Si pudiéramos establecer algún tipo de genética artística, José Luis Paz Fo (Badalona – 1977) participaría sin duda del ADN de la gran tradición artística Catalana, de los cromosomas ortólogos de Antoni Tapies y Joan Brossa. De Tapies hereda el sentido holístico de la realidad desde la sutil tensión entre forma y contenido. De Brossa la poética relación con los objetos, la astucia de descubrir lo inesperado en lo cotidiano.
La pieza ‘Medidas’ del año 2003 supone un punto de inflexión en la carrera temprana del artista al incorporar el número como un elemento constituyente del discurso. El número concebido como una alteridad a la realidad visible o lo visible sometido a un proceso de abstracción matemático. Las “medidas” aludían a las dimensiones exactas y particulares de la pieza en toda una suerte de ejercicio magistral de equilibrismo y autorreferencia.
En las piezas más reciente, a modo de rejillas numéricas, de cuadrados mágicos, tensiona un premeditado horror vacui densamente habitado por el signo y su acumulación, pero a la vez con una economía visual que basada en la simplicidad, en la repetición, se posiciona muy cerca del minimalismo.
De nueve a ocho relata una sucesión, la de los números que constituyen el ciclo comprendido del 0 al 7, siendo el cero un lugar vacío en el orden posicional de la serie y aquello que le da sentido. El cero es el vacío como ausencia pero más aun como potencialidad, la sunyata como principio del que todo procede en un acto de constricción y de expansión, como un aliento vital que al ser insuflado permite a lo plano hacerse volumen y mediante el gesto, diluir los límites entre pintura y escultura y convertir la representación en objeto.
Pero la realidad pocas veces es como se nos aparenta. Sobre esta sentencia se construyen las proyecciones en el plano sus ‘retratos de esculturas’ para profundizar en su sentido y cuestionarnos si quizás no existió primero la representación en dos dimensiones, para en un sentido pitagórico, evolucionar del punto a la línea de la línea al plano y del plano al volumen.
De igual manera la memoria es un ente fragmentario, impreciso, binario compuesto de recuerdos y de la usencia de ellos y tiene en común con el papel su capacidad para plegarse, su carácter maleable y efímero.
El vacío aun, como contrapunto a la presencia de las cosas determina sus ‘ausencias’ que son por definición irrepresentables. Es en ese perderse a través de la memoria de los objetos desde donde la serie y la repetición actúan como método de anclaje, como mantra, para aferrarse al recuerdo y dejar de sentir el vacío que dejan las personas que ya no están.
Artista: José Luis Paz Fo
Fechas: del 18 de abril al 20 de mayo
Lugar: Ámbit Galería d’Art (Barcelona)
Imágenes:
1 – Vistas de sala – © Laia Serch
2 – Medidas – Cortesía del artista
[…] acoge Otros Lugares, la octava exposición individual dentro de la trayectoria artística de José Luis Paz Fó (Badalona – […]