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Carolina Otero

Escrito por: Artistas Crítica de arte

La pintura de Carolina Otero: excretar la psique para alcanzar la catarsis y el entendimiento

‘’Me cuesta mucho comprender la importancia que parece tener para ti el reconocimiento de tu talento. Yo pensaba que para un creador lo importante es el crear y que el devenir de su obra era cuestión secundaria y que fama, admiración, curiosidad de la gente, etcétera, eran más bien consecuencias inevitables que cosas deseadas’’.

Carta de Remedios Varo a Gerardo Lizarraga.

Cuando la pintora surrealista —aunque con un estilo muy personal, variano— Remedios Varo escribió estas palabras dirigidas a Gerardo Lizarraga —marido de la artista entre 1930 y 1936—, manifestó de manera muy clara su visión del arte como acto creativo. Es más, el renombre conseguido por los logros en la carrera artística no tuvo para ella ninguna capitalidad, estando interesada solamente en el proceso pictórico.

Vómito. 2007. Técnica mixta sobre papel. 105 cm x 75 cm. Cortesía de la artista.

La pintura de Carolina Otero (Ontinyent, 1977), como es lógico en cualquier obra de arte de nuestro tiempo, supera a los ismos del arte del siglo XX. Las teorías de las vanguardias están ancladas al contexto histórico en el que se desarrollaron y actualmente lo que tenemos son estelas; reinterpretaciones, a lo sumo, de aquello que se hizo en el pasado. Sintiéndose identificada con la abstracción es capaz de practicar varios grados de esta, hasta tal punto de que presenta obras irreconocibles en parangón con la realidad visible. Por otro lado, otras incluyen motivos sugestivos, los cuales podemos asociar a diversos elementos de nuestra existencia palpable. Su técnica predilecta es la mixta y sus soportes favoritos el papel y la tela.

No obstante, entrar a describir los rasgos formales de la pintura de Otero no es lo más trascendente en este momento. Detallando la temática que aborda en sus obras —porque el arte abstracto puede ser incluso puramente a-representacional y, sin embargo, contener un asunto—, decide exhibirla en lugar de quedársela para ella, pues no es una artista discreta ni tampoco inescrutable. Leyendo algunos de los evocadores títulos de sus piezas, verbigracia, Vómito (2007), Tens una floreta en el cul (Tienes una flor en el culo, 2009), Acumular no és bo, millor flueixo (Acumular no es bueno, mejor fluyo, 2021), Buidar i enlairar (Vaciar y despegar, 2021) y Necessite buidar per poder continuar (Necesito vaciar para poder continuar, 2021), se percibe algo interesante.

Primero, es necesario hacer un inciso y concretar que para Otero la pintura tiene más peso como acto creativo que como producto final —aunque lógicamente este importa para la pintora—, en la tónica de Varo, a pesar de la llamativa distancia cronológica entre artistas —hay sesenta y nueve años de diferencia entre el nacimiento de Varo y el de Otero—. Y su plástica se traduce en lo experiencial, particularmente en lo cotidiano; en lo que vive en su día a día y los asuntos variados sobre los que reflexiona. Con todo, la idea final de la obra es macerada por la artista una vez concluye la pieza, sirviéndole como espejo, como externalización de su yo psíquico, el cual estaba agitado creando.

Tens una floreta en el cul. 2009. Técnica mixta sobre tela. 50 cm x 50 cm. Cortesía de la artista.

En esta tesitura, su proceso pictórico resulta muy espontáneo y azaroso, concatenándose multitud de pensamientos, sentimientos y emociones mientras ejecuta la obra. El componente de automatismo psíquico con el que se siente identificada vuelve a reunirnos con las teorías surrealistas y sus nuevas lecturas en el arte contemporáneo. Y con el arte de Varo durante sus primeros años. De todos modos, su abstracción intimista tiene una faceta crucial que no puede dejarse atrás.

Ahora es el momento conveniente para retomar la cuestión de algunos títulos de las piezas de Otero, los cuales aluden al mundo escatológico, que este está más presente de lo que parece en su cotidianidad. Sí, aquel de los excrementos; nada de teología. Se trata del cuerpo excretando, miccionando, vomitando; expulsando en general lo innecesario que tiene dentro, véase aquello que se genera por determinados procesos fisiológicos, aquí inherentes a la alimentación. A priori, ligar la pintura con la escatología es algo extraño. Pero para Otero, ambos conceptos se relacionan perfectamente. En el acto de pintar, ella libera lo que apresa su mente, del mismo modo que el cuerpo excreta aquello que ya ha exprimido a nivel nutricional, por ejemplo, tras la digestión de una comida.

Ella misma identifica su arte como un acto visceral, de expulsión, de excreción. Para soltar de una vez sus candentes ideas y pasiones, materializándolas en obras que después observa con atención, las cuales le otorgan un mayor conocimiento sobre sí misma y lo que le rodea.

Acumular no és bo, millor flueixo. 2021. Técnica mixta sobre papel. 52 cm x 42 cm. Cortesía de la artista.

A este respecto, la filósofa Julia Kristeva, consolidadora de la teoría de lo abyecto, la cual podemos aplicar aquí al arte plástico de Otero, afirma que ‘’las diversas modalidades de purificación de lo abyecto —las diversas catarsis— constituyen la historia de las religiones, terminando en esa catarsis por excelencia que es el arte, más acá o más allá de la religión. Desde esta perspectiva, la experiencia artística, arraigada en lo abyecto que dice y al decirlo purifica, aparece como el componente esencial de la religiosidad. Quizá por ello está destinada a sobrevivir al derrumbamiento de las formas históricas de las religiones’’ en su texto Sobre la abyección (Poderes de la perversión: ensayo sobre Louis-Ferdinand Céline, 1980). Sin lugar a duda tiene razón: la abyección termina por ser catarsis. A nivel personal, Otero se purifica a través de la pintura, de la expulsión de sus inquietudes, de sus experiencias. Lo que por un lado parece horroroso, asqueroso, en definitiva, escatológico y abyecto, en el ámbito que sea, termina por plasmar la limpieza interior de soma o de psique. Por esta razón, no hay mejor ejemplo que el arte de Otero para tal cuestión. Es una excreción plástica-metafórica y no urinaria-literal como la de Andy Warhol con sus pinturas elaboradas mediante su propia micción. La obra de arte creada con desechos humanos, aunque parezca algo excéntrico se liga con la teoría de la abyección. No obstante, no hace falta entrar a explorar más a fondo aquí. El arte de Otero es liberación desde lo plástico.

Etiquetas: Última modificación: 3 octubre, 2023