Visitar el proyecto que la artista gaditana Natalia Domínguez (1990) ha producido gracias a la beca Iniciarte en el espacio de exposiciones del PTS (Granada), Greeting to the audience, es hacer un viaje al pasado, a un tiempo en el que los avances tecnológicos entusiasmaban y encandilaban a la sociedad, describiendo un futuro utópico que todavía hoy parece inalcanzable. La carrera espacial que protagonizaron Estados Unidos y la Unión Soviética entre los años 50 y 70, no fue tan solo la metáfora perfecta de la rivalidad cultural entre ambos bloques, sino también la incombustible lucha humana por colonizar el espacio exterior. Un viaje nacido bajo una ideología y unos símbolos plenamente románticos que la historia, y concretamente el cine hollywoodiense, se han encargado de acrecentar. Domínguez rescata algunos de los iconos que protagonizaron esta época, generando una atmósfera retrofuturista compuesta por un conjunto de instalaciones que dialogan perfectamente entre sí.
En todo este relato de descubrimiento y ampliación de horizontes hay un elemento que cabría destacar: la comunicación, una necesidad propia del ser humano que en la exposición de Domínguez se convierte en el hilo argumental. Sin embargo, no debemos pensar en la comunicación cotidiana, la que se produce cara a cara, sino la que es capaz de atravesar el tiempo y el espacio, y por supuesto, en los elementos tecnológicos que la posibilitan. Así, la primera pieza que nos da la bienvenida, literalmente, al entrar en la sala de exposiciones es una señal luminosa en la que la artista ha recreado el logo de la NASA con la siguiente inscripción “Greetings to de audience” (2017), un mensaje que interpela a quien escucha (el receptor), propio de la jerga televisiva y radiofónica, pero que también juega con nuestro papel como público. Ésta pieza enlaza a la perfección con Voyager I (2017), una maqueta en cartón y madera de la sonda espacial robótica que fue lanzada desde Cabo Cañaveral en septiembre de 1977 con el objetivo de explorar los límites del Sistema Solar y que portaba consigo los celebérrimos Golden Records, una suerte de carta de presentación de la humanidad, un saludo interplanetario que todavía espera la respuesta de una civilización extraterrestre capaz de comprenderlo. En Hola y saludos a todos (2017) Domínguez reproduce en latón esos discos, y los acompaña de una mesa de mezclas en la que podemos escuchar el saludo humano en 55 idiomas. Sin embargo, cada uno estos mensajes queda desactivado debido la aglomeración de los mismos, unos se pisan con otros, lo cual es una metáfora bastante triste ya que si el ficticio disco llegase a buen puerto, sus receptores no podrían entender el mensaje de la humanidad.
Al descubrir las obras de Natalia Domínguez, vienen a nuestra cabeza iconos de la literatura y el cine como Contact escrita por el astrofísico Carl Sagan (1985), quien narró la recepción ficticia de información de seres de otros planetas a través de grandes antenas parabólicas. También de Sagan es la frase que acompaña a la maqueta o monumento efímero Vogayer I “There were other cultures and there would be future times” (“Ha habido otras culturas y podría haber tiempos futuros”). La artista es consciente de el carácter ficticio que el tema ha suscitado históricamente, y aprovechando el mismo, genera una serie de piezas que juegan con esa ligera fisura que divide lo puramente científico de lo mitológico, o lo que es lo mismo, evidencia la posverdad que ha distorsionado deliberadamente estas realidades. Qué duda cabe que el mensaje luminoso “Warning! This is not a true history”(2018) nos conduce mentalmente al polémico alunizaje de Neil Amstrong, que prácticamente ha dividido a la sociedad en “creyentes” y “ateos”. Otra pieza que nace de ese amor por la ficción retrotecnológica es Black Holes (2017), una serie de 50 juegos de mesa que nos invitan a explorar otras etapas históricas viajando a través de agujeros negros. Situando éstos en medio de la sala a modo de gran almacén de juguetes, la artista nos habla de ese entusiasmo y “cultura del espacio” que inundó en los años 50 y 60 no solo a la sociedad estadounidense, sino también a la europea, y cómo ésta se materializó en el mundo del juguete: pequeñas reproducciones de cohetes, muñecos vestidos de astronautas, robots e incluso aparatos walkie-talkie se convertían en los nuevos iconos infantiles.
Cada pieza de esta exposición parece haber sido diseñada como el recuerdo arqueológico de una sociedad volcada en el descubrimiento de otros mundos y otros seres, y quizá la pieza más representativa en este sentido sea Archivo de relaciones casuales (2017), un antiguo proyector de diapositivas a través del cual podemos visualizar imágenes que nos hablan del “enamoramiento” que la humanidad experimentó en torno a los años 50 por el espacio exterior, una fiebre que sin duda, estuvo guiada por la necesidad imperiosa de responder a la eterna pregunta: ¿estamos solos en el espacio?
Artista: Natalia Domínguez
Fechas: Hasta el 16 de marzo de 2018
Lugar: Sala de exposiciones del PTS (Granada)