La primera obra que abre “Sobre el Fondo” es una fotografía en blanco y negro que Noelia García Bandera tomó en 1998. En ella aparece una mujer madura de rostro bellísimo y gesto triste, con un jersey negro de cuello alto que la hace diluirse en un fondo tan negro como su indumentaria. Su mano izquierda, que también comienza a desvanecerse, y la mitad de su cara son las únicas señas identitarias que quedan de ella, y sin embargo, la fuerza de su desdicha habla directamente a nuestro corazón. Resulta que esta fotografía de finales de los 90 era toda una declaración de intenciones: Noelia comenzaría a trabajar sobre un tipo de identidad muy definitoria de nuestro tiempo, aquella que acaba siendo engullida por su entorno, por el espacio que habita, y en consecuencia, el fondo de sus fotografías se convertía en un elemento fundamental. Juan Francisco Rueda, comisario de la exposición, ha sabido ver la importancia de estos primeros trabajos y su resonancia en obras posteriores. Lo que en un principio iba a ser la muestra de la última serie de la artista, Portraits (2012-2016), se ha convertido en un repaso o una contextualización certera de la carrera de la fotógrafa, dividida en dos salas del Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia de Málaga.
En la primera sala encontramos algunas obras pertenecientes a series antiguas como Algo Prestado (2007), Commedia dell’Arte (2008), Comer estopa, tragar petróleo y escupir fuego (2008-2011) o Carte de visite (2009). En estas series la presencia femenina es omnipresente, así como la reflexión sobre el rol de la mujer en la contemporaneidad, sin embargo, la obra de Noelia va más allá de lo que pueda parecer mero arte feminista. Existe una evidente tematización de lo femenino y un reconocimiento en las protagonistas de sus obras, pero en estos trabajos hay también inquietudes personales e incluso elementos autobiográficos. Por ejemplo, la irresoluble tensión provocada por la lucha dialéctica entre identidad y fondo. El individuo de las fotografías de Noelia se resiste a desaparecer, no quiere ser fagocitado por el medio. Se establece, entonces, un acuerdo entre ambas partes, una convivencia sin connivencia. La novia de Algo prestado no se opone a un destino marcado por la tradición y la homogeneización social pero su tristeza rebela cierta frustración o contrariedad. Lo mismo ocurre en la Commedia dell’ Arte con la joven que porta una moretta, antigua máscara femenina del carnaval veneciano que se sostiene con los dientes. Su rostro desaparece detrás de la máscara sin posibilidad de réplica (la máscara se lo impide), sin embargo, su torso desnudo y tatuado expresa vitalidad y personalidad. El juego de contrarios es más evidente en los primeros trabajos de Bandera, quien poco a poco va cediendo protagonismo al fondo. En Carte de visite, un trabajo inspirado en las Tarjetas de Visita de Eugène Disdéri, el telón de fondo se convierte en parte de una escenografía en la que un personaje desarrolla una acción. Son fotografías secuenciales que congelan el tiempo del acto evidenciando la huella que el individuo deja sobre los objetos de la escenografía, entre ellos, el telón de fondo. Es la presencia a través de la ausencia. Por ello no debe extrañarnos que artista y comisario convinieran incluir en la exposición los telones reales de esta serie, y que además, los hayan enfrentado a la misma. Uno de ellos, el telón de terciopelo negro ha acompañado a Noelia durante toda su carrera profesional: con él han trabajado sus alumnos, amigos, se han fotografiado cientos de personas,… Es un fondo, tal y como diría Tàpies, con huellas testigos de la vida de las personas que pasaron por él. Telón que también fue utilizado para la serie Comer estopa, tragar petróleo, escupir fuego, en la que Noelia recrea algunas metáforas visuales propias de la historia del arte como la Vanitas o el funesto paso del tiempo, enfrentando en un díptico a una mujer anciana de cuerpo maduro y a una jovencita de belleza artificial.
La nueva serie, Portraits, aparece acompañada de algunos trabajos anteriores aunque ocupa la mayor parte de la segunda sala. Ésta es, sin duda, la serie de mayor complejidad conceptual. En ella Noelia convierte el telón de fondo en protagonista absoluto. Al fotografiarlo sin figura humana ni objeto nos obliga a detenernos en su apariencia, su estructura, sus temas,… La artista genera una especie de registro de telones decorados con pinturas de paisajes, una tipología que surgió en los primeros estudios fotográficos del siglo XIX y que ha llegado hasta nuestros días. He aquí la complejidad: son fotografías de telones que han servido y todavía hoy sirven como fondo fotográfico, es decir, la fotografía reflexiona sobre la fotografía, sobre el oficio del fotógrafo, sobre el estudio fotográfico… Por otro lado, hablamos de telones pintados que al ser fotografiados y expuestos adquieren una clara apariencia pictórica. Esto último se evidencia más en aquellos fondos que recrean paisajes abstractos o subjetivos: una bruma, una tiniebla, la luz del amanecer,… El falso paisaje de estos fondos podría confundirse con una abstracción contemporánea. Fotografía, pintura e instalación, tres elementos de distinta índole, se funden en la obra de García Bandera hasta el punto de desconcertarnos.
La última obra que cierra la exposición es, precisamente, la reproducción fotográfica de un antiguo telón rojizo que Noelia guardaba en su casa. Accidentalmente el telón se mojó y se produjo una gran mancha de humedad que, curiosamente, describe el perfil de una montaña o quizá la visión cartográfica de una masa de tierra. Tiempo y naturaleza dibujaron su propio paisaje sobre el telón. Así es como la misma obra que despide “Sobre el Fondo”, abre en la obra de Noelia nuevos horizontes conceptuales de gran interés y carga poética: lo accidental, lo desgastado…
Artista: Noelia García Bandera
Comisario: Juan Francisco Rueda
Fechas: Del 21 de enero al 23 de marzo de 2016
Lugar: Sala del Centro Cultural Provincial Mª Victoria Atencia, Málaga