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Written by: Woman Art House

Woman Art House: Mónica Mayer

Pionera de la performance y el arte feminista en México, su trabajo, cercano al activismo, huye del concepto de creación individual y de verdades absolutas. Prefiere centrarse en los procesos y tratar de establecer vínculos de afecto con el público. En el hilo de esta semana en Woman Art House hemos conocido a la artista Mónica Mayer.

Mónica Mayer. Fotografía de Antonio Juárez

Mónica Mayer (México, 1954) estudió Artes Visuales en Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM entre 1972 y 1976. Tras participar en un taller de dos semanas en el Woman’s Building de Los Ángeles con Judy Chicago, asistió entre 1978 y 1980 al Feminist Studio Workshop, donde fue alumna de Suzanne Lacy. También se especializó en sociología del arte analizando el arte feminista como herramienta política efectiva.

Su primer interés por el feminismo se remonta a sus primeros años de formación y coincide en el tiempo con la celebración en México de la Conferencia Mundial de la Mujer (1975). En esta época empieza a integrarse en colectivos feministas y acude a sus primeras manifestaciones, que por entonces apenas congregaban a medio centenar de mujeres que luchaban por la liberación del aborto y en contra de las violaciones. Todo esto se verá reflejado en obras como Primero de diciembre (1977) o Genealogías (1979).“Comprendí que de nada serviría hacer el mejor trabajo artístico del mundo si por el hecho de ser producido por una mujer sería mal recibido.”

Mónica Mayer. El Tendedero, 1978

Aunque se vincula a Mónica Mayer principalmente con la performance, tiene también una interesante producción de obra gráfica y sobre papel e incluso llegó a experimentar con el arte textil. En 1978 trabaja en el políptico Tapices, realizado en acuarela y gouache sobre papel, y compuesto por las piezas Tapiz para un amigo, Tapiz para un seductor y Tapiz para un violador. En sus obras trata de explicar en primera persona lo que nos sucede a las mujeres, y presta especial atención a temas como las violencias, la maternidad, la sexualidad o el envejecimiento.

En 1978 participa en la exposición colectiva “Lo normal”, en la que varias mujeres artistas cuestionaban las ideas convencionales de la normalidad. Mayer presentó una pieza que imitaba los tests de las revistas femeninas y que introduce elementos característicos de la performance y la participación del público que la acompañarán a lo largo de su obra.

Mónica Mayer. El Tendedero en Los Ángeles

Su obra más icónica, El Tendedero, se presenta por primera vez en 1978 en México. En ella puede verse su interés por desdibujar las fronteras entre el arte, la educación y la política. Mayer pidió a mujeres de diferentes clases sociales y edades que rellenaran una pequeña tarjeta de color rosa con la frase “Como mujer lo que más detesto de la ciudad es”. Estas tarjetas serían posteriormente mostradas en una estructura con forma de tendedero, en alusión a una actividad doméstica vinculada con la mujer. El objetivo de esta pieza es que las mujeres puedan expresar y compartir sus experiencias de violencia y acoso en el espacio público.

Un año más tarde, El Tendedero se “reactivó” por primera vez en Los Ángeles, en el marco del proyecto “Make it safe” de Suzanne Lacy. Esta vez, las participantes tenían, además, la oportunidad de incluir propuestas con las que poder sentirse más seguras. Tras esta ocasión, esta pieza de Mónica Mayer ha sido reactivada en numerosas ocasiones, incluyendo algunas con Amnistía Internacional, y ha ido evolucionando con el contexto social e incorporando nuevas preguntas como “¿cuándo fue la primera vez que te acosaron?”, “¿qué has hecho o harías contra el acoso?” o “¿cuál fue tu experiencia de acoso más reciente?”.

Mónica Mayer. Polvo de Gallina Negra. Receta para hacerle mal de ojo a los violadores

En 1983 funda Polvo de Gallina Negra, el primer colectivo de arte feminista en México, junto a Maris Bustamante y Herminia Dosal, que lo abandonaría poco tiempo después. Durante diez años realizaron acciones de carácter efímero en manifestaciones y medios de comunicación con tres objetivos: analizar la imagen de la mujer en el arte y los medios de comunicación; estudiar y promover la participación de la mujer en el arte; y crear imágenes a partir de la experiencia de ser mujer en un sistema patriarcal, basadas en una experiencia feminista y con miras a transformar el mundo visual y así alterar la realidad.

