Olga Rodríguez Pomares (Elche, 1972) ha reforzado su actitud artística con dos sólidos cimientos: genética y materia. Por parte paterna, proviene de una saga de reconocidos pintores ilicitanos: su bisabuelo Francisco Rodríguez Clement (1861-1956), su tío abuelo Francisco Rodríguez Sánchez-Clement (1893-1968) y su tío Eduardo Rodríguez Samper (n. 1923). Por parte materna sus tías, las también pintoras, Josefa (n. 1930) y Asunción (n. 1940) Pomares Cerdá. La convivencia familiar con el arte le facilitó (o la abocó) a su elección de dedicarse al arte. La materia, el barro, el mármol, la piedra la eligió a ella. No es muy habitual encontrar mujeres en la escultura, su pasión.

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PAC.- ¿Parece o no hay tantas mujeres escultoras?, ¿se trata de una cuestión de género?
Olga Rodríguez.- Pocas mujeres aparecen cómo figuras emblemáticas de la historia del arte, y no es sólo una cuestión de género, ni tan sólo de igualdad de oportunidades, sino de algo peor: la falta de fijación de los referentes históricos. Mujeres artistas ha habido siempre, si analizáramos una lista pareada de hombres y mujeres artistas de cada época, nos preguntaríamos inmediatamente por qué los nombres de mujeres no nos suenan y los de hombres los conocemos todos. Yo lo denomino constituir referente: una especie de maniobra de borrado que, con los hombres, no ha tenido lugar. Tiene también que ver con el hecho de que la pintura es más conocida y, por lo general, siempre ha despertado mayor interés entre expertos, coleccionistas e incluso en el público. Si aceptamos la cuestión de número está claro que hay más pintor@s, que escultor@s.
PAC.- ¿Quiénes han sido tus referentes?
Olga Rodríguez.- Han sido y lo siguen siendo. Rebeca Horn, Louise Bourgeois, Kiki Smith, Susana Solano, Carmen Calvo…No hablaría de número, pero sí de su calidad.
He frecuentado los museos y he observado de cerca la obra de arte. El arte clásico siempre me ha seducido, pero también considero el legado del arte moderno, las aportaciones de las Vanguardias y la capacidad experimental del arte contemporáneo.
Siempre me ha interesado averiguar, no sólo lo que hacen los artistas, sino también lo qué piensan y dicen, comprendiendo que el miedo al lienzo blanco, al bloque de piedra mudo, en realidad no existe, pues su carácter autorreferencial le aporta, en mi opinión, un buen punto de partida. Hacer arte es una conversación, una forma de diálogo habida con todas las épocas, incluso las futuras.
PAC.- Para quienes piensan que el arte no es investigación, tus últimas series artísticas han ido asociadas a proyectos I+D+i con empresas del sector del mármol ¿cómo se encuentra una artista en este ámbito?
Olga Rodríguez.- Quienes piensan eso, se han perdido una buena parte de él, uno de sus ingredientes fundamentales y muy posiblemente uno de sus sentidos principales. Cada vez son más frecuentes las colaboraciones entre el mundo empresarial y el artístico, y las aportaciones del arte son más tenidas en cuenta tanto por su valor I + D + i para otros usos, que no sólo los habituales del medio artístico, como por sus valores habituales de transmisión.
PAC.- ¿Ésto es algo intrínseco, digamos, al propio arte, no?
Olga Rodríguez.- El artista considera la investigación como un proceso de experimentación, creatividad e innovación donde los resultados plásticos obtenidos se presentan cuando su obra es expuesta, lo cual no difiere demasiado de la apuesta que persigue el empresario, obtener un nuevo producto comercial y de calidad. Nuestra condición de artista aporta, a su vez, nuevos planteamientos en el trabajo conjunto con la empresa, donde actualmente proliferan los departamentos de I + D + i, que apuestan cada vez más por abrir nuevas relaciones con entidades que planteen propuestas diferentes y originales. La idea de generar un diálogo entre investigación y creatividad artística, podría ser una de ellas.
PAC.-Tú empezaste pintando. De hecho, asistías a la academia de tu tío Eduardo, fundador de la Escuela «Rodríguez Clement», tu maestro. Ganaste premios. ¿Qué fue lo que te atrapó de la escultura?
Olga Rodríguez.- Mi primera exposición, de pintura, en 1985, contaba 13 años, fue de la mano de mi tío Eduardo, al cual le tengo que agradecer sus enseñanzas y su dedicación en mis primeros pasos en el mundo del arte. A su lado, observaba cada sábado muy de cerca el trabajo de un incansable maestro de la pintura. Al llegar a Valencia, a la Facultad de Bellas Artes, la escultura supuso un viaje a lo desconocido, al desarrollo de un nuevo lenguaje ubicado en el espacio tridimensional. La combinación de materiales, procesos y tecnologías se combinaron para multiplicar las posibilidades de juego y creación.

PAC.-La escultura… ¿no tiene quien le escriba?
Olga Rodríguez.- Cada mes se llenan en nuestro país páginas y páginas de crítica sobre arte. Se habla de aquellas obras más rentables, obras que suelen utilizarse como justiprecio por las palabras escritas sobre las obras descritas, las obras de moda, que desafortunadamente no suelen ser de escultura sino de pintura, pero cada vez más fotografía y arquitectura. A la escultura le ocurre lo que a la poesía. Por otro lado existe una bibliografía específica sobre escultura, sólo tienes que buscarla e investigar sobre un tema concreto dentro de la disciplina, lo constato desde el día que decidí escribir una tesis doctoral.
PAC.- ¿Crees entonces que la cultura ha cambiado sus parámetros tradicionales?
Olga Rodríguez.- La escultura, como el arte en general, cambia continuamente y para percibirlo, hay que experimentar en el universo de la representación. Centrándonos en la multidisciplinariedad de la materia, su relación con el espacio y la tridimensional, las posibilidades formales aumentan, y con ello la necesidad de una formación específica en la práctica artística. Y si hablamos de la escultura contemporánea, la falta de bagaje en el entendimiento y aprendizaje del arte se acentúa, siendo incapaces de percibir. En mi opinión, considero que aquello que he leído y experimentado lo muestro en forma de arte, y el lenguaje con el cual me expreso es la caja del pensamiento, por ello considero que los artistas debemos narrarlo, contarlo.
PAC.- ¿Crees que la escultura es un arma cargada de futuro o está abocada a la obra pública, al monumento, al trofeo…?
Olga Rodríguez.- La escultura ha estado asociada a la arquitectura o la ingeniería durante cientos de años en diferentes periodos significativos de la historia, y ha sobrevivido, ha sido en cierta manera una forma de desarrollo y evolución. Actualmente, la escultura ha cambiado su peso, su volumen, su dureza. Es como si se hubiera emancipado, como si se hubiera desligado de los aspectos de índole arquitectónico para adoptar nuevas formas de expresión. Los materiales de todo tipo proliferan, los lenguajes abren ventanas donde recordábamos la escultura muro, aparecen las gasas, el papel, el aire, el plástico, el helio…
PAC.- Un deseo…
Olga Rodríguez.- Crear con los sistemas del arte un lenguaje universal en una obra que perdure, aunque sea sólo en la memoria, y ayude, si no a cambiar, al menos a modificar lo inaceptable de la estructura social en que vivimos para el deleite o no del público.
Etiquetas: Olga Rodríguez Last modified: 7 septiembre, 2023