor capacidad destructora y devastadora de hábitats y ecosistemas. Como vemos, este es un enfoque diametralmente opuesto al teocentrismo y antropocentrismo al que aludes en tu pregunta.

Sabemos que la vida en la tierra comenzó hace 4.000 millones de años. Venimos de simbiosis entre microrganismos, y entre factores bióticos y abióticos. También cargados con genes muy antiguos. Precisamente, el giro biocéntrico afirma que toda la vida en la Tierra es interdependiente. La teoría de Lynn Margulis sobre endosimbiosis y co-evolución modifica el paradigma de competencia y lucha entre depredadores, dado que co-evolución es evolución con apoyo mutuo. Esto es fundamental para saber y sentir que evolucionamos colaborando, en un proceso abierto y plural.

Ejercitémonos en percibir que estamos rodeados de seres en comunidad y que estamos en contacto con los árboles, animales, cybors, humanos, cables y conexiones inalámbricas, nichos de pasado y nichos de posibles, con las máquinas, la chatarra, el asfalto. Y también con la biota del suelo, bacterias, hongos, líquenes, algas, plancton, el ciclo del carbono, con la antigüedad de las eras geológicas, los ciclos de las vidas y de las muertes, con la vía láctea y con los organismos en gestación.

Calibremos con la medida de la necesidad y no de la codicia. Aprendamos de la frugalidad de las ardillas, de las gaviotas, de los castores y de la geometría de las abejas. Modifiquemos nuestra escala de valores y no confundamos valor con precio. Sabemos que los ecosistemas son valiosísimos y no tienen precio.

 

Exposición de la artista en el Palacio de Quintanas, 2023. Cortesía de la artista.

Por otro lado, está el proyecto alrededor de la palabra que has desarrollado por la vía de los libros de artista y de los carteles, ¿puedes contarnos sobre ello?

Efectivamente, me dedico a la relación entre la palabra y la imagen desde mis inicios, así como a la sinestesia entre las artes plásticas y el sonido. En el año 2015 creé PEZPLATA Ediciones, sello editorial cuya línea puede definirse como un filo o una línea de arista entre imagen y palabra, con publicaciones que van del libro de artista único al libro editado, el cartel y la postal. La sede de esta labor editorial es mi NavEstudio en Madrid.

Hasta la fecha he publicado cinco libros: el primero fue XulSolar/Poesíarquitectura de Eduardo Scala, (2016). El segundo EL MUNDO ES (2019). El siguiente CHÂTEAU-D’EAU de Ema M. (2020). Luego CRIBA (2021) con poemas de Ada Salas y monotipos míos, que presentamos en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en ese mismo año. El más reciente, se titula NOVIEMBRE EN BUENOS AIRES (2022) de Alcira Martorelli, libro que recoge trece cuentos inéditos escritos por mi madre.

Respondiendo a tu pregunta acerca de los carteles callejeros, comentar que he generado en el año 2021 la plataforma Hacer la calle. Lo digo con un cartel, desde la cual se hacen intervenciones gráficas urbanas indisciplinares. Dado que encuentro de gran importancia que las prácticas artísticas se re-apropien del espacio público para ponerlo al servicio de los intereses comunes, como pueden ser los paradigmas de una sociedad inclusiva y un sistema que atienda a la sostenibilidad. Reciclando el entorno simbólico, es decir, re-significando los mensajes del poder corporativo, convirtiéndolos en vehículos culturales que nos permitan tomar conciencia y expresarnos, por ejemplo sobre ciertas problemáticas sociales. Vivimos en un país -europeo, aunque las cifras nos lo hagan dudar: donde el 27,8 % de la población vive en la pobreza y la exclusión.

Esta plataforma Hacer la calle. Lo digo con un cartel, nació durante el COVID como estrategia de acción individual. Sola, pegando carteles en las calles tomé consciencia de algo evidente: que la ciudad es de tod@s y por tanto quise darle una dimensión colectiva.