La primera performance de Polvo de Gallina Negra se celebró durante una manifestación con el título “ Receta del grupo Polvo de Gallina Negra para hacerle el mal de ojo a los violadores o el respeto al derecho del cuerpo ajeno es la paz”. Sin embargo, su proyecto más destacado como colectivo fue “¡Madres!”, que se inició con los embarazos de Mayer y Bustamente. Una de sus acciones más relevantes fue “Madre por un día”, que desarrollaron en el programa Nuestro mundo, ante una audiencia de miles de personas. Para Mónica Mayer, la televisión es un medio idóneo para hacer arte político precisamente por la posibilidad que ofrece para llegar a miles o millones de personas.

Mónica Mayer. Serie Las Vírgenes

La maternidad también aparece en otros proyectos de Mayer en solitario, como “De niñas y pesadillas”, en la que explora su relación con su madre, “Novela rosa. Me agarró el arquetipo”, “Concepción y separación”, “Diario de las violencias cotidianas” o, más recientemente “Maternidades secuestradas”. En relación con la temática de la maternidad es muy interesante que en acciones del proyecto “¡Madres!” de Polvo de gallina negra y en otras performances posteriores como “Madre no hay más que dos”, Mayer aparece acompañada por Maruca, una muñeca de ventrílocua que tiene desde que era niña. Según sus propias palabras, la lleva consigo para que aprenda a ser una “mala madre”. Esta idea nos lleva a uno de sus primeros proyectos, titulado “Las Vírgenes”, en el que reinterpreta la imagen de la Virgen de Guadalupe, el máximo exponente de la buena madre, para transformarla en nuevas representaciones como Nuestra señora del patriarcado o Nuestra señora sumisión.

En 1989 formó junto a Víctor Lerma el colectivo Pinto mi raya, con el que desarrolla proyectos de lo que definen como “arte conceptual aplicado”, creando obras que pretenden intervenir de manera práctica su entorno proponiendo e implementando soluciones. Uno de los principales proyectos de Pinto mi raya es un archivo especializado en artes visuales en el contexto mexicano, que combinan con acciones e instalaciones como “Justicia y Democracia” o “Abrazos”, para la que contaron con la participación de sus seguidores en Facebook.

Mónica Mayer. Lo normal

En el año 2016 se celebró en el MUAC la exposición “Si tiene dudas… pregunte”, que hacía un recorrido a los cuarenta años de trayectoria de Mónica Mayer. El título de la muestra hace referencia a la performance “Parásito”, de 2005, en la que la artista se paseaba con un cartel en el que podía leerse la frase “Si tiene dudas… pregunte” con el objetivo de dialogar con el público. Por otra parte, Karen Cordero, la comisaria de la exposición, utiliza el término “retrocolectiva” (sugerido por la historiadora del arte argentina María Laura Rosa), en vez de retrospectiva, para hacer hincapié en el carácter participativo de la producción de Mayer. Tanto es así, que durante los seis meses que estuvo abierta al público, la exposición, que se concibió como un medio para seguir debatiendo sobre feminismo, acogió diferentes actividades como una Editatona para añadir más biografías de artistas mujeres mexicanas en Wikipedia, o la performance “Una jornada completa”, realizada en torno a una nueva reactivación de la pieza “El tendedero”, que llegó a mostrar más de cinco mil tarjetas. El día de la clausura de la exposición, Mayer y sus colaboradoras leyeron en voz alta los textos escritos en todas las tarjetas: “Leer los textos de las pequeñas hojitas rosas, tan íntimos y tan violentos fue terrible. A los 10 minutos ya quería darme un tiro. Era demasiado dolor y más que amplificar el sufrimiento a través de nuestras voces, me dieron ganas de arroparlo, de cuidarlo, de decirle que todo iba a estar bien.”

Pinto mi raya. Abrazos. Foto Ulises Valderrama

La obra de Mónica Mayer ha formado parte de importantes exposiciones, entre las que destaca Radical Women: Latin American Art (1960 – 1985), junto a artistas como Ana Medieta, Lygia Clark o Marisol Escobar. En España, Mayer y el colectivo Polvo de Gallina Negra han estado presentes en las exposiciones “La batalla de los géneros”, del Centro Galego de Arte Contemporáneo y “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina” del Museo Reina Sofía.

Etiquetas: , Last modified: 5 febrero, 2020