El espacio KBr Fundación MAPFRE acoge la exposición Watch! Watch! Watch! de Henri Cartier-Bresson. La muestra está producida por Fundación MAPFRE y el Bucerius Kunstforum de Hamburgo, con la colaboración de la Fondation Henri Cartier-Bresson de París.
Tal y como señala el comisario de la exposición Ulrich Pohlmann, difícilmente habrá otro fotógrafo que en el siglo XX haya creado una obra tan rica y variada como el artista francés. Fotoperiodista, fotógrafo artístico y retratista, creó composiciones atemporales y marcó el estilo de las generaciones posteriores de fotógrafos. Con su talento para encontrar el «momento decisivo», captó encuentros y situaciones espontáneas y se convirtió en uno de los representantes más importantes de la fotografía callejera. Sus obras, muchas de ellas convertidas hoy en iconos, muestran, como si de un antropólogo se tratara, algunos de los acontecimientos más relevantes del siglo XX.
La exposición, fruto de una extensa labor de archivo en la Fondation Henri Cartier-Bresson de París, supone un verdadero viaje en el tiempo que permite apreciar algunas de las transformaciones de carácter social, político y artístico del pasado siglo y, por añadidura, de la evolución de la propia fotografía. A lo largo de su trayectoria, Cartier-Bresson desarrolló distintos estilos y abordó multitud de temas. Su actividad como fotógrafo tuvo también reflejo en la política -aunque el propio artista fomentó su imagen apolítica-, un aspecto que esta muestra pretende poner de relevancia y que hasta ahora había quedado en un segundo plano. La atención hacia su trabajo casi siempre se había focalizado en su predilección por la geometría y la filosofía del “instante decisivo”.
El recorrido por la exposición, dividido en diez secciones de carácter temático a la par que cronológico, pretende reconstruir el contexto original de algunas de sus fotografías. Doscientas cuarenta copias originales de plata en gelatina pertenecientes a la Fondation Henri Cartier-Bresson de París -el autor prohibió que pudieran hacerse copias de sus imágenes tras su muerte-, que se acompañan de una cuidadosa selección de sus publicaciones en revistas y libros, además de una película y dos documentales realizados por el propio autor.
Nueva Visión y surrealismo. En busca del azar objetivo
Alrededor de 1926, Cartier-Bresson había conocido a René Crevel, por cuya mediación empieza a frecuentar los círculos surrealistas, «Demasiado tímido y joven para tomar la palabra», como contará más tarde, asiste «desde el último rincón de la mesa» a algunas reuniones organizadas en torno a André Breton en los cafés de la place Blanche. De esos contactos conservará algunos motivos emblemáticos del imaginario surrealista y, en concreto, la idea del «azar objetivo». Sus fotografías de esos años contendrán motivos surrealistas como maniquíes, gente dormida u objetos ocultos. Tras viajar a África en 1931, el artista decidió dedicarse por completo a la fotografía. Con ángulos y perspectivas inesperados, la reproducción de texturas visuales y el aislamiento y la fragmentación de los sujetos fotografiados, sus primeras obras adoptarán las características esenciales de la Nueva Visión, una de las grandes corrientes estilísticas de la fotografía en las décadas de 1920 y 1930.
Horas oscuras, instantes luminosos. Primeros reportajes políticos y testimonios de la guerra
Hacia mediados de la década de 1930, las obras de Cartier-Bresson ya habían alcanzado cierto reconocimiento a través de exposiciones y destacadas publicaciones. A partir de 1938 su incursión en el cine le llevó a dirigir tres documentales sobre la guerra civil española. Al mismo tiempo, trabajaba como fotorreportero para la prensa comunista francesa y publicaba con regularidad en la revista ilustrada Regards y en el diario Ce Soir.
Para sus reportajes, Cartier-Bresson se centró en las series más que en instantáneas individuales. Por aquellos años las imágenes que publicaba iban firmadas como «H. Cartier» o «Henri Cartier», con el fin de encubrir su privilegiado origen familiar.
