El centro de arte contemporáneo DA2 de Salamanca, además de exhibir la individual ‘La luz y la furia’ de Rubén Rodrigo, acoge uno de los proyectos más completos de la artista Cristina Toledo (Las Palmas de Gran Canaria, 1986). En «Una Historia Victoriana» la artista se ha acercado a la época victoriana, periodo marcado por los más de 60 años de reinado de la Reina Victoria en Inglaterra e Irlanda (Comprendido entre el 20 de junio de 1837 y el 22 de enero de 1901).
Cristina Toledo emplea como punto de partida de la serie un conjunto de imágenes fotográficas de finales del siglo XIX y principios del XX, halladas en repositorios de imágenes de internet. A diferencia de los proyectos que ha desarrollado previamente, el nexo de unión entre las imágenes es más una atmósfera que un “tema” propiamente dicho. Las figuras se vuelven de espaldas al espectador, velan sus rostros, cierran sus ojos o se ocultan detrás de cortinajes, dando al espectador la sensación de que se encuentra ante una serie de vestigios que le acercan a un relato; pero que le faltan piezas para armar el puzle de la historia completa. Hay elementos comunes, como un cierto aire de luto y nostalgia, rostros que se ocultan, ropas de época… pero no hay una conexión evidente. La lectura del proyecto será por tanto completada por cada visitante de la exposición, que podrá buscar su propia interpretación.
El archivo de fotografías de Una historia victoriana incluye imágenes publicitarias (Mr. Gillingham’s Artificial Limbs), de salud y belleza (Health and Beauty Hints), de moda (Vanishing, Nuque y Back to the Camera), de celebridades (Catherine Skittles Walters), de espectáculos (Illusionist) o de reportaje (Tapada limeña). Además, se sirve de una serie de fotografías, pertenecientes a la esfera privada, que fueron muy populares en la época victoriana, las imágenes de luto.
Como explica Javier Sánchez Martínez, Una historia victoriana narra las modificaciones de la percepción, pero también ponen en escena las relaciones entre aquellos que miran y aquellos que son mirados. El cuerpo de la mujer está en el centro de estos cuadros como un cuerpo refrenado por los pliegues y los ornamentos, pero también como un cuerpo que se resiste a la mirada. Un cuerpo que se vela pero que también juega a desvelarse. Un cuerpo que se retira a estados de absorción e inatención. Sin embargo, aunque la falta de atención pueda considerarse como un efecto de los trabajos de la atención, también cabe encontrar entre ambas una zona intermedia.
Fechas: Hasta el 27 de enero de 2018
Lugar: DA2, Salamanca