Visit Sponsor
Dominique Zinkpe

Written by: Crítica de arte La Comarca

Simplemente Zinkpé

“Todo crítico tiene el derecho a equivocarse en sus juicios, como es lógico. Pero algunos errores de juicio revelan la quiebra radical de toda una sensibilidad…”
Susan Sontag

Si en efecto, la equivocación es loable y pertinente en el ejercicio que embarga y secuestra mi vida; lo es también el hecho de poder juzgar e interpelar la naturaleza misma de esas equivocaciones. Entonces, la ignorancia y el silencio que pesa sobre ciertos artistas afecta más a la integridad del sistema del arte y al quiebre de su sensibilidad, que a esa obra que resulta el objeto de la indiferencia y de la desidia. Dicho esto, disfruto afirmando a tiempo que Dominique Zinkpé es un artista total. Es, con fortuna probada, un artista bien conocido en los circuitos internacionales del arte, es un alma robusta, un cuerpo negro que deja ver las huellas del legado colonial, unas manos hábiles tocadas por la gracia de Dios, una subjetividad escindida y migrante, un ser al que le va la vida (y el amor) en lo que hace. Aproximarse a su mundo, a través de su obra, es una suerte de viaje sobre la extraña geografía de la furia. Las venas abiertas de África y de Benín, los subterfugios del vudú y el nervio recio de una tierra que fue (y es) cuna de la civilización, afloran en la arquitectura inquieta de su imaginario y de su voz.

Dominique Zinkpe. Sin Título, 2023. Técnica Mixta 130×130 cm

Lo que más me seduce, en el tránsito rápido de la mirada sobre su propuesta, es la evidencia de una manifestación profunda de lo espiritual. Y con ello no pretendo sugerir que sea un artista mágico o un subalterno del canon. Estas actuaciones críticas (que no interpretaciones lúcidas), descansan en la idea maldita de un prejuicio cultural (des)favorable. La robustez emocional y espiritual de sus obras no son la consecuencia de una estrategia radical (y cínica) que busca la legitimación que la otredad garantiza. Al contrario de ello, responde a la irreverencia absoluta de la honestidad y al irrefutable sentido de pertenencia a la cultura y a sus dones. Lo auténtico es el salvoconducto frente a todo tipo de discrepancias absurdas. Lo auténtico, en su obra, se convierte en exploración, en facultad administrativa de lo simbólico, en vehemencia de las tribulaciones y en la liberación final del alma. Se presiente algo esencial, algo raigal, algo trascendental. Y esa posibilidad de presentimiento queda abierta porque no se agota el poder de lo auténtico y de lo fulgurante. Las piezas de Zinkpé, a diferencia de lo que pueda pensarse, rezuman felicidad. Tanto es así que esa misma felicidad no es siempre bien interpretada o recibida. Occidente se asusta, el blando se asusta, el miope tiembla, el intérprete entorpece, el académico restringe. Ocurre porque sus códigos visuales no reportan el comodín de la moda, sino que aseguran la violencia de lo autóctono, el vértigo de lo propio, la garra de lo íntimo. Su abecedario es ontológico, no descriptivo; es consumación expedita de la historia cultural y personal, no así la narración de un episodio tránsfuga del estereotipo.

Dominique Zinkpe. Sin Título, 2023. Técnica Mixta 100×100 cm

La obra restituye su propia facultad y dimensión narrativa en beneficio de su consagración. Tanto sus esculturas acumulativas de pequeños fragmentos (que son a su vez representaciones de los ibeyis) como sus pinturas rebasadas de énfasis y digresiones barrocas, se asoman al mundo de lo real pensando siempre en lo trascendental y redentor. La pesquisa ontológica que siempre ha preocupado a nuestros mejores antropólogos, escritores e intérpretes de la cultura, acontece en su obra como un hecho natural, como la revelación de un estado de gracia. No se fuerza el hallazgo ni se prostituye la función del lenguaje de la obra. Ellas hablan desde ese paradigma del aquí y del ahora sin ignorar que el relato de la historia las fijará en su tejido profuso y ambiguo.

Dominique Zinkpe. Sin Título, 2023. Técnica madera y metal policromado. Altura: 100 cm. Largo: 40cm. Profundidad:30 cm

Vale observar que el empeño reproductor, tan propio entre muchos artistas venidos de la llamada periferia, no es un rasgo reseñable en su obra. A diferencia de esto último, y contrario a esa deformación malintencionada consecuencia de la pasarela turística, la obra de este artista (de este gran hacedor) se burla de toda gravedad infundada y se mofa de los estándares jerarquizados por la perspectiva benevolente. Zinkpé es un cimarrón, un sujeto camaleónico, un activista de lo genuino. Y sabe, sabe bien, que toda obra de arte, por muy “ahistórica” que se pretenda, está sumida en la historia y remite a ella. Es un texto circunstancial que hunde sus raíces en el plasma del presente continuo. Lo contingente, lo anecdótico, lo relacional, hacen parte de esta, pero no determina su rango. Sus obras, aunque su tiempo, no discuten sobre la inmediatez del momento. Hay algo en ellas que habla de sabiduría, hay algo en ellas que se traduce en paciencia. La paciencia y el silencio son valores que nos legó África. Frente al ruido y la inmediatez, se alza la voz de una obra que desarticula los lugares comunes de la condescendencia y la bulimia de otredad. Zinkpé no quiere ser el otro, no busca ser otro, no ambiciosa la fama que otorga lo exóticos. Lejano de esto, distante de esto, consciente de esto, busca perpetuar su nombre, reclama recordar su nombre. El nombre, su nombre, lo es todo. La obra que nace de él y que le acompaña, es, al término de todo viaje, el único espacio de enunciación que él conoce y respeta.

Dominique Zinkpe. Sin Título, 2023. Técnica Mixta 150×150 cm

La ignorancia de los otros no es culpa suya, la desidia no es su amiga, el ego no es su cómplice. Lo suyo es crear, es pensar, es existir a través de la obra en forma de tributo y de ofrenda.

Etiquetas: Last modified: 8 septiembre, 2023