Tras mucho tiempo tratando de sincronizar agendas, Alejandro Botubol (Cádiz – 1979) nos recibe en los madrileños Malafama Estudios donde tiene ubicado actualmente su lugar de trabajo. Inundados de luz, reflexionamos sobre la pintura como disciplina y su manera de afrontarla, que tiene mucho ver con su modo de afrontar la vida.
PAC – 2018 ha sido un año fantástico. Has pasado a ser representado por la prestigiosa galería Ponce & Robles y 2019 lo arrancas con una increíble exposición en el Centro de Arte de Alcobendas, como surgen ambas oportunidades?
A.B – En 2017 comencé con Ponce & Robles hacia el mes de noviembre, hace poquito realmente pero parece que hace más tiempo por todas las cosas que han ocurrido desde entonces. Hice una primera exposición individual con ellos que titulé Macropintura en la que verdaderamente hablaba de todas mis inquietudes y digamos también, de las cosas que ocurrían en mi estudio. La galería conocía ya mi propuesta desde Espacio Valverde, que fue mi anterior galería. Es cierto que hay muy buena relación entre ambas con lo que cierro etapa con Espacio Valverde y comienzo con una propuesta muy fresca y también asesorada. Me considero un artista clásico encuanto a la pintura se refiere y esta galería, de alguna manera me ha sabido quitar el salvajismo en cuanto a la diversidad de patrones que tenía adquiridos dentro de mi trayectoria. Hice una selección de una parte que tuviera que ver con el paisaje, otra que tuviera que ver con el bodegón, otra con mis caprichos y propuestas que investigo en el taller. De aquí nació Macropintura. Era como ver la pintura desde un macro, desde un objetivo de fotografía. Como verla al microscopio de cerca, tener que acercarte para entender que eso era verdaderamente pintura.
Una vez terminada esta exposición la galería me propone exponer en ARCO, hecho que también supuso un escalón mas en mi carrera y pude producir nueva obra y conocer mucha gente interesante de la mano de mis galeristas José Robles y Raquel Ponce, entre otras a Belén Poole, la directora del Centro de Arte de Alcobendas a quien le encantó mi obra y surgió la posibilidad de preparar un proyecto para esta institución. Nos reunimos y cuando vi aquel ventanal enorme, fue como el comienzo, que buena onda, vuelvo a ver la luz no solo en mi estudio sino en una sala de exposiciones, que también se echa en falta la luz natural. Para otros artistas esta condición puede influir pero para mi es una parte procesual, constante en mi obra. Al proyecto decidimos llamarlo TAPES.
PAC – Esta exposición supone un importante reconocimiento institucional a tu carrera.
A.B – Belén me aportó mucha cercanía. Yo ya conocía la enorme trayectoria del centro, más de 25 años, con exposiciones no solo de fotografía, como sabes en él se celebra el premio nacional de fotografía. Aquí han expuesto los mejores fotógrafos españoles e internacionales. Pensé, ¿por que elige a Alejandro, que es un pintor? Al seguir indagando vi que tambien se habían realizado exposiciones de artistas y pintores e incluso una sobre la colección de Helga de Alvear, que estaba en curso cuando me acerque al centro, en ella había obra de grandes artistas de la luz como Dan Flavin, Robert Irwin, James Turrel,… me quedé alucinado al ver aquella colección en aquel espacio. Ahí fui consciente que estaba en un centro importante.
PAC – He tenido en varias ocasiones la suerte de escucharte hablar en directo sobre tu metódica de trabajo, es verdaderamente fascinante y enriquecedor. Cuéntanos un poco ¿cómo abordas tus procesos?
A.B – Hay gente que cuenta una historia, un cuento o un chiste de alguna manera particular. Hay veces que no tiene gracia o a veces es muy profunda pero en el fondo el mensaje que llega, hablando de arte, es importante. No soy un buen cuentacuentos, ni se contar bien chistes, tampoco soy una persona profunda o al menos me considero una persona que da pequeñas pinceladas de cada cosa, porque eso es lo que soy, un artista del sur que explico la pintura desde mi experiencia y desde lo fortuito. Yo soy así, te cuento mi proceso ahora en mi estudio en Madrid y circunstancialmente tengo esta ventana maravillosa que me da una luz natural que me hace ver el sol todas las tardes del mundo, se pone al oeste. Esa experiencia, esa circunstancia hace que yo tenga una percepción de la luz natural en mi trabajo, eso es muy rico para mi. Es casi como pintar al aire libre. Cuando se va el sol por la tarde, no se acaba la pintura, yo ya he documentado todo lo que ha ocurrido en el taller. Digamos que en los procesos de mi trabajo es muy importante lo que ocurre durante el día. No ya por el sol que entre por la ventana, sino por el sol que yo ponga en mi pintura. La música es fundamental en mi trabajo, me transporta a mis raíces, no quiere decir que solo escuche música del sur. Lo mismo en el sur hace veinte años, cuando tenía mi estudio en Sevilla escuchaba Pink Floyd o a Freddy Mercury. La música de alguna manera condiciona mi obra. La emoción vuelve y el color es emoción, ¿no?