En junio de 1940 queda interrumpida su actividad tras ser capturado por las tropas alemanas e internado en el campo de prisioneros V-A de Ludwigsburg. En 1943, en su tercer intento de fuga, logra escapar y retoma de inmediato su actividad como fotógrafo.
India y China. Sociedades en transición
Tras la guerra, Cartier-Bresson dejó de interesarse por la fotografía surrealista. Se volcó en el fotoperiodismo y, como miembro fundador de Magnum Photos, en 1947 quedaron a su cargo los proyectos en Asia.
India alcanzó la independencia en ese mismo año. Bajo dominio británico, el subcontinente había quedado dividido en dos: Paquistán, predominantemente musulmán; y la India, hinduista. Mahatma Gandhi, que había tratado de apaciguar y solucionar el conflicto, fue asesinado en enero de 1948. Cartier-Bresson había retratado poco antes al líder indio en Delhi. Fotografió también la región de Cachemira, que se disputaban India y Paquistán, y el campo de refugiados de Kurukshetra, imágenes que presentan un marcado contraste con el reportaje sobre las pomposas celebraciones del cumpleaños del marajá Baroda.
En 1948 Cartier-Bresson viajó a China por encargo de la revista Life y capturó los últimos meses del régimen del Kuomintang. Diez años más tarde regresó al país para documentar los cambios en la agricultura, la industria, la sanidad y la educación.
Comunismo y humanismo. En tiempos de la Guerra Fría
Cartier-Bresson fue el primer fotógrafo occidental en visitar la Unión Soviética, en 1954, y en reflejar la vida bajo el régimen comunista en Moscú. Si bien sus fotografías se publicaron en varias revistas internacionales, la crítica las tachó de trivializar las condiciones del país.
En 1962, un año después de la construcción del Muro de Berlín, Cartier-Bresson entró en Berlín Este, una gran ciudad al tiempo que la primera línea de frente de la Guerra Fría. Se centró en la vida cotidiana y fotografió desde un paisaje urbano todavía dominado por pilas de escombros, a paseantes vestidos a la moda en la avenida Kurfürstendamm y el drama humano que se vivía en la frontera entre las dos Alemanias.
En otoño de 1962 se trasladó a Cuba durante cinco semanas con motivo de la crisis de los misiles. Allí retrató a Fidel Castro y al Che Guevara y documentó la omnipresente propaganda socialista y la Cuba tradicional.
A partir de 1947 Cartier-Bresson viaja con frecuencia por Estados Unidos, cuando las leyes de segregación racial estaban todavía en vigor. Capturó manifestaciones de afroamericanos en contra de la desigualdad y a favor de un cambio social. También retrató a figuras clave del movimiento de defensa de los derechos civiles, como los activistas Malcolm X y Martin Luther King Jr.
En los años de la posguerra, muchas familias se trasladaron desde los estados del sur y el Caribe a Nueva York. El artista fotografió la diversidad de barrios negros como Harlem, foco de una floreciente vida cultural. En los estados del sur se concentró en varios aspectos de la vida diaria bajo las leyes de segregación. Además de imágenes del trabajo físico pesado, los conflictos y las tensiones, a menudo captó también momentos de orgullo y determinación, pero no se centró solo en la vida de los afroamericanos, también captó la vida de la población blanca. En 1991 publicó un resumen de sus viajes por Estados Unidos en el libro America in Passing.
Hombre y máquina. Fotografías de trabajo industrial
A partir de la década de 1950, Cartier-Bresson se interesó por la relación entre el ser humano y las máquinas, tal y como se puede ver en las imágenes incluidas en la publicación Man and Machine, de 1968. Estas fotografías no reflejan una idealización por el trabajo, tampoco una crítica a las condiciones laborales. En lugar de ello, el artista se centró en la relación simbiótica entre humanos y máquinas. Con la era de la información, a partir de principios de los años sesenta, el trabajo físico fue sustituido por el trabajo con ordenadores.
Las imágenes de trabajo industrial de Cartier-Bresson contrastan con sus fotografías de las actividades de ocio, por ejemplo, en la serie «Rituales del placer», realizada en Estados Unidos en el verano de 1960. Dos años después, por encargo de Vogue, visitó la ciudad vacacional inglesa de Blackpool donde, actuando más bien como un etólogo, observó actividades humanas, desde las más extrañas a las más absurdas.
