Visit Sponsor
Magdalena Morey

Written by: Crítica de arte

Magdalena Morey: la pintura abstracta para canalizar el yo

‘’En un cuarto tipo, el empeño de concentración y simplificación se lleva tan lejos que el tema original ya no es reconocible para el ojo no iniciado. La forma ha devenido inexplicable, y hoy en día su significado a menudo sólo puede ser conjetural. Para los iniciados, sin embargo, este alejamiento extremo de la grosera y terrenal forma natural elevaba la representación a un nivel superior de potencia, transformándola en símbolo mágico’’.
El presente eterno: los comienzos del arte. Sigfried Giedion. 1964.

Mixture of feelings, 10. Acrílico, pastel, carboncillo, papel y pan de oro sobre lienzo. 20 cm x 20 cm. Fotografía cortesía de la artista.

El historiador del arte Giedion estableció en su obra los cuatro tipos de abstracción para explicar el arte primevo, lo que nos permite observar que todas sus categorías son adecuadas tanto para el estudio del arte paleolítico como de las vanguardias históricas. En este aspecto, la pintora Magdalena Morey (Polonia, 1974) crea un arte importantemente intelectualizado, fruto de la profunda meditación. Aunque se ha hablado del cuarto tipo de abstracción en la introducción del presente texto, ella trabaja todos por igual. Morey se define como artista abstracta y razón no le falta si se tiene en cuenta que el hecho de simplificar la realidad también es una fase abstractiva para Giedion. Tan frecuentes son las obras basadas únicamente en el color y lo gestual como aquellas en las que asoman personajes difusos, sobre todo mujeres estilizadas. En todo caso, sigue la estela, aunque de manera sutil, de los artistas y las artistas vanguardistas. Así lo recuerda el filósofo Leopoldo La Rubia de Prado, quien explica que, en varios casos, estuvieron de acuerdo en conectar el arte primitivo con el que practicaron en su tiempo, reconociendo, además ‘’la cercanía espiritual con estos artistas primitivos que reflejaban en sus obras lo esencial y una forma de pensamiento y sensibilidad donde lo importante quizás no sea tanto -o no siempre- lo que expresan, sino su forma de darse’’ (La aventura de la abstracción: fenomenología de la abstracción en el arte desde el paleolítico a las neovanguardias, Leopoldo La Rubia de Prado, 2015).

Overlooking the water. Acrílico, pastel y pan de oro sobre lienzo. 61 cm x 50 cm. Fotografía cortesía de la artista.

¿Por qué nuestra protagonista trabaja de este modo? Es debido a que, como se adelantó, se basa en la pura reflexión. La proyección de su yo en la pintura es el rasgo identificativo de Morey. Se trata de su forma de trabajar, articulando una praxis que bebe tanto de la realidad visible como del sentir de la psique —sentimientos y emociones que se muestran físicamente—. Esta particularidad no se puede generalizar al demás arte. Aunque sus creadores y creadoras lo realicen a través de la psique, lo cual no puede ser de otro modo, y opten aparte por la subjetividad —en contra de las tesis más cercanas a nuevos suprematismos, neoplasticismos o abstracciones postpictóricas, que buscan un arte objetivo o lo más objetivo posible—, en las circunstancias de Morey, se produce una canalización total de su interior hacia el exterior. Por ejemplo, la realidad visible es recreada, nunca imitada, pero asimismo filtrada por su mente, seleccionando aquello que le interesa representar dentro de su estilo abstractivo y mediante códigos artísticos que nos son verazmente desconocidos en su totalidad. Y realizando un acercamiento a las otras fases que establece Giedion para la abstracción, también está bien mencionar la primera, que supone la esquematización de un motivo extraído de la realidad visible. En este aspecto, Morey tiene series de obras interesantes, paisajes, naturalezas muertas y pinturas intimistas, las cuales realiza de manera sintética, rescatando solo aquello que considera determinante e interpretándolo a su maniera. Es interesante remitir a los numerosos viajes que ha hecho la artista a lo largo de su vida, tratándose de una exploradora con un espíritu inquieto que busca la experimentación a nivel vital e igualmente desde la perspectiva del arte. Sin lugar a duda, las ubicaciones europeas en las que se ha encontrado hasta fijar su residencia actual en Asturias, además de sus viajes por trabajo o por placer cultural-turístico se traducen en provechosos periplos donde cada paisaje, cada visión, se absorbe por la mente de Morey y se proyecta en la pintura. Las naturalezas muertas se explican por la geografía asturiana y su fecunda flora; recogidas para el estudio, las plantas, con o sin flores, pueblan las composiciones abstractivas de nuestra protagonista. En ocasiones, dichos ejemplares de la botánica no tienen que ver con la vegetación de lugar, rememorando las plantas de otras zonas que han sido o son importantes en su vida, o bien que simplemente le atraen. En lo concerniente a la pintura intimista, son capitales las mujeres representadas, mostrando la cara más figurativa, o si se quiere, menos abstracta del arte de Morey. Estas mujeres sinópticas se traducen en los alter ego de la autora. Son personajes ficticios que se refieren a sí misma y las concibe para la autorreflexión acerca de ideas variadas. Observar una de sus mujeres significa penetrar en la conciencia de la artista, en todo caso, demasiado secreta.

Uninterrupted thoughts. Acrílico, pastel y pan de oro sobre lienzo. 60 cm x 90 cm. Cortesía de la artista.

Para concluir, sus piezas evocando sentimientos y emociones concretos, que son realmente menos frecuentes que las anteriores, enlazan con la cuarta clase de abstracciones para Giedion. El autor comentó que el cuarto tipo es indescifrable para el ojo neófito; se hace imposible conocer lo que expresa la obra para la persona que no la ha creado o que no conoce los entresijos del sistema simbólico empleado. Este carácter hermético le concede sublimidad, ya que el significado queda restringido a una serie de intérpretes e incluso exclusivamente a la autoría. La representación logra el estatus de símbolo mágico. Lo que para Morey es una mixtura de sentires que plasma en una composición abstracta llena de pinceladas matéricas, gestualidad, luminosidad y color —no tiene por qué ser vivaz, pues depende del estado emocional de la artista—, para el público resulta una visión críptica, pues no alude a nada reconocible, lo que permite calar en lo intra del ser humano. Es casi beatífica; se aproxima a lo celestial al emplear ocasionalmente el pan de oro —habitual en otras obras de temática diferente— como material que enriquece la obra y le aporta, además de luz, un simbolismo especial: ‘’en el simbolismo cristiano, el oro no es sagrado, pero sí es signo de lo divino’’, comentó la socióloga Eva Heller en su obra Psicología del color: cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razón (2004). Sin embargo, cabe recordar que solo se produce el efecto fulgurante del oro como material luminoso, pues las referencias a cualquier otra cuestión, como la religiosa, tan solo son percepciones producto de cada yo. 

Etiquetas: Last modified: 6 septiembre, 2023