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La descripción de un mundo barroco ha de ser necesariamente barroca. Ante un árbol de la vida de Oaxaca, yo no puedo hacer una descripción de tipo, llamaríamos, clásica o académica.
Alejo Carpentier

Heredero de una tradición pictórica con fuertes vínculos con la antropología cultural, la obra reciente de Fabio Baroli es un gesto poético de reivindicación de la vida cotidiana y de la poderosa musculatura del imaginario regional. La suya es una narración marcada por un naturalismo visceral y descarnado que centra la atención en las infracciones de la vida campestre y en los intercambios afectivos que resultan de ella. Cada imagen es una suerte de radiografía del acontecer, un documento testimonial y un homenaje a la cultura rural brasileña y latinoamericana. La pintura, en su caso, se hace cárnica, estimula la masticación, genera cierta ansiedad bulímica hacia un objeto de deseo que no es otro que la vida misma. La pintura, así, otorga visualidad y sentido el devenir histórico. 

Fabio Baroli. Gênesis3 (I), 2013. óleo sobre lienzo 110 x 150 cm

Si por narración pictórica costumbrista entendemos aquella que registra el comportamiento social y estético que caracteriza a un grupo humano perteneciente a una época, lugar y cultura determinadas, entonces tendremos que aceptar el carácter y la dimensión costumbristas asentada en la obra de este extraordinario hacedor. En ella se mezclan y se superponen los géneros tradicionales de la pintura como son el retrato, el paisaje, la naturaleza muerta y el bodegón. Todo ello bajo las exigencias de un tecnicismo impecable y de una enorme habilidad para captar lo esencial de cada situación. De tal suerte, resulta desde todo punto de vista posible pensar su pintura como una especie de ejercicio cinematográfico o una singular operatoria de taxidermia sobre la realidad que tiene frente a sí. Ambas posibilidades le permiten, sin duda alguna, el descentramiento de los códigos de la vida moderna y la puesta en crisis de esa extraña relación que se tensa entre la exacerbación de la tecnología y cierta nostalgia por el pasado o lo que, términos antropológicos, se advierte como lo subalterno y lo lateral.

Fabio Baroli. Com milho crú, 2013. óleo sobre lienzo 150 x 370 cm (tríptico)

Cualquier lectura es una penetración en la realidad del otro, una aproximación indiscreta que revela las ascendencias y descendencias de los sistemas narrativos, visuales y simbólicos en conexión con su horizonte histórico. Por lo que, entonces, toda lectura implica la segmentación, el constreñimiento y la reducción de ese mismo mundo que se observa y que se mide desde los instrumentos científicos, intelectuales o artísticos. Sin embargo, en el caso específico de Baroli, el texto pictórico no vacila en la distancia admirativa ni en la explicitación rutinaria de los valores de la cultura del otro. Al contrario de ello, su pintura es parte esencial de esa misma realidad. Reconoce, per sé, su pertenencia y sus vínculos con ese tiempo y ese lugar, con el alma de las cosas que traduce y que refleja. Las visiones etnográficas y coloniales de lo latinoamericano, han aportado mares de páginas embelesadas en el maquillaje y en la voluntad reduccionista. De ahí que las presencias naturales y los datos de cultura que actúan en estas obras del artista se esfuerzan en producir la metamorfosis hacia la nueva visión de las cosas. 

Fabio Baroli. Cê gosta de laranja, 2014. Óleo sobre lienzo 150 x 260 cm (díptico)

La obra de Baroli, a diferencia, no se articula a partir de la crónica del turista o del extranjero tan dada a la exhibición de la debilidad de los arquetipos y de las tipificaciones; sino que asume el rigor de la cercanía para hacer latir el nervio desnudo de esa cultura sujeta a infinitas aseveraciones trilladas y superfluas. Fabio pinta desde una honestidad absolutamente convincente, cifra un universo de situaciones, de gestos y de prácticas que conforman un mapa, ese en el que la lectura cede lugar a la escritura. Latinoamérica está cansada de sus venas abiertas y expuestas, de tanta lectura distorsionada y fetichista, de tanta aproximación carnavalesca y nostálgica. La Latinoamérica, rural y campesina, descentralizada y periférica, de Fabio Baroli, se presenta bajo el sello de la autenticidad y de la avidez. La cultura no necesita de más prospectos ni de más recetas estériles; necesita, y mucho, del rescate de la invención, de la imantación de lo genuino, de la naturalización de sus rituales cotidianos, convertidos, por la mirada colonial, en escenografía de lo exótico. La sed de otredad occidental ha malversado el rol del artista y del arte latinoamericanos reduciendo sus funciones (y sus representaciones) a la del antropólogo y el etnógrafo de turno, como consecuencia directa/perversa de una distorsión interesada de la realidad.

Fabio Baroli. Aqui agora, 2022. Óleo sobre lienzo. 210 x 150 cm

Las superficies de Baroli revelan sus vínculos subsidiarios con la fotografía y su gusto por la técnica del collage, en tanto que recurso que le permite apostar por una visión caleidoscópica del mundo. Sus hermosas composiciones evidencian las costuras de ese proceso previo de edición y de montaje muy cercano a las operaciones del software digital, al tiempo que enfatizan sobre la propia noción de palimpsesto, siendo esta última una de las más ricas metáforas que describen el tiempo y la realidad de lo latinoamericano. La riqueza de su pintura se advierte, paradójicamente, en su ligereza y en su transparencia. En ella se revelan los signos de la resistencia cultural y la pertinencia del alfabeto de lo propio. Su pintura es texto e imán.


Exposición: Fabio Baroli | Wo der Wind sich dreht
Fechas: Desde el 7 de mayo de 2022
Lugar: Galerie Voss, Düsseldorf (Alemania)

Etiquetas: , Last modified: 8 septiembre, 2023