La galería Javier Silva acoge la exposición Hic Sunt Dracones de la artista Ana Cubero. La muestra toma su título de una frase que se utiliza para referirse a territorios inexplorados o peligrosos, de acuerdo a la práctica medieval de poner serpientes marinas y otras criaturas mitológicas en los mapas de zonas desconocidas y proviene de la inscripción «HC SVNT DRACONES» (‘aquí hay dragones’) escrita en el Globo de Hunt-Lenox (1503–07).
A continuación podéis leer el texto que acompaña la exposición:
_Exploración_
No hay mayor atractivo para el ser humano que una superficie ignota.
Más allá de intentar encontrar mejores condiciones de vida, o beneficio económico, está la curiosidad innata de exploración por el placer del descubrimiento.
Sagan decía que si sólo conocemos un tipo de vida, estamos extremadamente limitados en nuestra com prensión incluso de este tipo de vida. Si sólo conocemos un tipo de inteligencia, estamos extremadamente limitados en el conocimiento de este tipo de inteligencia, pero si buscamos a nuestros homólogos en otra parte, si ampliamos nuestra perspectiva, aunque no encontremos lo que buscamos, la búsqueda nos ofrece un marco para comprendernos mucho mejor a nosotros mismos.
_Nuestra mente_
Todo nuestro universo visible es una esfera de un radio de 13.800 millones de años luz.
Si pretendemos entender nuestro mundo y las leyes que lo rigen, es imposible de abarcar la operación des de el punto de vista físico o experimental, pero podemos contar con la experiencia de la imaginación. La exposición propone salir de nuestros cuerpos, llevarnos al experimento del pensamiento puro, y con la imaginación, viajar a través del cosmos. Pasear al lado de las lunas de Saturno, la galaxia de Andrómeda o la nube de estrellas de Sagittarius; mirar abajo, adentro, cambiar la perspectiva y sentirnos en el mejor sentido de la palabra, insignificantes, dentro de este vasto océano de existencia.
En el s.XIV, Geoffrey Chaucer, a través de la magia ingrávida de su poema narrativo Troilo y Criseida, ofrece al lector una visión cautivadora de nuestro planeta visto desde lejos, desde la visión desatada de la muerte. El guerrero troyano Troilo muere luchando en una batalla y experimenta de forma repentina el ascenso de su alma. Liberado de los huesos y de la carne que lo mantenían anclado a la tierra, se eleva rápidamente atravesando la atmósfera, más allá de las estrellas, hasta alcanzar el borde mismo del cosmos. Aquí su espíritu experimenta una estabilidad y una armonía imposibles en la Tierra, reino del enfado y el desorden. La sensación de ingravidez adquiere un doble significado, la que permite vislumbrar nuestro mundo giratorio como un hogar distante y la alegría de la ligereza y el desapego terrestre. Cuando muere Troilo, escribe Chaucer, su espíritu se eleva más allá de la turbulencia del mundo conocido. Una melodía celestial llena sus oídos. “This litel spot of erthe that with the se /Embraced is” “Este pequeño lugar de tierra que está abrazado por el mar”. Todo lo que ha conocido, el sufrimiento que ha sido su vida, así como el tema del poema—se reduce a una pequeña pero hermosa bolita de tierra y océano. Troilo se ríe de la pesadez que una vez sintió, de la gravedad que actúa sobre todos los que están atados a la Tierra, negados a su amplio punto de vista.
La perspectiva celestial hace desaparecer las preocupaciones meramente humanas.
Fechas: Hasta el 25 de abril de 2022
Lugar: Galería Javier Silva, Valladolid