El Museo Guggenheim Bilbao presenta, gracias al patrocinio de BBK, Paul Pfeiffer: Prólogo a la historia del nacimiento de la libertad, la mayor exposición del artista en Europa, con una selección de una treintena de obras que recorren toda su trayectoria y lo sitúan como uno de los autores más influyentes de hoy.
Nacido en 1966 en Honolulú (Hawái) y residente en Nueva York, su práctica multidisciplinar, que abarca vídeo, fotografía, escultura e instalación, plantea cuestiones relacionadas con el espectáculo, la pertenencia y la diferencia. Reconocido sobre todo por sus incisivos vídeos con imágenes extraídas de un mundo saturado por los medios, Pfeiffer analiza la manera en que las imágenes dan forma a los espectadores que las consumen.
Aunque, tal y como él mismo lo explica “siempre surge la misma pregunta: ¿quién utiliza a quién? ¿es la imagen la que nos hace a nosotros o somos nosotros quienes hacemos las imágenes? Desde los inicios de su trayectoria hace ya más de 25 años, Pfeiffer emplea viejos programas de ordenador de edición digital, como Photoshop y QuarkXxpress, para manipular metraje procedente de eventos deportivos, conciertos y películas de Hollywood. A través del acto iterativo de cortar, unir, enmascarar y clonar, sus obras revelan las estructuras que han dado forma a la memoria colectiva, a sus miedos y deseos reprimidos al tiempo que anticiparon la circulación masiva de breves clips de vídeo y GIF’s de la actualidad.
Sus indagaciones en las dimensiones perceptuales y psicológicas de la experiencia colectiva le han llevado a analizar cómo estadios y escenarios, desde la Antigüedad hasta hoy, han servido no solo como plataformas para grandes espectáculos, sino también como lugares en los que se define y se cuestiona el cuerpo político (de una nación, de una comunidad, de la sociedad).
Iconos globales, como estrellas de música pop, actores y atletas suelen ser las figuras más familiares de las obras de Pfeiffer en las que los cuerpos se sitúan en la intersección entre veneración y cosificación que sustenta la cultura de masas. Este empleo de la cultura de los famosos habla también de la difusión global y el consumo de imágenes. Su trabajo dilucida cómo los mecanismos relacionados con la audiencia, desde los espacios arquitectónicos hasta la retransmisión o posproducción de las imágenes, dan forma a nuestro sentido de identidad, de comunidad, y en ocasiones, de nacionalidad. Recreando o reescenificando experiencias comunes en las que se exacerban las emociones y donde lo individual queda relegado, el artista demuestra cómo estos eventos inducen sentimientos de pertenencia y de identidad, al tiempo que subrayan las cuestiones siempre presentes de diferencia y alteridad.
Los cambios de escala que Pfeiffer imprime en sus creaciones, que van de la miniatura a las enormes dimensiones, desestabilizan la relación “natural” predeterminada entre público y objeto, haciéndonos conscientes de nuestros cuerpos en relación con el resto del mundo y de la naturaleza construida de la información que consumimos. Así, sus primeras obras en vídeo y fotografía, que definieron toda una era, exigen una contemplación íntima y próxima, mientras que sus últimos experimentos en la escultura y la instalación generan encuentros colosales e inmersivos.
Inspirado por la arquitectura temporal de un estudio de sonido, el diseño de la exposición se basa en el interés del artista por el elaborado proceso hollywoodense de creación cinematográfica. En toda su obra, Pfeiffer hace referencia a la realización cinematográfica y a la cámara como dispositivo, a menudo recordando escenas icónicas que se encuentran grabadas en nuestra memoria colectiva. El título de la muestra, Prólogo a la historia del nacimiento de la libertad, procede de un momento clave en la historia mediática estadounidense, en que Cecil B. DeMille, director del filme Los diez mandamientos —en el momento de su estreno en 1956 la película más cara de la historia— explicaba al inicio su drama épico-religioso.
La propia biografía y experiencia vital de Pfeiffer (cuya infancia transcurrió entre las Filipinas y los EE. UU.) proporcionan al artista una perspectiva más amplia y transnacional de la identidad estadounidense. Pfeiffer está muy comprometido con el contexto filipino y su singular fusión de tradiciones raciales, religiosas y culturales, marcada por el legado del colonialismo como antigua colonia española y posteriormente como territorio estadounidense, y también por la migración global por motivos laborales en tiempos más recientes.
Estos estratos temporales e históricos influyen no solo en su trabajo a lo largo de toda su carrera, sino en su posicionamiento en relación con la diáspora, su capacidad de hablar sobre una construcción más compleja de la identidad y de percibir una política de la visibilidad conformada por los medios de comunicación de masas y los mecanismos de construcción de imágenes, por los rituales colectivos del entretenimiento y el espectáculo, por la cultura popular y por los aspectos compartidos y diferenciales que generan estos procesos.
Fechas: Hasta el 16 de marzo de 2025
Lugar: Guggenheim Bilbao, (Bilbao – España)