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VIOLA

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Hablamos con Viola sobre su trayectoria y su exposición One Summer’s Day en CAC Málaga – La Coracha

Hace unos meses hicimos un llamamiento en Instagram en búsqueda de artistas que estuvieran fuera de nuestra orbita. Uno de los mensajes que nos llegó fue el de VIOLA, artista que ya había expuesto en galerías importantes, había participado en ARCO pero con el que no nos habíamos cruzado hasta ese momento. Cosas del destino. La verdad es que nos gustó tanto su trabajo que lo invitamos a participar en la propuesta que presentamos en la pasada edición de ESTAMPA.

Durante el proceso de gestación del proyecto, tuve la oportunidad de hablar más con él, que me contase sobre su trayectoria, sus influencias… y quedamos en hacer una entrevista – en profundidad- para PAC. Ahora, tomando como pretexto su exposición One Summer’s Day, recientemente inaugurada en CAC Málaga – La Coracha, ha llegado el momento perfecto. Hablamos con VIOLA sobre su manera de entender el arte, los hitos que han marcado su trabajo, y sobre su reciente exposición en el CAC.

Viola junto a la obra Angry Girl (2023). Cortesía del artista.

La primera pregunta es obligada ¿Cómo fueron tus inicios como artista?

Empiezo a interesarme por el arte desde muy temprana edad, siendo un niño pequeño me paso todo el día copiando los comics de Dragon Ball y las ilustraciones de las cartas Magic. Al llegar al instituto mi profesor de Historia del Arte me dijo que dedicarme a las Bellas Artes era una pérdida de tiempo, a esto le sumas que todo el mundo que me veía dibujar me decía que en el futuro debía tener un trabajo de verdad… Así que acabé sacándome un puñado de títulos y ninguno tenia nada que ver con el arte. Después de dos años trabajando en varios puestos de técnico de laboratorio me di cuenta que me aburria como una ostra y un colega tatuador me animó a salir a pintar a la calle, ese día hice el graffiti mas feo de mi vida pero aquello conectaba conmigo. Ese mismo día compré lienzos, hojas, todo tipo de pinturas y convertí mi habitación en un estudio improvisado. Seguí pintando a diario un montón de cuadros feos y al poco un artista hiperrealista me invitó a aprender con él y durante tres años me enseñó a ver las cosas de otra manera, nunca hablamos de técnicas ni colores, solo se centró en educar mi mirada. Después de ese tiempo me intereso por el arte contemporáneo y de repente se me abre un mundo nuevo que nadie me había contado y te das cuenta que hay vida mas allá de Picasso, que es hasta donde era capaz de llegar mi profesor de Historia del Arte. Así que de manera autodidacta empiezo a preparar mis primeras series monocromas y también empiezo a creer que quizás al final eso del Arte puede funcionar.

Comencé a asistir a inauguraciones de museos y galerías para conocer todo el entramado. Algo que me ayudó bastante fue conocer a otros artistas como Miguel Scheroff o Almaro en Tuenti, en aquel momento ni habían empezado sus respectivas carreras pero nos íbamos apoyando los unos a los otros, a día de hoy somos grandes amigos, en el fondo es lo mas bonito de todo esto. Y tras muchas horas malgastando litros de pintura siento que tengo algo que mostrar al público, entonces hice un proyecto y me acerqué hasta Antequera, se lo presenté a José Medina Galeote que era el actual director de la sala del Centro Unicaja de Cultura y tuve la suerte de que apostó por mi y me dio mi primera oportunidad, ahí empezó a rodar mi carrera.

Viola en su estudio. Fotografía cortesía del artista.

Una duda que seguro tienen muchos de nuestros lectores, ¿de dónde proviene tu nombre artístico?

El proceso por el que llego a ese nombre es de risa. Estando yo viendo el mundial de 1994 con 10 años, vi que uno de los jugadores (poco conocido) llevaba un peinado que me gustaba, al poco tiempo ese jugador fichó por el Valencia, estuve comprando cromos hasta que me salió el suyo. Cromo en mano me fui hasta el peluquero y le dije que me hiciese el mismo pelado. Aquél futbolista se llamaba Paulo Sergio Da Rosa pero se apodaba Viola. Al día siguiente cuando entré por las puertas del colegio todos mis compañeros se me quedaron mirando y empezaron a decir que yo era Viola, lo dijeron tantas veces que desde 1994 todo el mundo me conoce como Viola.

One Summer’s day (2023). Cortesía del artista.

¿Cuáles son tus influencias o referentes?

