El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo se convierte estos días en un epicentro de introspección y contemplación con la exposición ‘In ictu oculi’ del artista catalán Ignasi Aballí. Esta muestra supone una inmersión profunda en los pilares fundamentales de su práctica: el silencio y la reflexión como la esencia de la pintura misma.

El título de la exposición, que hace referencia a una obra de Juan de Valdés Leal, sienta las bases conceptuales – el parpadeo fugaz que simboliza la brevedad de la existencia. Es una invitación a detenerse y mirar con atención renovada, inspirada también en el concepto del silencio activo de John Cage. Aballí cultiva esta actitud contemplativa a través de piezas que exploran lo visible y lo invisible, desafiando nuestra percepción de lo efímero y alentándonos a disfrutar del silencio.
Situada en el Claustrón Este, la austeridad minimalista de su trabajo y sus conceptos cobran una dimensión casi mística. Las celosías, elementos arquitectónicos que juegan con la luz, la transparencia y el concepto de ver sin ser visto, adquieren nuevos significados, incitando a un diálogo tácito con la historia del lugar y su legado de meditación espiritual. También los vacíos, lienzos en blanco e intervenciones sutiles no son meras negaciones, sino presencias activadoras de la conciencia.

El silencio en Aballí no es meramente ausencia de sonido, sino una entidad densa que invita a la contemplación pausada. Algunas de sus obras ralentizan nuestra mirada al presentar superficies aparentemente vacías, empujándonos a agudizar los sentidos, y de este modo, el silencio se convierte en un espacio de posibilidad, de escucha atenta a lo sutil y transitorio.
Esta meditación sobre la esencia y las bases de la pintura es el otro eje vertebrador de su idea. A través de piezas que exploran pigmentos, técnicas y procesos, Aballí cuestiona nuestra comprensión del medio pictórico; expone telas crudas sin pintar y pigmentos de colores, invitándonos a repensar qué constituye realmente una pintura. Se acerca al minimal y la contradicción entre texto y significado, haciéndonos replantearnos que es la base de la pintura y de lo que realmente está compuesto, bajo el concepto de jugar con los espacios, interiores y exteriores, en un intento de derribar muros y reunificar el espacio, bajo el concepto del «casi» y del silencio, que conecta por fuera y por dentro la totalidad del recorrido.

Por un lado aplica fórmulas artesanales para crear negros intensos, vinculando su obra a las tradiciones, mientras que en otras piezas elimina fragmentos, desestabilizando la imagen, y su interesante trabajo con espejos tapados con tippex, que desafía la función primaria del objeto, que es reflejar la imagen. Una indagación en los límites de la pintura y la representación encuentra ecos en las obras que yuxtaponen texto e imagen, tensionando las fronteras entre lenguajes, una invitación a repensar cómo construimos a través de los sentidos.
En el recorrido, aparecen también reflexiones sobre el error y la corrección, aceptando lo imperfecto como parte del proceso creativo. Las piezas de Aballí muestran rectificaciones y capas superpuestas.

Hay que destacar también que curaduría de la mexicana Geovana Ibarra realza el diálogo entre el artista y el espacio expositivo, donde las salas del antiguo monasterio acentúan la austeridad de las piezas, mientras los patios e iglesia acogen intervenciones in situ que activan el lugar con nuevos significados. Nos confronta con una inmersión en la poética silenciosa pero elocuente, con una conversación íntima que nos emplaza a aguzar la mirada, cuestionar certezas y replantearnos la relación con el arte y su capacidad de representación, a través del silencio activo y la destilación y descomposición de la pintura a su esencia material y primigenia.

El artista genera un espacio de suspensión donde repensar los fundamentos de la percepción visual y la creación artística. Una experiencia transformadora que resuena con el legado contemplativo del antiguo monasterio cartujano.
Fechas: Desde el 6 de junio al 10 de noviembre de 2024
Lugar: Claustrón Este del Monasterio de la Cartuja, CAAC, Sevilla.