Entonces formé un grupo abierto con colegas artistas y amigos de LetraLab. El colectivo LetraLab Hacer la calle, se define por la intervención creativa en el espacio público. Buscamos que nuestros mensajes alumbren y se entretejan en el gran collage de la ciudad, fomentando así la participación activa en la mutación y apropiación plural del espacio público. Con el colectivo LetraLab Hacer la calle hago proyectos y, a su vez, también continúo por mi parte, indignada ante los mensajes callejeros tergiversados que lanza el Ayuntamiento actual, como por ejemplo “Vamos a consolidar Madrid como líder en construcción de viviendas asequibles”.

Los carteles son una herramienta gráfica poética y política, precaria pero insistente, huidiza y a su vez constante en la determinación de oKupar el espacio público y de persistir con inteligencia y buen humor. Transformar/ pegar carteles en la calle/ salir a la calle/ ganar la calle/ bailar la calle. Todo menos quedarnos frente a las pantallas mientras se cumple el fatídico todo, en manos de los políticos actuales, siempre puede empeorar.

Para mí el antropoceno está en el centro de tu investigación. En ese futuro en medio de la debacle, del desastre natural y atmosférico, de la capitalización de la vida. De esa supervivencia sin guion ni control. ¿Busca tu obra ser un warning o es más la función de una apuntadora/observadora como en la Expedición Botánica?

Sobre las dos opciones que señalas, la de ser un warning o una apuntadora/observadora como en la expedición botánica, decir que la vida como expedición es una buena metáfora. Expedición en la cual mezclarnos con las oropéndolas, mariposas y otras bellezas, sin descuidarnos de jaguares y alimañas.

Lo interpreto de la siguiente manera, por un lado hay un aprendizaje que se lleva a cabo a través del estudio y de la práctica y, por otro está el arte con su lenguaje y sus herramientas expresivas. Me fascina lo que escribe María Negroni al respecto en su libro La idea natural: “Hay ideas difíciles de formular (y comprender) que sólo en el arte pueden hallar espacio para existir. Ideas que, por fuera de esa esfera, se volverían encerronas. El artista conoce esos territorios muy bien, los conoce incluso antes de aventurarse en ellos, porque algo en la materia del asunto lo ha interpelado ya antes de empezar. Y ante esa interpelación poco es lo que puede hacer. A lo sumo abandonarse al imán que lo encandila con la confianza de qué, cuando salga de la obra, habrá entendido algo, no qué quiso decir, sino tal vez qué pudo pensar, incluso en contra de sí mismo”. 1

Encuentro muy bien razonado el proceso creativo en su texto, en un inicio hay algo que nos interpela y si no fuera por el proceso de investigación y creación (que no siempre van uno a continuación del otro) no desarrollaríamos los mecanismos para acercarnos y comprender lo que en un principio fue el magnetismo de una intuición.

A través del acto creativo hay una re-creación de cierto/s tema/s que son deglutidos por todos nuestros órganos, antenas y fluidos. Cuantas más membranas de contacto entre el adentro y el afuera haya, mayor será el alcance. Así como la metamorfosis del gusano de seda tiene lugar en el interior de la crisálida, cuya superficie traspasará para emerger transformado en mariposa. Los procesos creativos, si hay profundidad, también nos transforman tanto como otras vivencias por las que nos toca pasar en la vida.

El material resultante del acto creativo podría considerarse como un material orgánico, como las arañas y los gusanos con la seda, la saliva en ciertas especies de aves y la cera en las abejas, que poseen sistemas con glándulas en paralelo al sistema digestivo con los cuales procesan internamente el material.

Soy contraria al modelo cerebrocéntrico de la inteligencia, pues considero la implicación de todo el cuerpo con su esqueleto, órganos, fluidos y conexiones. El sistema receptor y emisor al que se refería el biólogo Uexküll cuando mencionaba el umwelt o medio circundante de un ser vivo, en el caso de los animales humanos se ha visto radicalmente alterado con el acceso que posibilita internet a otras realidades o ficciones simultáneas y/o lejanas. Todo esto sumado al inmenso alcance de las nuevas tecnologías de la comunicación, es la gran partitura que nos canta y es cantada.

 

NavEstudio, estudio de la artista.

Llevas más de 30 años en España. ¿Cómo has visto cambiar el circuito artístico español en todos estos años y qué crees que le hace falta ahora mismo?