PAC – Antes me comentabas que en tu proceso están muy presentes los accidentes que ocurren, o que provocas.
A.B – Pues mira los provoco (risas). Cada artista tiene su método y tiene sus propios rituales dentro de su trabajo, si ves el estudio, hay dos lienzos blancos uno horizontal y otro vertical (para la nueva producción) y ¿Qué hay alrededor del lienzo? A mi me gusta provocar que la pintura salga. Poniendo a veces alrededor color con objetos, filtros de papel, celofán o incluso con piedras, lozas, conchas, objetos personales casi como un arqueólogo o como una persona que pasea por la playa y coge algo que le llama la atención y resulta que es una piedra redonda, preciosa, digamos que soy un poco fetichista de todo eso que me atrae. No se trata de psicomagia, se trata de dar valor a las cosas, poseerlas, ponerlas alrededor de la pintura para mi es como, “..algún día entrará esto en la pintura…”, sea como color, sea como energía de aquel momento. Hay un componente metafísico del bodegón del Siglo XX que incorporo en la pintura que hago actualmente ya sea una síntesis del bodegón, del paisaje o de la figura, lo que queda es un guiño a la pintura europea de siempre.
PAC – Precisamente, cuando menciono trabajo, siempre hablo de la PINTURA con “mayúsculas” ¿cuál crees que es el lugar de esta disciplina a día de hoy? En un momento saturado por el arte más cerebral.
A.B – La pintura esta verdaderamente presente hoy en día. En el panorama nacional, yo que vengo de Andalucía, hay una cantera de artistas que destacan que prefiero no nombrar por no dejar a nadie fuera, por que son muchísimos, igual en Cataluña, en el norte en el sur en el centro. Los que hacemos pintura lo hacemos cada uno desde donde viene, unos con mas escuela, otros mas conceptuales. De hecho hablaba el otro día con Antonio Fernández Alvira que muchos de los artistas actuales , hagamos la disciplina que hagamos, estamos haciendo una revisión, no forzada, del pasado/presente, de la historia. Yo comparto con muchos artistas una revisión no ya del barroco sino de Roma, de Grecia, en el sentido de hablar de la belleza. Una revisión actual del pasado. Recuperar algo que ha ocurrido y contarlo con los medios de ahora, llámese pintura, fotografía…
PAC – TAPES habla de la “cinta” americana pero tape, es también la cinta de grabar sonido. El sonido como la luz funciona a determinadas longitudes de onda y frecuencia, su relación con los receptores (el ser humano – visible y audible) ¿Son tus “tapes” una suerte de grabaciones de lo visible en términos de luz y color?
A.B – Cada persona tiene una percepción del arte y tapes, su germen viene a partir de una cinta de embalar, cinta americana o española o de carrocero vulgar , son elementos que me valen para recortar dentro de la pintura en planos geométricos en formas rectas concretas, para dar orden, para generar líneas limpias. A partir de esa herramienta en el taller aparecen tapes de colores. Yo como soy un enamorado de mi espacio, me gusta dar orden y siempre cuento sobre esta serie que un gran referente ha sido Giorgio Morandi y sus bodegones. Esa manera de entender y organizar las tapes en el estudio, cual Morandi reorganizando sus botellas y objetos cerámicos esperando a que esa luz de la tarde entre en el taller, ese componente romántico y sobre todo de revisión histórica de un maestro de la pintura fue el germen de la serie. Anteriormente ya había realizado alguna experiencia similar por ejemplo en mi primer viaje a Nueva York. Estuve haciendo una residencia en Brooklyn y empecé de cero a partir de lo que encontraba en el taller y encontré dos cintas y pintar esas cintas como un imaginero, un pintor analiza el detalle, el volumen, la luz, el espacio, hizo que viera aquello como algo que parte de lo referencial, de aquello que estoy viendo, pero después resulta algo torpe, con sus dudas, me gusta subrayar lo que encuentro de manera fortuita en la realidad. Subrayar la duda. Que se vea el accidente. Me interesa la torpeza de lo primero por que conserva la pureza de la creación.
PAC – Cuando hablas de la inmanencia de la pintura, ¿lo haces en un sentido escolástico, en su complemento con lo transcendente? Siempre he visto en tu pintura una tremenda espiritualidad. En cada trazo, en cada golpe de pintura.
