Hasta el 26 de abril de 2014. Galería Estrany-de la Mota, Barcelona.
Dentro del proyecto A3Bandas encontramos la propuesta de la galería Estrany-de la Mota que participa en esta cuarta edición con la exposición “Trama y textura y abstracción”, comisariado por Frederic Montornés y que cuenta con obra de los artistas José Damasceno, Gonzalo Elvira, Patricia Esquivias, José Antonio Hernández-Díez, Wilfredo Prieto, Sara Ramo y Meyer Vaisman.
En la colectiva a través de la obra de los siete artistas que se acercan a lenguajes próximos a la abstracción se intenta trazar uno de los recorridos posibles entre este tipo de representación y su vinculo con cuestiones relacionadas con la identidad, el espacio público y privado, las leyes y la esfera social, el tiempo, la naturaleza, el ocio, etc.…
Así nos explica el comisario el proyecto:
“Siempre me había cuestionado la manera en que nos habían hecho creer que se habían sucedido los movimientos artísticos en la época de las vanguardias. Sobre la base de una sucesión sin fin en la cual el movimiento o estilo que surgía anulaba la validez de su precedente esperando, como un cordero, el sacrificio por parte del que viniera después, parece ser que la historia de aquellos días se escribía a partir de las aportaciones de figuras importantes la fuerza de las cuales era capaz de fulminar lo que se había hecho hasta entonces a la vez que proponía su punto de vista como algo incuestionable.
El tiempo ha demostrado que en el arte no se pasa de una tecla a la otra sin la aportación de los matices que, a través de las notas intermedias, le dan musicalidad a un discurso que continúa más allá de la muerte de sus intérpretes. De manera que si de un estilo se ha pasado a otro gracias, también, a la aportación de artistas invisibles a la historia, puede que estemos a tiempo de recuperar estos pequeños intersticios y entender la evolución como algo natural y no forzado, forzoso o violento.
Así como el reconocimiento en la evolución que experimenta el arte es algo que pasa por la recuperación o, por lo menos, la reconsideración de aquellos que han participado de manera visible o invisible, otra manera de darse es a través de la comprensión de los pasos que, a nivel estilístico y de discurso, se han podido dar en el tránsito de una propuesta a otra.
Y es esto lo que, en un registro muy sencillo, sin pretensiones y de manera experimental, intentaremos poner de manifiesto en esta muestra consagrada a los lenguajes de la abstracción a partir de lla obra de artistas vinculados con Latinoamérica y la Galería Estrany de la Mota.
Si bien la abstracción representó a primera vista, la ruptura con una manera de ver e interpretar la realidad a partir de aquello que se veía, no es cierto que su aparición fuese una cuestión de la noche a la mañana. Fue fruto de un proceso lento y meditado. Un proceso macerado al calor de los lenguajes que optaron por fragmentar la percepción de la realidad en función de aquello que se sentía y se pensaba dando pie, de esta manera, a la introducción en la pintura de los campos de color, tramas, texturas y combinaciones de todo tipo a partir de formas geométricas y manchas que, combinadas, al tiempo que se alejaban de lo que veían nuestros ojos nos acercaban a aquello que sentíamos al verlo.
Aunque las cosas no son tan simples, diremos que la abstracción vendría a ser, en esencia, la radiografía del pensamiento de un artista a partir de los inputs que recibe del contexto en el que vive. A través de ecuaciones combinatorias difíciles de entender, de campos lisos de color, de relaciones entre formas imposibles y el bagaje que tiene el artista en la realización de su trabajo, la abstracción da pie a imaginar aquello que se quiera y a la vez ceñirse a unos patrones muy determinados.
Si el nacimiento de la abstracción en Europa representó el punto de partida de una manera de entender el arte que, periódicamente, nos muestra ejemplos de su vitalidad, su introducción en Latinoamérica entre 1934 –con el retorno de Joaquín Torres-García a Montevideo- y 1973 –cuando Jesús Rafael Soto vuelve a Venezuela para inaugurar su museo en Ciudad Bolívar- es algo remarcable en el sentido de que parece como si antes no hubiera existido nada y que, después de estos hechos, todo se haya realizado bajo la influencia de este lenguaje. Lo que sólo es cierto en parte.
Si bien una de las características de la abstracción en su desarrollo latinoamericano radica, entre otras razones, en la capacidad de integrar a la representación de un mundo analítico, sin emociones ni sentimientos, aspectos autóctonos, de carácter más sensible, cálido y orgánico, lo que marca el rumbo de nuestra exposición son precisamente algunos de estos ejemplos. Es decir, obras que tomando la abstracción como marco referencial incorporan entre sus líneas cuestiones de carácter más sensible, cálido y orgánico vinculado en buena medida a la biografía de cada uno de los artistas.
Así, más que la voluntad de desarrollar un discurso pesado alrededor de la abstracción –quizás más propio de otro tipo de institución- aquello que pretendemos con Trama y textura y abstracción no es más que alargar su brazo hasta algunas de aquellas representaciones contemporáneas donde sea claro e incluso evidente qué puede haber de cada uno de los artistas escondido entre una trama, una textura o
una abstracción.«