Han surgido nuevas voces en todas las esferas culturales dado que el escenario, las problemáticas, los encuadres y enfoques han cambiado. Ha habido un recambio generacional en el circuito tanto en la investigación como en la creación. Sumado al relevo de los jóvenes de hoy, continúan vigentes creador@s que están a la escucha de los mil latidos tanto del pasado re-encarnado en el presente como de lo nuevo. Porque culturalmente, bien sabemos que existe una continuidad. La tradición de la ruptura de la modernidad es agua pasada.

En lo personal, viajar por los países andinos me brindó un conocimiento sobre Latinoamérica equivalente a lo que Nápoles me hizo comprender sobre la continuidad greco romana en las culturas europeas mediterráneas. En el sustrato hay mucha riqueza, en cambio en el día a día hay ruido y distracción. Los dispositivos móviles han conseguido afectar de un modo negativo nuestra capacidad de concentración.

Sobre la segunda parte que planteas, ¿qué necesita nuestro sector en términos laborales? En nuestra profesión el día a día sigue siendo duro y eso nos resta atención y energía para dedicar a nuestra labor. Claramente esto es una estrategia del Estado, no pueden ser tan ignorantes, saben que existe una amplio colectivo que se dedica a la creación artística que poco o nada les importa si no genera beneficios económicos. Fiscalmente, aunque nuestra media de facturación sea baja, estamos sujetos a una buRRocracia agotadora.

En Cultura, contabilizan los ingresos de las entradas de los museos, el sector turístico, y la industria del entretenimiento. Viven del arte burócratas y pedagogos. En cambio, muchos de l@s creador@s contemporáne@s pasamos frío en invierno y en lugar de 14 pagas fijas tenemos nuestro manual casero con 14 maneras de sobrevivir sin desfallecer en el intento e incluso ser felices.

¿Qué te queda por hacer Laura y tienes esa espina que no has podido llevar a cabo?

Confío que me queda por dar lo mejor, la experiencia brinda un rico sustrato en el que hacer pie y también mayor conocimiento.

¿Qué viene para ti este 2025?

Ahora mismo estoy terminando tres obras tituladas Savia sangre, el viaje de la semilla para una exposición en el Bòlit, Centro de Cultura Contemporánea de Gerona, titulada: ‘Brutal / Feral Arquitecturas de supervivencia’, comisariada por Andrés Hispano con la colaboración con Ingrid Guardiola.

Savia sangre, el viaje de la semilla tuvo su inicio cuando buscando mensajes urbanos en carteles callejeros, encontré una semilla que había germinado entre ese sustrato de papeles encolados entre sí y a los muros de la ciudad. Ese fue el inicio que generó estas piezas a modo de reflexión emocional sobre la vida, su posibilidad y perseverancia en lugares muy alterados por nuestra especie, como son los ecosistemas urbanos. La semilla germina y crece en su propia materia, la celulosa -extraída de los árboles-, encontrado la humedad necesaria para germinar en la lluvia y la humedad ambiente a la que están expuestos los carteles callejeros. Quién sabe si la tierra y el polvo del aire urbano hayan sido también sus nutrientes. De ese tejido natural y cultural tratan estas tres piezas, es decir de la circulación de la savia, la sangre y el lenguaje.

Además, para esta exposición realizaré una intervención site specific titulada De-vuelta al remitente, en una zona verde de la ciudad.

Inspirada en las urracas que viven en ciudades como Ámsterdam y Amberes, dado que se ha observado que arrancan las espinas anti pájaros y las usan en sus nidos como elemento defensivo. Sí, colocan las espinas hacia afuera para defenderse de otras especies como, por ejemplo, nosotr@s.

Es una intervención para debatir sobre la capacidad de resistir, adaptarse e incluso de defenderse que poseen otras especies. Abrir el horizonte a la inteligencia expandida, con un enfoque no antropomorfo de la inteligencia que reconozca que ésta se encuentra distribuida en todos los flujos bióticos, en todas las especies vegetales, animales, fúngicas y bacterianas, y que cambiaría radicalmente nuestro entendimiento del mundo.

Etiquetas: , Last modified: 27 enero, 2025