Influencias muchas y referentes infinitos. Me dejo influenciar por muchas cosas, al principio era la filosofía pero después empezaron a llegar la publicidad, la TV, el cine, el comic, los propios sentimientos como la tristeza o la melancolía y de ahí voy desgranando y quedándome con lo que mas me va llamando la atención. Con el tiempo he ido centrándome cada vez más y más en todos los ramales de la animación que es de donde sigo sacando jugo.

Y en lo que respecta a los referentes creo que empecé como muchos, con Picasso, pero como dije antes, cuando se abre el mundo se te multiplican y entonces llegan Warhol, Basquiat, Juan Francisco Casas, Miki Leal, Frank Thomas y Ollie Johnston, Mary Blair, Mark Ryden, Camille Rose García, Gary Baseman, Javier Calleja, Akira Toriyama, Hideaki Anno, Richard Williams, Eric Goldberg, Hokusai, Raymond Pettibon, Makoto Shinkai, Isao Takahata, Hayao Miyazaki…

Aurora (2023). Cortesía del artista.

Tu trayectoria se puede dividir en dos periodos, un primero en el que firmabas como Fran Ramírez y un segundo en el que añades tu seudónimo VIOLA, ¿Qué puntos de unión o de diferenciación podemos encontrar en tus obras si analizamos las más tempranas con las actuales?

Pues para entender esto primero tengo que contar una historia larguísima que voy a intentar resumir en unas pocas líneas. Todo empieza con que yo soy enfermo de Espondilita anquilosante, esta enfermedad se manifiesta cuando tengo 13 años y es autoinmune, osea para toda la vida y duele mucho a diario. En infantil, después de sufrir varios años de bullying, me vino bastante bien que la gente me llamara Viola porque generé una personalidad alrededor de este nombre a modo de escudo, Fran Ramírez era el niño tímido y sumiso, y Viola el caradura egocéntrico que plantaba cara a los imbéciles del colegio (esto fue un poco contraproducente porque durante un tiempo acabé haciendo yo bullying a otros chavales). La vida sigue, encuentro un termino medio para balancear las dos personalidades y que Viola no acabe siendo el demente de los dos, pinto el primer cuadro a finales de 2006 y lo firmo como Viola, pero mi madre me pide por favor que cambie el nombre y firme con el mío real, le hago caso y empiezo a firmar como Fran Ramírez, dejando en un segundo plano a Viola.

Mi carrera empieza y con ella conozco a un montón de artistas maravillosos y un día de 2013 en Málaga, esperando una inauguración en la puerta del CAC Málaga, estábamos charlando y Javier Calleja me dijo: «Fran el arte es duro y te va a dar golpes por todas partes, además los 10 primeros años son de pérdidas, pero tu aguanta porque luego merece la pena», estas palabras siguen siendo válidas a día de hoy para todo aquel que esté empezando.

Llegan factores tanto para bueno como para malo que generan mucho estrés como, por ejemplo, tener mucho proyectos a la vez, que te paguen tarde, mal o incluso ni te paguen y esto último te obliga a tener siempre otro trabajo, etc.

El caso es que el estrés es fatal para mi enfermedad y con todo ese cúmulo llegué a exponer en ARCO por primera vez en 2017, llegué hecho un cristo a la cita con una crisis de dolor que casi ni podía mantenerme en pie y con ceguera en un ojo, pero el proyecto salió bien e incluso se vendió la pieza el primer día. Pero el peso ya era tan grande y el no saber gestionarlo hizo que el año 2018 lo pasara metido en la cama, cuando empecé a levantar cabeza llegó la pandemia y terminó de hundirme arrebatándome los proyectos que había conseguido recuperar y los nuevos que venían, caí en un agujero tan hondo que en 2021 empecé a desmontar el estudio para dedicarme a otra cosa. Mientras guardaba unos cuadros me llegó un mensaje de Alicia Gutiérrez y Javier Calleja, en el que ponía que estaban formando una colección y querían tener una obra mía. Parece una tontería pero ese gesto me llegó en el momento justo y el instante preciso para que mi cabeza diese un giro y de repente pensé: «Coño, pues algo estaré haciendo bien. Hay que remontar como sea», y sin él saberlo, el mismo Javi que me advirtió de las cosillas del arte, estaba poniendo el primer escalón que me sacaría del agujero en el que estaba metido.

A principios de 2022 y en tiempo récord conseguí volver estar a tope y lo que era mejor, había perdido 30 kilos y me sabia el camino para no volver a caer. Pero faltaba una pieza del puzle para estar al 100%, me había recuperado si, pero Fran Ramírez no dejaba de ser una pieza quebrada, así que para olvidar todos esos años decidí traer de vuelta a Viola para que sea quien dirija el estudio.

