Hasta el 13 de enero de 2013. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.
La exposición «Gauguin y el viaje a lo exótico» se propone contar la historia de un viaje en busca de los orígenes. Lo exótico, el paraíso perdido, el «otro mundo» que anhela el artista, huyendo lejos, encontrando un lugar que lleva consigo un sentido de liberdad.
[flickrset id=»72157631928778458″ thumbnail=»square» overlay=»true» size=»medium»]
La muestra coincide con el vigésimo aniversario de la apertura del Museo Thyssen-Bornemisza y utiliza la huida de Paul Gauguin como un hilo que se mueve a través de la renovación de un lenguaje artístico y creativo. La ruta sigue el arte experimental de Gauguin en los mares del Sur, y continúa con las exploraciones de artistas posteriores, como Emil Nolde, Henri Matisse, Wassily Kandinsky y Paul Klee, que se insertan en la ruptura ideológica a la que Gauguin había dado el primer impulso.
La exhibición se divide en tres secciones: la primera centra la atención en la figura de Gauguin y su influencia en los movimientos artísticos de la primera década del siglo XX, la segunda está dedicada al viaje como única salida del mundo civilizado, llegando directamente al primitivismo, a través de la búsqueda de lo esencial. La tercera sección está dedicada a la concepción moderna del exotismo y a su vínculo con la etnografía.
Una necesidad irrefrenable de libertad se convierte en el imperativo categórico de todos aquellos artistas que, saliendo de las amplias pinceladas de color Paul Gauguin, iniciaron ese viaje, más allá de los límites de la convención, pero sobre todo con la intención de romper el esquema y el ritmo hipnótico de la modernidad que esclaviza a la persona.
Mucho más que en otras situaciones, el espectador está invitado a reflexionar, a analizar sus vidas para descubrirse finalmente atrapado en una sociedad que promete libertad, pero que en realidad encierra al individuo en una silenciosa esclavitud.
Cita del catálogo de la exposición: «Este nuevo Zeitgeist excitó el deseo de viajar con la esperanza de encontrar en los lejanos paraísos incontaminados la última oportunidad de salvación.» El hombre moderno se abre completamente a lo que representa el primitivo y primordial tanto deseado. Así el artista se ve inevitablemente atraído por el color, por la naturaleza y por la pureza que llevan consigo un nuevo concepto de arte.