El Museo Reina Sofía acoge, hasta el 27 de agosto, Experiencias y situaciones, una exposición que recorre la trayectoria del artista luso-brasileño Artur Barrio (Oporto, 1945), Premio Velázquez de Artes Plásticas 2011 y una de las figuras esenciales en las artes de acción y los conceptualismos en Brasil desde los años sesenta.
Barrio irrumpió en la escena creativa brasileña a finales de esa década, en un contexto marcado por las tensiones políticas y la creciente represión de la dictadura militar desde el golpe de estado de 1964. Su obra supone una de las mayores rupturas en Brasil en esos años, transgrediendo los paradigmas estéticos tradicionales y redefiniendo las prácticas artísticas. La libertad de experimentación y la relación del arte con la vida son la clave de las nuevas propuestas conceptuales que Barrio protagoniza junto a artistas como Hélio Oiticica, Lygia Clark o Lygia Pape.
Las intervenciones en el espacio público y la búsqueda de un lugar de expresión al margen de las instituciones artísticas confluyen en Artur Barrio como un signo de resistencia que poetiza la vida cotidiana. En este sentido, en sus proyectos, el artista utiliza materiales precarios y perecederos, en muchas ocasiones orgánicos, para crear situaciones (situacões) que hacen imposible su reapropiación por parte de un sistema del arte que permanece comprometido con la circulación fetichista del objeto o el documento.
Junto a ellas, Barrio realiza otro tipo de intervenciones en museos y galerías en el marco de sus exposiciones a las que denomina experiencias (experiências). Durante un periodo determinado de tiempo previo a la inauguración de las muestras convive con las dinámicas productivas de la institución, irrumpiendo y creando fricciones en la normalidad diaria. El artista opera directamente sobre las paredes o realiza actuaciones en el espacio influyendo en la propia arquitectura y ambiente de las salas (sus muros, olores, luz, etc.), así como en el recorrido del visitante. Con este tipo de experiencias relacionales se busca cuestionar la tiranía de la visión e interpelar los sentidos del espectador.
Esta exposición supone, en palabras de su comisario João Fernandes, “un acercamiento a las acciones que conforman la singularidad radical del trabajo de Barrio, caracterizado por una crítica mordaz a la objetualidad del arte y a sus condiciones de producción, circulación y consumo en la sociedad contemporánea”.
La muestra se divide en dos secciones: en la primera se traza un itinerario histórico a través de documentos del archivo del artista mediante los cuales ha quedado un registro de las situaciones y experiencias creadas por Barrio en diferentes lugares y momentos, así como de ideas, materiales y metodologías recurrentes a lo largo de su carrera.
En la segunda, el espectador podrá ver la huella dejada por Barrio tras la realización de una experiencia in situ los días previos a la inauguración de la muestra, cuando el artista se haya apropiado del espacio expositivo y lo haya convertido en un lugar de expresión de la libre creatividad. La intervención y ocupación de Barrio en el Museo — Zona C de la Planta 3 del Edificio Sabatini—, pondrá a prueba la capacidad de la institución de responder y adaptarse a la espontaneidad de ese gesto.
La obra de obra de Artur Barrio denota una preocupación ante el sistema artístico en el que se inserta el creador, cuestiona este medio y lo intenta subvertir. Barrio escribió en 1969 un manifiesto que llamó Estética del Tercer Mundo, un texto que propone la utilización de materiales perecederos y baratos con la intención de impugnar las categorías estéticas más tradicionales y cuestionar el uso de materiales exclusivos en el arte contemporáneo.
“Contra las categorías artísticas, contra los salones, contra los premios, contra el jurado, contra la crítica del arte”. Con estas palabras de su manifiesto comienza el recorrido expositivo. Debido al carácter efímero y fugaz de sus trabajos, Barrio utiliza la fotografía, el vídeo y el texto como herramientas para documentar y registrar sus acciones, poniendo así en cuestionamiento la naturaleza tradicional de los lenguajes y los contextos de circulación del arte.
Desde sus inicios Barrio utilizó materiales humildes y desechables, incluso de origen orgánico, como basura, papel higiénico, maderas, huesos, saliva, etc. En los primeros registros fotográficos y fílmicos, como P…H… (1969), se da cuenta de acciones elaboradas con papel higiénico, donde el artista aparece manejando tiras del material a manera de esculturas, después los materiales manipulados se pierden despedazados en el mar. En otros de sus trabajos iniciales, Situação… Ohhh… ou… 5.000… T.E.… em…N.Y…. City… (1969), el artista depositó en el exterior del Museu de Arte Moderna de Río de Janeiro sacos de papel de papel con trozos de periódico, espuma de aluminio y un saco de cemento viejo, a modo de basura. Asimismo, se pueden consultar registros documentales posteriores de acciones tan emblemáticas como Rodapés de carne (1978) o el Livro de carne (1978-79), en las que Barrio utiliza trozos de carne cruda.
Pero también el cuerpo en el trabajo de Barrio tiene tanta importancia como los materiales. El uso de éste, tanto en su acción directa como en su interacción con el contexto es la obra de arte o el soporte de la acción. El cuerpo del artista pasa a ser protagonista en registros de vídeo como Situaciones mínimas (1972), y fotográficos, por ejemplo, Vuelvo en 5 minutos (Volto em 5’, 1981).
El carácter conceptual de la obra de Barrio está vertebrado por un compromiso político y social, como lo demuestran los registros DEFL… Situacão… +S+… Ruas (1970) y Situacão T/T, 1, (1970), por ejemplo. En el año 1970, durante uno de los periodos de represión más sangrientos que se recuerdan en Río de Janeiro, Barrio diseminó bultos de basura con sangre seca que contenían vísceras, heces, orina o saliva. Estos bultos sangrientos eran modelados para que parecieran partes de cuerpos humanos. Con este tipo de trabajo que Artur Barrio desarrolló durante toda la década de los setenta, el artista trataba de crear un contexto en el que la gente fuera consciente del problema de la violencia política en el país.
Algunos de los trabajos más interesantes que se pueden ver en la exposición son los CadernosLivros. Estos son libros de artista en los que Barrio escribe sus ideas, comentarios y notas, mezclados con fotografías, arena y otros materiales con textura, que a la vez documentan el relato y la memoria de acciones de las que no existe registro visual alguno, como 4 Dias 4 Noites (1970).
Otro conjunto esencial en sus registros son los relacionados con el mar y Portugal, con los que Barrio mantiene una especial vinculación. Ejemplo de ello son los documentos que muestran la acción Áreas Sangrentas (1975) que realizó con unas vendedoras de pescado en Viana do Castelo, o también 4 Movimentos (1974).
Finalmente, habría que destacar la escritura como uno de los elementos transversales en la obra de Barrio. Desde los manifiestos contra las estructuras del campo artístico a inicios de los años setenta, hasta los enunciados y versos que inundan las paredes en sus experiencias, los textos dan cuenta de la permanente desobediencia de alguien que se resiste a la clasificación y normatividad de los discursos sobre el arte. Las palabras que garabatea sobre los muros funcionan como poesía visual que termina desapareciendo con el tiempo, cuando cierra la exposición.
Fechas: Del 22 de mayo al 27 de agosto de 2018
Lugar: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid