Merz construyó una obra conceptualmente rigurosa y de gran potencia poética e iconográfica, en la que planteaba una crítica a la modernidad industrial y consumista. Lo hacía desde la convicción de que ésta, con su afán acumulador, alejaba al ser humano de los espacios naturales, empujándolo a una vida alienada de la que se había desterrado la conciencia de lo colectivo y la posibilidad de establecer un vínculo afectivo, no meramente instrumental, con el entorno.
La exposición bascula sobre dos grandes ejes. Por un lado, la idea de Mario Merz de querer conectar de nuevo al individuo que ha estado alienado por el consumismo, la producción masiva en cadena y el capital, con la naturaleza. Su obra rechaza la deriva consumista de la sociedad contemporánea y tiene la necesidad de reconectar con experiencias humanas esenciales, como las de construir y habitar. Merz crea obras en las que prevalece la observación. Se apropia de un imaginario e iconografía prehistórica, que está fuera de la sociedad en la que vivimos, y que se desarrolla en un tiempo pasado que esta fuera de nuestro contexto.
La otra idea clave que se vislumbra en la exposición pretende contextualizar el trabajo de Merz dentro de su periodo histórico. Esa lectura se entronca con la corriente del povera de los años 60, que comienza siendo un discurso de protesta y denuncia con obras que critican la Guerra de Vietnan, reflejan las protestas francesas de mayo del 68, los incidentes de la Primavera de Praga o las grandes huelgas de los obreros y los estudiantes en Italia. Es un artista que, sin hacer un discurso de denuncia explícito, se siente preocupado por lo que sucede a su alrededor.
La recreación de las figuras de animales de reminiscencias prehistóricas con las que Merz pretendía regresar a un tiempo y a un espacio míticos, están representadas en obras como Rinoceronte (1979) o Piccolo caimano (Caimán pequeño, 1979). Otra idea que asoma en trabajos como Noi giriamo intorno alle case o le case girano intorno a noi? (¿Las casas giran a nuestro alrededor, o giramos nosotros alrededor de las casas?, 1982) o Casa sulla foresta (Casa en el bosque, 1989), es la referida a que todo ese proceso industrial y de consumo había transformado el hogar en una prolongación del espacio laboral. Senza titolo (Sin título, 1984) muestra otro de los motivos artísticos recurrentes en la obra de Merz: los conos y las formas de lanzas alusivas al movimiento y a la trayectoria de un desplazamiento. La obra está realizada sobre una tela pegada a un trozo de madera de grandes dimensiones que formaba parte de los muros del estudio del artista. Allí pintó y garabateó esta pieza, hasta que un día fue arrancada de la pared y adquirió una condición nómada.Un elemento que desempeña un papel clave en la obra de Merz es la mesa, que le interesaba por la amplitud de significados: sirve para reunirse y celebrar, para comer, como espacio de trabajo, como sitio de intimidad, de conversación…Una tabla a la que se le añaden patas y es convertida en mesa resume la metodología povera en la obra de Merz, donde los materiales más sencillos encontrados a nuestro alrededor devienen en arte a través de una mirada que los poetiza y les confiere valor estético.
Lugar: Palacio de Velázquez, El Retiro, Madrid