Rituales del poder. Manifestaciones
Desde 1930 Cartier-Bresson comenzó a interesarse por el comportamiento de las masas en acontecimientos deportivos, manifestaciones o actos políticos. Como mudo observador, Cartier-Bresson evitó tomar partido y destacó que no tenía ninguna motivación política. A pesar de ello, el espectador advertirá siempre una simpatía subyacente por los actos de rebelión.
En 1962 fotografió el funeral de ocho personas fallecidas en una manifestación contra la guerra de Argelia en Paris. Captó el cortejo fúnebre y la emoción de las personas que participaron en él. También acompañó al presidente Charles de Gaulle como fotógrafo oficial en una gira por las provincias francesas. En 1970 asistió en Burgos al juicio contra los miembros de la organización terrorista ETA, como no se permitía la entrada a ningún periodista en el tribunal, fotografió a algunos protagonistas del proceso en el hotel donde se hospedaban.
Mundos urbanos. Fotografías callejeras
Cartier-Bresson siempre ha sido célebre por sus fotografías callejeras. Con su lema «Pillar la vida en el momento», reflejó la omnipresencia de carteles publicitarios y de pasquines y eslóganes políticos en el espacio público. Le interesaba especialmente situar a las personas en yuxtaposición con tales signos visuales, creando a menudo escenas casi surrealistas. Además, exploró el fenómeno del consumismo global, evidente por ejemplo en las escenas de transeúntes fascinados ante los artículos expuestos en escaparates. Aunque el centro de interés de la fotografía de Cartier-Bresson fue siempre el ser humano, en ocasiones también fijó su atención en motivos arquitectónicos. En la década de 1960 documentó los cambios en la periferia de París, en un momento de expansión de la ciudad y retroceso de las zonas agrícolas. Los trabajadores inmigrantes solían vivir en conjuntos habitacionales modernos y, frente a esa arquitectura desangelada y monótona, Cartier Bresson captaba las vidas anónimas en las ciudades dormitorio de los suburbios.
Retratos. Humanismo en el arte de disparar fotos
Las personas fueron siempre el centro de las fotografías de Cartier-Bresson. Realizaba sus retratos permaneciendo en un segundo plano, observando, esperando al «instante decisivo» que revelase la personalidad de su modelo. Completó su primera gran serie de retratos de artistas y escritores tras escapar del campo de prisioneros alemán. Son imágenes íntimas que nos permiten captar la vida interior de los modelos. En estas composiciones, las figuras ocupan solo una pequeña parte en comparación con el fondo narrativo.
Reportajes de viaje
A lo largo de su carrera Cartier-Bresson viajó por casi todo el mundo. En 1951 visitó Basilicata, una región montañosa del sur de Italia donde una parte de la población local vivía todavía en cuevas primitivas. Sus imágenes de esta estancia reflejan el carácter inhóspito de la zona, así como las tradiciones de sus habitantes.
Entre 1952 y 1953 pasó varias semanas en Hamburgo, una ciudad que todavía mostraba las cicatrices de la guerra en los edificios bombardeados, los refugios antiaéreos y los miles de familias que vivían en unas construcciones temporales. En 1954, la revista estadounidense Fortune publicó sus fotografías de Hamburgo en formato reportaje con el título «The New York of West Germany».
Si bien durante los años cincuenta y hasta mucho tiempo después España estuvo sometida a régimen franquista, a mediados de esta década, el país se fue abriendo al turismo internacional como modo de salir de su aislamiento. Cartier-Bresson recorrió Castilla enviado por la revista Holiday visitó Madrid, Burgos y Segovia antes de acudir a Pamplona. Aunque España se consideraba un país conflictivo y Cartier-Bresson se oponía a la dictadura de Franco, su posición política no trasluce en estas fotografías.
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Fechas: Del 11 de octubre de 2024 al 26 de enero de 2025
Lugar: KBr Fundación MAPFRE, Barcelona