El Museo Reina Sofía presenta la primera exposición en España de Anne-Marie Schneider (Chauny, Francia, 1962). Una artista que ha convertido el dibujo en la referencia esencial y en el eje vertebrador de su producción, pero que también ha cultivado la pintura y el cine. Sus dibujos minimalistas, a veces inquietantes pero también evocadores, parecen dotados de la inmediatez del comic y plantean infinidad de variaciones ante los ojos del espectador.
A través de una extensa selección de su trabajo —250 obras— la exposición explora su evolución creadora de 1988 a 2016. Sus dibujos, pinturas y películas permiten apreciar la evolución de la artista desde sus primeros dibujos, marcados por la sobriedad lineal anti-pictórica, hasta la introducción de la mancha de color a finales de los años 90 y la posterior alternancia del blanco y negro con el color y el uso de otras técnicas.
Un recorrido que invita al espectador a entrar en un universo complejo donde están presentes la visión personal e íntima, cercana a la emoción y la capacidad de inspirar lecturas que combinan la fantasía y las situaciones más cotidianas de la vida. Las referencias a acontecimientos políticos y sociales de nuestro tiempo, tratadas con sátira y de manera crítica, son también una constante en la práctica de Schneider.
Para expresar ese mundo de contrastes, Schneider se sirve de las situaciones comunes, los objetos banales y las imágenes sin filtros, por las que siente fascinación.
Una atracción que se observa en sus composiciones más líricas y delicadas, pero también en los esbozos y en los dibujos que nacen del gesto automático de la artista al observar su entorno y revertirlo con su mirada. Recurre para ello al humor negro, al absurdo y al impacto turbador como constantes vitales de su trabajo.
En el imaginario de la artista la línea es el enunciado elemental con el que construye un relato autobiográfico que está siempre presente en su obra. Su trazo sencillo remite a una escritural gestual, similar a las anotaciones espontáneas e íntimas de un diario. Consigue de ese modo estructurar un enigmático repertorio de personajes, figuras, animales y objetos que se desarman y rearman en fragmentos, para acabar proyectándose en situaciones cotidianas y cobrando vida propia en el paisaje de sus dibujos y pinturas. Con las series, articuladas como pequeños conjuntos de referencias complementarias, Schneider se apoya en las técnicas tradicionales del dibujo (carboncillo, tinta sobre papel, acuarela, pinturas y gouaches) para desplegar progresivamente una iconografía habitada por los sueños, las angustias y sus propias obsesiones. Como ella misma afirma: “Trabajo con la conciencia y la inconsciencia al mismo tiempo mientras creo”.
Anne Marie-Schneider, violinista de formación, conjuga la libertad y el método, el vuelo de las imágenes y la disciplina propia del rigor artístico. Y ese mestizaje lo traslada al trazo aparentemente frágil pero estudiado, tomando como referencia la imagen de su memoria visual y dejándola expresarse sin cortapisas. Jean-François Chevrier, uno de los más destacados conocedores de su obra, añade: “Responde asimismo, a una actualidad política (geopolítica) que resuena directamente con su propia experiencia”.
En el trabajo de Schneider se aprecia también una presencia recurrente al cuento y a la fabulación. La artista se apropia de cuentos, fábulas, imágenes y símbolos para convertirlos en herramientas de trabajo. Como apunta Chevrier: “Schneider ama las parábolas, en especial los cuentos y las leyendas, porque le dan los motivos con los que puede improvisar, a la vez que crea un espacio para la imaginación y para desafiar las convenciones”.
Sin perder esas señas de identidad, en la década de los años 90 y en los primeros años del siglo XXI, la artista extendió su obra a la realización cinematográfica. Desde su cámara Súper 8 muestra cómo las animaciones dibujadas son capaces de entretejerse con imágenes reales, conservando lo mejor de cada una de esas dimensiones y creando a la vez un espacio multidimensional.
En la actualidad continúa experimentando con grandes manchas de color que ocupan por completo el lienzo (como en sus óleos de 2012 y 2016), sin renunciar al dibujo: el medio predilecto para sintetizar su inquietud narrativa.
Fechas: Hasta el 20 de marzo de 2017
Lugar: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid
Imágenes:
1- Sans titre (Sin título) 2012. Cortesía de la artista y Michel Rein, Bruselas
2- Sans titre (La Belle et la Bête -Métamorphose de la Bête en humain) 2009. Cortesía de la artista y Peter Freeman, Inc.
3- La Belle et la Bête (Le coeur troué de la Bête) 2009. Cortesía de la artista y Peter Freeman, Inc.