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Diego Hernández

Escrito por: Crítica de arte

Un arte del juego exploratorio; un arte interactivo: Diego Hernández

‘’El juego en un aspecto agradable y gratificante de la actividad que no cabe explicar sencillamente por sus funciones utilitarias o de supervivencia. […] Es probable, por tanto, que el impulso de juego creativo que subyace en el arte guarde una estrecha relación con el impulso creativo que anima el desarrollo de la ciencia, la tecnología y de instituciones nuevas’’.

Marvin Harris. Antropología cultural. Edición de 2013.

A colación de su capítulo reflexionando sobre el arte, el antropólogo cultural Marvin Harris se explayó comentando que el arte tiene mucho que ver con el juego. De hecho, siguiendo las tesis de Alexander Alland, también antropólogo y especializado en arte, Harris defendió que el impulso del juego creativo se expande hacia otras disciplinas no artísticas, sino funcionales, como la tecnología. En síntesis, la capacidad creativa es capaz de construir originalidades; mejoras en la vida humana. Por otro lado, la creación significa igualmente conseguir maneras de comunicarse e incluso de entretenerse.

 Teclado midi para activar la lluvia, el arcoíris y el sol. 2021. Collages con retazos de maderas, fragmentos de muebles, tela y papel

El arte de Diego Hernández (Bogotá, 1985) tiene la particularidad de profundizar en el aspecto original de juego, es decir, en su faceta como proceso para descubrir. Aquí, el arte no significa crear un objeto para el goce estético —al menos no de manera única—; nuestro autor pretende que el público dialogue con la obra, ya que esta siempre es interactiva —directa o indirectamente—. Por tanto, sus piezas van encaminadas, no tanto a desarrollar ‘’determinadas capacidades’’ en quien las observa como a encontrar realidades alternativas, ubicaciones inventadas e incluso utópicas que resultan inspiradoras, llamativas y las cuales aportan perspectivas diferentes y enriquecedoras.

Así, nuestro protagonista está realizando una serie de obras que se enfoca justamente en la importancia del juego en el mundo artístico. En su trabajo, quiere recuperar y visibilizar la noción de juego como herramienta de exploración de lo que nos rodea. No se trata de reivindicar lo lúdico, pero sí la importancia del valor del descubrimiento, bien por esfuerzo reiterado, bien por serendipia. Sus dibujos acerca de motivos diversos —formas geométricas, cajas, edificios, mobiliario, juguetes, animales, seres fantásticos…—, realizados tras un profundo proceso de reflexión y de pulimiento de diversas ideas se han convertido en la iconografía personal del artista.

Juguete con fragmentos de madera. 2022. Retazos de madera, fragmentos de molduras y muebles policromados

Los dibujos creados en papel ahora son elaboradas obras de arte. Crea las pinturas con acrílico, óleo o acuarela sobre lienzo, lino, tabla o papel; también las confecciona mediante el grabado y los medios digitales. La diversidad de técnicas se traduce en una gran habilidad del artista para manejar distintos procedimientos que le lleven a materializar sus pensamientos. Por otro lado, sus esculturas son de madera. La elección de este material no resulta baladí, pues a veces reutiliza elementos obtenidos de muebles o de decoración del hogar, por ejemplo, remates o marcos para crear sus esculturas con materiales que al fin y al cabo son reciclados. De esta manera, reivindica sutilmente el ecologismo, pero especialmente lo que pretende es incidir en la capacidad del arte para dar una segunda vida a los materiales, siempre que sea posible y óptimo en la praxis del autor.

Por otro lado, la iconografía de Hernández queda reflejada en sus variadas obras de arte. Sorprende su modo de conjugar culturas, en un ejercicio de sincretismo. Sus elementos iconográficos tienden a recuperar figuras de manuscritos, como los bestiarios medievales, el peculiar manuscrito Voynich o los códices dedicados a una incipiente medicina y a la alquimia. Asimismo, le inspiran los yokai —seres sobrenaturales de la mitología japonesa—, pasando por influencias contemporáneas como los robots y los personajes de los videojuegos de Atari, Nintendo o Sega. E inspiraciones más tradicionales al estilo de los balancines, casas de muñecas y carruseles, que se vinculan con la infancia. Todo sin mencionar a los artistas y las artistas que le llaman la atención, siendo referentes de Hernández. Los personajes humanos, cuando son representados también se sumergen en ensoñaciones, pues la imaginación y el onirismo son instrumentos válidos para la revelación en el arte; para encontrar verdades o senderos diversos por los que caminar, investigando la vida, sus riquezas y misterios. De hecho, lo arcaico y hermético son dos constantes en su trayectoria, imbuyéndose de conceptos como la transmutación, la magia, lo sagrado-totémico y lo espiritual.

Órbitas electrónicas sobre mi castillo. 2023. Dibujo digital

Como conclusión, sorprende la capacidad del artista colombiano para engendrar obras interactivas que sean manipulables de algún modo. Basándose en el principio del juego como exploración, como experimentación para dar con hallazgos Hernández crea, en el ámbito pictórico, piezas engendradas por programas digitales de tratamiento y animación de imágenes. Así, algunas de sus obras no son únicamente imágenes; en realidad, son audiovisuales. Es posible verlas en movimiento y/o conocerse su proceso de creación a través de la animación vectorial. En este aspecto, su trayectoria evoluciona de los métodos seculares de las artes plásticas hacia un acoplamiento de estos con los nuevos medios, fundamentalmente el arte digital. Además, sus pinturas interactivas pueden ser reproducidas desde cualquier dispositivo con lector de código QR. Esta técnica no deja de recordar a la capitalidad de los juegos electrónicos en la carrera del artista, a pesar de que no se produzca una jugabilidad como tal en estas piezas. Lo que sí permiten es la acción del público, aunque sea mínima, para conseguir una modificación de la pieza que se muestra estática en un comienzo.

Mientras cae la noche cabalgamos por senderos de vegetaciones y capas de cielos. 2024. Dibujo digital

Sin embargo, la interacción total a través de las manos se origina en la escultura. Hernández crea esculturas de madera trabajando y ensamblando, como se comentó anteriormente, partes de muebles en una llamativa spolia de la coetaneidad. Las esculturas nacidas de esta técnica pueden estar configuradas para que sean articulables, entretanto, otras cumplen el propósito de transformarse en una suerte de juegos de construcción. En ambos casos, las esculturas pueden ser tocadas por el público, así que se ligan a un espacio expositivo determinado porque es este el que las alberga. Empero, en la circunstancia particular de las segundas, la manipulación resulta obligatoria de cara a edificar la obra de arte, que se presenta ante nosotros y nosotras como una serie de prismas de madera y fragmentos de muebles, marcos para pintura y un largo etcétera, desmontados. La capitalidad del juego radica en el montaje de la obra artística por parte del público, encajando las piezas de forma armoniosa. Conlleva a una exploración en una muestra de arte contemporáneo.

Normalmente, Hernández coloca el dibujo o la pintura de la que ha surgido el diseño de la escultura al lado del peculiar rompecabezas, sirviendo como modelo para el público que debe explorar los prismas y demás elementos para acoplarlos correctamente. Así, nuestro protagonista revitaliza la importancia de que el público pueda participar en el arte actual no como mero espectador, sino como una parte indispensable de la creación final de la obra de arte, al igual que en el happening. Y, también es una manera de animar a ese ‘’impulso de juego creativo’’ que todos y todas tenemos en nuestro interior.

Imágenes cortesía del artista.

Etiquetas: Última modificación: 23 septiembre, 2024