A.B – Los artistas hacemos al final lo que somos. Yo no me considero una persona religiosa, pero si he crecido en una cultura así en el sur. Dentro de mis rituales pictóricos me dio durante una época en Sevilla por visitar una capilla de Triana, me gustaba el olor, ver la luz litúrgica, los dorados, los plateados, el terciopelo rojo de los escalones, unos claveles que había llevado una señora del barrio, es un retrato de lo que allí ocurría, aquello me daba cuenta que me transportaba a un momento de espiritualidad, no con el retablo, sino conmigo mismo. Esa inmanencia y magnetismo que atraía sobre mi aquel espacio, me interesaba alcanzar a saber como podía aplicarlo a mi trabajo. Sin densidades, como una experiencia mística.
PAC – En alguna ocasión te he comentado que encuentro en tu pintura muchas conexiones con lo oriental, con artistas de la talla del coreano Lee Ufan, con lo zen, con la espiritualidad de lo cotidiano. No se si estos Haiku pictóricos, sobre todo en tus pequeños formatos, son un excedente de significado (en el sentido de Gadamer) o existen conscientemente en tu trabajo.
A.B – Está presente oriente, constantemente, igual que está presente el cine oriental, como el de Kurosawa, es un cine para contemplar y meditar dentro de la propia secuencia del paisaje, de los sonidos. Hubo una etapa en la que me interesó el arte zen pero mas en la línea de Tanizaki por ejemplo, mirar un vaso de agua y ver como se encerraba en una forma cilíndrica, ver una transparencia, descontextualizar lo que estás viendo para llegar a otras cosas de manera intuitiva o por sencilla observación, vacía. Ese modo oriental me sirvió para abstraerme de la realidad y sacar lo esencial de la pintura. A veces ayudarme a quedarme con le emoción, con el momento.
PAC – David Barro en el magnifico texto del catálogo habla de ha influencia de Turrel en tu trabajo. Aunque Turrel trabaja con la provisión de fuente directa tu trabajo si que trabaja con las resonancias rítmicas y las modulaciones sutiles de tonos, como en sus “Perceptual Cells” la retina debe acostumbrase a tus piezas. Tu trabajo como verdaderamente se aprecia es en directo. La retina se va adecuado y descubriendo tonos, vibraciones.
A.B – Me encanta la observación, yo cuando descubro a este gran maestro de la luz, lo hago en directo en el Guggenheim de Nueva York, en esa estructura helicoidal hacia arriba, y percibo no solo la luz y el color sino la importancia del espacio que lo iguala a las catedrales. Aquello va hacia el cielo, hacia el infinito, es una manera de contar esa grandeza con los medios del siglo XX. Me interesa el concepto de pintura expandida en los bordes a modo de aura, y después uno se acerca y descubre que es pintura, trazo vibración. Mezclar el color “luz” con el color “pigmento”. Es también una mezcla de lo estadounidense con mi propia cultura mediterránea.
PAC – Nelson Goodman afirmaba que es un error tratar de dividir la función de las ciencias como generadoras de conocimiento y las Artes destinadas solamente al placer. Esta afirmación queda patente en tu pintura. Consigues ampliar el campo de comprensión sensorial
A.B – Totalmente. Hay veces que el desconocimiento hace que uno intuitivamente, descubra cosas, mi trabajo no parte de una reflexión profunda y luego hago, no, es haciéndose como se va uno dando cuenta de lo que estas creando, de lo que ocurre aquí, eso es lo emocionante ver como va creciendo o decreciendo, es como una relación. El amor es muy importante. Yo salto de un sitio a otro.
PAC – James Turrel en una entrevista con la galerista Alison Sarah Jaques decía: Tengo la sensación de que mi obra es mas sobre tu visión que sobre que investigues la mía” en tu trabajo también hay de ese aprender a ver donde no ves… o mejor lo que no sabes ver…
A.B – Tambien aprende uno de si mismo, a veces me digo ¿y si yo en realidad no soy pintor?
PAC – ¿Qué proyectos tienes para 2019?, ¿como ves tu proyección internacional?
A.B – Ya existen varios proyectos que han comenzado a funcionar bien a nivel internacional. Estuve el pasado mes de diciembre en Miami (Pinta Miami) y expuse la serie anterior a Tapes, la de los eclipses que aluden al paisaje del atardecer. Fue una experiencia muy interesante, me ha situado en un panorama internacional potente y de alguna manera me ha puesto en el mapa. Me ha hecho tambien reflexionar sobre cual es el punto de mi trabajo en este momento y preguntarme qué necesita para que siga creciendo. Ver el “entorno” es importante también. Un artista tiene que inevitablemente tener un ojo en España pero el otro fuera. En ese sentido en breve lanzo mi nueva web en formato bilingüe. En esta edición de ARCO también estaré presente con Ponce & Robles y con mi estudio (Malafama) haremos también como parte de la feria dentro del programa VIP nuestro tercer “Carajillo Visit” junto con Nave Oporto que es un desayuno con coleccionistas y profesionales dentro del estudio.
Artista: Alejandro Botubol
Fechas: hasta el 2 de marzo de 2019
Lugar: Centro de Arte de Alcobendas, Alcobendas – Madrid