Del 28 de julio hasta el 19 de agosto de 2012. Sala David Herbet Lawrence, Tarquinia.
A partir del 28 de julio podremos conocer a las mujeres de Guido Sileoni, que darán la bienvenida a sus espectadores en la Sala David Herbert Lawrence de Tarquinia, cerca de Roma.
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En las obras de Sileoni, destacan las líneas claras sobre un fondo blanco, dejando las figuras suspendidas en un espacio vacío. Los límites parecen oscuros, marcados, a veces más resueltos y determinados, afilados como una frontera donde se prefigura una mujer misteriosa.
La mujer siempre ha sido la protagonista en la obra de Guido Sileoni que, atraído por su fragilidad, nos la presenta despojada de cualquier hábito y la muestra en su auténtica desnudez.
Por lo tanto, la fuerza de la exposición se concreta en la verdad y la potencia, mientras que el lápiz del artista fluye sobre el papel para definir la silueta. La energía, el equilibrio, la aceptación, la comprensión son propias de la mujer. Siempre ha sido así, es parte de su génesis.
En la civilización arcaica el matriarcado tenía el poder: la mujer era la reina de la familia y de la comunidad. Su figura mítica se asoció con la madre tierra, la vida y la generación de la fuerza poderosa de la naturaleza. Toda la economía de la casa estaba en sus manos, su palabra era ley para los hombres que salían de casa para irse a trabajar en los campos y todo lo demás estaba delegado a la impecable organización de las mujeres.
En la serie ‘Nude’, Sileoni nos devuelve a esa mujer llevándonos a una época en la que la mujer es la protagonista, a través de su feminidad, su soledad, mostrándola suspendida en un espacio donde el tiempo ha sido detenido.
A veces, las mujeres se duplican, convirtiéndose en espejo, a veces nos muestran la cara encerrada en su interior, dividido geométricamente por una línea. Otras veces, sin embargo, se cierran en sí mismas y dan la espalda en un enigmático silencio.
Estas mujeres contienen en sí mismas un mensaje místico, la encantadora belleza de los símbolos icónicos estan llenos de significado, aunque no siempre sean comprensibles del todo, ya que son los guardianes de un fascinante misterio.
La fascinación, sobre todo, es la verdadera virtud de la feminidad, cualidad muy diferente de la belleza por no ser perceptible con los ojos, ya que cruza el campo semántico de la magia, del encanto, donde vive una fuerza irracional que altera y cancela las certezas, la racionalidad y los criterios para una evaluación objetiva. Si está junto a la belleza, la fascinación está completa, si es un talento en sí mismo, borra las limitaciones físicas. Es una cualidad que toca y expresa toda la fuerza de la personalidad de la que el cuerpo es el cántaro.
Junto con este don misterioso que expresa su unicidad, estas mujeres se ofrecen al espectador en una maraña de formas inexplicables, hecho que refleja la idea del artista entorno a la figura femenina.
El espectador intentará descifrar los dibujos, pero descubrirá que no es posible, y que por lo tanto constituyen, en su gran misterio, el nivel más alto de lo sublime.
Etiquetas: Guido Sileoni, Sala David Herbet Lawrence Last modified: 28 julio, 2012