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¿Pero quiénes son esas mujeres? La obra de Alejandra Atarés

Alejandra Atarés

Tres meses han cumplido desde la celebración de la ‘semana del arte’ en la capital madrileña. Basta echar un rápido vistazo atrás para recordar las grandes piezas que allí se dieron cita. El polémico vaso de Wilfredo Prieto o las obras de Julian Opie en ARCOmadrid, así como las piezas de Belin o de Samuel Salcedo en ArtMadrid fueron de los trabajos más nombrados por los medios. Sin embargo, más allá de esas piezas destacadas siempre hay una imagen que asociamos a la feria, a cada edición. En el caso de Arco es su característica ‘A’ que cada año adopta una forma dependiendo del diseño o la tipografía escogida. En el caso de ArtMadrid es esa obra seleccionada como imagen corporativa de la edición la que nos recuerda cada una de ellas.

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El año pasado, 9ªedición de ArtMadrid, fue la obra de José Ramón Lozano la seleccionada. En esta pasada edición ha sido la obra “Japonesa” de Alejandra Atarés la afortunada. Con tres exposiciones individuales a la espalda y su participación en la octava y novena edición de Swab junto a la Galería Balaguer, esta zaragozana llegó a la feria celebrada en el Palacio CentroCentro Cibeles conquistando las miradas de todos.

Fue su última colección la que la galería catalana presentó en la feria. Ocupando un stand ubicado en uno de los extremos del recinto y siguiendo su línea de actuación de los últimos años de dar impulso a artistas jóvenes, emergente, este espacio apostó por mostrar únicamente las obras de Atarés. Sus piezas llenaban de color el espacio, pues ese color es uno de los puntos característicos de la obra de la artista.

Colores brillantes en los que predominan las gamas de rosa, azul turquesa y verdes flúor. Son conseguidos a partir de óleo, acrílico, purpurina, lentejuelas, etc. Elementos todos ellos que llevan a cada una de las piezas a un nivel de barroquismo y plasticidad extremado. Lo cual toma como resultado un protagonismo de las texturas en la obra. Pero más allá de eso hay dos elementos clave en el trabajo de Alejandra Atarés. Por un lado la composición y por otro la conceptualización.

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En cuanto a la primera decir que sus obras están marcadas por la figura de una mujer, que siempre aparece de espaldas al espectador, inmersa en un paisaje. ¿Pero quiénes son esas mujeres? La respuesta es variada. Algunas responden a autorretratos, otra nacen de retratos ajenos, de personas a las que conoce, e incluso de personajes famosos, como Lindsay Lohan o  Paris Hilton. Todas ellas giran en torno a dos elementos fetiche, vinculados históricamente y socialmente al ideal de feminidad: el pelo, que suele aparecer recogido; y la vestimenta, que está relacionada tanto con la memoria personal de la artista, como con la persona que los viste. Es este último elemento en el que se concentra una mayor combinación de texturas que suele contrastar con los fondos. Los paisajes por su parte nacen tanto de la memoria visual  de la artista, como de su imaginación, siendo en ambos casos parajes retratados en clave idílica y fantástica.

Con una perspectiva cinematográfica Alejandra Atarés da vida a mujeres que hablan de algo más. De nuestra actual sociedad de consumo. Para ello toma como base creativa elementos de la cultura pop y kitsch, así como productos de carácter industrial, como el cine, la fotografía y la publicidad, (productos generadores de la cultura de masas) para recrear la realidad de su tiempo. Diviniza y mitifica esas figuras femeninas, cuya única identificación parte de la cartela que las acompaña, convirtiéndolas en una reflejo de cualquiera.

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Hay además una visión romántica en sus obras que, salvando las distancias, nos llevan a aquellas sublimes visiones de Caspar David Friedrich, en las que las figuras, siempre de espaldas al espectador, se enfrentaban a paisajes, en su mayoría, sobrecogedores. Si bien la composición nos puede resultar cercana la idea que quiere transmitir no lo es. Atarés juega con la simbología de los colores, las texturas, los elementos representados, y, por supuesto, la posición de esas mujeres que esconden su actitud, para hablarnos de nuestra actualidad. Nos convertimos así en meros espectadores de una sociedad de consumo y frivolidad de la que somos protagonistas.

Enfrentarnos a sus pinturas es contraponernos ante los enigmas de una obra que nos dan la espalda. Enigmas que se muestran en sintonía y que dan forma tanto a las figuras, como a los paisajes, reflejo de las actitudes de sus protagonistas. De una manera intuitiva conforma cada una de las obras manteniendo un lenguaje fiel y actual.

Etiquetas: , , Last modified: 25 mayo, 2015