Después de la parrafada puedo decir que entre las obras anteriores y las actuales hay un muro divisorio, como si fuésemos dos artistas distintos, antes tenia muchos frentes abiertos y ahora sigo una línea recta, antes descontextualizaba lo que no era mío y ahora lo que hago es mío. Y aunque Viola y Fran Ramírez son la misma persona, es Viola el que marca el punto de no retorno, por lo que las obras de Fran son de una etapa concluida y cerrada.

Estudio del viento 1 (2023). Cortesía del artista.

¿Qué temáticas están presentes en tu trabajo?

Aunque ahora he echado el freno y he decidido seguir una línea de investigación mas centrada en vez de tener varios frentes abiertos, como dije antes, siempre he sido una persona muy cambiante y esto se refleja en los proyectos. Empecé con una línea figurativa bastante filosófica, después di un giro brusco hacia el Pop figurativo y el Pop a secas, y cuando pensé que el Cartoon americano y el Neopop iban a ser mi camino, descubrí la forma de trabajar de los animadores japoneses y aunque ya lo conocía de hacia muchos años, me fascinó ver la técnica de Hayao Miyazaki a la hora de crear los storyboard para sus películas en Studio Ghibli, así que decidí probar a crear mis propios personajes de anime, sobre todo femeninos pero llevados a mi terreno. Hasta la fecha es la temática donde mas cómodo me he encontrado, donde tengo un campo muy amplio para poder estudiar e investigar y sobre todo es la primera vez que hago obra y el mercado me importa un pepino.

Angry girl (2023). Cortesía del artista.

¿Cómo es tu proceso de creación, desde la idea hasta la materialización de la obra?

Antes con el Pop jugaba mucho con el azar, ya que me apropiaba de imágenes y las descontextualizaba, ahora es todo bastante mas ordenado en todos los sentidos y digo esto porque lo primero que hice para empezar con la temática anime fue ordenar el estudio, limpiar mi zona de trabajo y poner todo en su lugar en vez de tenerlo todo desparramado por el suelo. Familiarizarme y llevar a cabo la disciplina de trabajo de un estudio de animación asiático fue lo principal, partiendo de este punto cuando llego al estudio primero me pongo a buscar historias, leer, estudiar, investigar… Una vez tengo material suficiente para comenzar suelo preparar una buena remesa de bocetos a lapiz y tintas que en su mayoria son dibujos bastante trabajados aunque los trate como bocetos, porque de cada 80 o 90 de estos dibujos, un diez por ciento los convierto en obras mas grandes. Pero el proceso es ese, primero y bastante importante la investigación, después sacar un montón de piezas pequeñas en diversas técnicas y normalmente en papel, para luego las que mas me convencen llevarlas al oleo o acrílico sobre lienzo.

Estudio del viento 5 (2023). Cortesía del artista.

Al comienzo de esta entrevista, comentábamos que estas exponiendo One Summer’s Day, en el CAC Málaga – La Coracha, ¿Qué vamos a encontrar en la exposición? ¿Sobre que conceptos has trabajado?

Pues es la primera vez que intervengo la sala en la que voy a realizar el proyecto, he estado varios días pintando murales y cambiando algunas paredes de color para que se adaptase al discurso del propio proyecto y el resultado me ha gustado tanto que probablemente se haga recurrente en el futuro. También os digo que en el catálogo podréis leer un texto maravilloso de Juan Llano Borbolla en el que él le va dando forma de manera magistral a todo lo que yo le iba contando por teléfono o por WhatsApp, porque yo este proyecto lo he planteado como un viaje, un viaje interior que recorre los años convulsos de mi carrera a la manera de Hayao Miyazaki y el viaje de Chihiro con varios elementos de la religión sintoísta a modo de “Easter eggs”.

El continuo miedo al cambio, el estar triste, la melancolía son parte esencial de la vida tanto o más que la felicidad, aquel que te diga que la única razón de ser es la de encontrar tu propia felicidad es porque es un tonto rematado, no hay nada mas aburrido que una persona autoconvencida. En cualquier momento te puedes dar la hostia de tu vida y no volverte a levantar más, por eso odio a los gurús vende humos que pululan por redes sociales. Y por eso la mayoría de mis personajes tienen un semblante serio y miran de reojo, no tratan de encontrar la felicidad, tratan de encontrarse a ellas mismas. Y ese es el viaje que me gustaría que el espectador hiciese conmigo a través de esta exposición «One Summer´s Day», que por cierto el título es el tema principal de la cinta de Hayao Miyazaki.

Terminamos invitándoos a visitar la exposición. Muchas gracias, Viola.

Etiquetas: , Last modified: 29 enero, 2024